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DEHIDROEPIANDROSTERONA (DHEA)

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La DHEA es la más abundante de las hormonas esteroides producidas por las glándulas suprarrenales del organismo, el mayor precursor adrenal (dentro de la categoría de los querosteroides 17). Su molécula básica es el colesterol (como en cualquier esteroide). Actúa como precursora o prehormona de otras hormonas esteroides, incluidas estrógenos y testosterona. Al tratarse de un mineralocorticoide (ver el capítulo 8, dedicado al estrés), ayuda a regular los electrolitos biocríticos, el sodio y el potasio. Las concentraciones plasmáticas de DHEAS (conjugado de la DHEA) son entre 300 y 500 veces más altas que la propia concentración de DHEA y ésta, a su vez, presenta una concentración de 10 a 20 veces más alta que cualquier otro esteroide hormonal. La DHEA es una sustancia con un débil efecto androgénico y su concentración se halla sometida a una clara variación circadiana. Por su parte, la DHEAS está estimulada por la corticotropina (ACTH) y su respuesta a la estimulación disminuye de manera progresiva a medida que avanza la edad, presentando un pico hacia los 25 años para experimentar un gran descenso a los 70 años (Orentreich y col., 1992). El promedio de producción del hombre es de unos 30 mg al día aproximadamente; en la mujer, es la mitad de esa cantidad. Son significativas las considerables diferencias que ofrece la velocidad de declinar en la DHEAS, lo que se puede interpretar como un rasgo genético (Orentreich y col., 1992). Además, no hay que olvidar que las concentraciones de DHEAS pueden disminuir con la enfermedad, como se ha observado en la artritis reumatoide y en distintas formas de estrés (Goodyer, y col., en prensa; Hedman y col., 1992).

El feto empieza a producir DHEA en el segundo trimestre, lo cual estimula a la placenta a producir estrógenos y progesterona, para ayudar a la gestación. Con el nacimiento se detiene la producción, que comienza nuevamente a la edad de 7 u 8 años, preparando la pubertad.

La compleja formación de esta hormona es todavía un misterio. Algo que me ha parecido sorprendente es que se han encontrado en las células puntos de recepción específicos para la DHEA (Pascal, 1997). Se ha comprobado que la DHEA actúa como una hormona inhibitoria que bloquea los efectos negativos de otros corticoides producidos en exceso durante el estrés prolongado (ver el capítulo 8). Este factor, su capacidad de contrarrestar el efecto nocivo del estrés, podría ser el vínculo con los efectos que se le atribuyen sobre muchas enfermedades degenerativas y asociadas al envejecimiento. Sin embargo, lo que, por el momento, parece que casi nadie se atreve a confirmar es si sus efectos se derivan de la propia DHEA o de las hormonas sexuales y otros esteroides en los que se convierte.


La DHEA parece actuar como un «comodín» a nivel hormonal en la mujer, ya que, según Ebeling y Koivisto (1994), funciona tanto como estrógeno que como andrógeno, y la diferencia de sus efectos depende de la concentración hormonal del medio. Así, en una mujer premenopáusica hay una alta concentración de estrógenos, que contrarrestan el efecto androgénico de la DHEA; sin embargo, en la mujer posmenopáusica, al disminuir la concentración de estrógenos, la DHEA revierte su efecto y funciona como un estrógeno, evitando el efecto del nuevo medio hormonal de predominio androgénico, momento en el que la DHEA actúa como un estrógeno y, entre otras, tendría como consecuencia la protección de la patología cardiovascular. Los citados autores proponen que los enigmas sobre el papel de la DHEA y la DHEAS en la obesidad abdominal, la resistencia a la insulina, las enfermedades cardiovasculares o algunas formas de cáncer de mama pueden ser parcialmente explicados por su acción dual, es decir, como estrógeno o como andrógeno.

Ciclo del colesterol y los esteroides


¿MEDICAMENTO O COMPLEMENTO DIETéTICO?

La DHEA estuvo a la venta en España como medicamento específico para la menopausia. Sin embargo, los laboratorios retiraron hace tiempo el registro y para que esta hormona volviera a comercializarse se requeriría una nueva solicitud y, con ella, un nuevo expediente que demostrara sus riesgos y sus beneficios. Así como en cuestiones farmacéuticas la Unión Europea está muy armonizada, en suplementos dietéticos la legislación resulta dispar, por lo que en varios países esta hormona puede venderse bajo este concepto. De modo que, aunque está prohibida en España, se comercializa en Francia, al menos hasta donde tengo constancia, como suplemento nutricional. Es legal en Estados Unidos y en Internet, donde acuden quienes alaban sus efectos.

Desde el punto de vista administrativo, seguramente pronto se establecerá una normativa común para la Unión Europea. Intuyo que será considerado medicamento, ya que las directivas que se están estableciendo para complementos dietéticos, mucho menos controvertidos, presentan un talante restrictivo y favorecedor del sector farmacéutico. Por otro lado, desde el punto de vista bioquímico, la hormona se encuentra también en una frontera compleja de definir. Sin los efectos secundarios claros de los típicos medicamentos sintéticos, las moléculas lipídicas que la constituyen no parecen tener importantes efectos negativos, al menos inicialmente, pero en todas las publicaciones serias que he leído sobre la DHEA la incertidumbre sobre sus efectos a nivel endocrino, y por ende metabólico y general (especialmente a largo plazo), deben hacer, como mínimo, obrar con cautela, y no recomendarla indiscriminadamente como una «fórmula mágica» para estar siempre joven. Para concluir este apartado, indicaré algunas reglas básicas para tener en cuenta a la hora de decidirse a tomarla. Pero, en cualquier caso, debe ser recomendada por un profesional cualificado y preferiblemente tras realizar una analítica específica que aporte los datos necesarios para conocer la necesidad real. Sobre el tema de analíticas de la DHEA, la melatonina y la hormona del crecimiento el lector puede encontrar información útil en la sección «Contactos de interés», al final del libro.

INVESTIGACIONES Y ENSAYOS CLÍNICOS

La fama de la DHEA proviene de unos experimentos realizados en la década de los setenta con animales de laboratorio, que provocaron una gran expectación. Algunos ratones, con serios problemas de obesidad, eliminaron la grasa corporal y bajaron de peso; otros, predispuestos a sufrir un cáncer, no llegaron a desarrollarlo. Hubo incluso animales que experimentaron una mejoría notable de la memoria. También resultaron alentadoras las pruebas en seres humanos efectuadas en 1995 por el profesor Bauler, padre de la píldora abortiva RU-586, y por Françoise Foren, directora del Instituto Nacional de Gerontología de París.

Estudio 1

Investigación publicada por la American Academy of Science en 1994.

La investigación fue dirigida por el eminente endocrinólogo francés Etienne Émile Baulieu, en el Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica, de París (INSERM, por sus siglas en francés), con la ayuda del gerontólogo F. Forette. El estudio sirvió como base de varias docenas de investigaciones con DHEA en todo el mundo. A continuación, señalo algunas de las principales conclusiones.

Se trató de un estudio a doble ciego: evaluó el efecto de un suplemento diario de 50 mg de DHEA en 280 sujetos de edades entre 60 y 79 años (70 hombres y 70 mujeres de 60-69 años y 70 hombres y 70 mujeres de 70-79) en consulta geriátrica por diversos síntomas relativos a la edad, como la astenia, la pérdida de memoria, el dolor o la ansiedad. Estos sujetos nunca habían padecido una enfermedad severa o evolutiva (demencia, estado depresivo) conocida y no tenían ningún antecedente de cáncer hormonodependiente. Los pacientes fueron controlados cada 3 meses mediante un examen clínico completo. Se recogieron muestras de sangre y orina antes de la administración del suplemento de DHEA, y también al cabo de 6 y 12 meses y se midieron diferentes parámetros:

• 1. Hormonas esteroideas: testosterona, metabolitos derivados de la DHEA y estradiol.

• 2. Biomarcadores del metabolismo óseo: osteocalcina y fosfatasas alcalinas.

Conclusiones:

Metabolismo esteroideo

La administración del suplemento de DHEA conllevó diferentes variaciones según el sexo y la edad: los niveles de DHEA aumentaron el 300% con respecto a los valores de base, desde los 6 meses de toma del suplemento en todos los sujetos. En las mujeres de más de 70 años el incremento se situó en el 400%, aunque disminuyó después de 12 meses de aplicación del tratamiento.

Por otra parte, se apreció una elevación de la testosterona del 76% en las mujeres de menos de 70 años, desde los 6 meses de toma; esta tendencia se elevó al 115% en las mujeres de más de 70 años, aunque la progresión se estancó después de 12 meses de toma.

En paralelo a la elevación de la testosterona en las mujeres, los niveles de estradiol aumentaron un 40% en las de menos de 70 años y un 50% en las de mayor edad, después de 6 meses de administración del suplemento; luego la dosificación del estradiol descendió un 10%, después de 12 meses de toma.

Estos resultados pusieron en evidencia que la administración de un suplemento prolongado de DHEA en sujetos de edad avanzada situaba los niveles de la hormona a valores propios de jóvenes adultos. Esto se cumplió en los hombres sólo después de 6 meses de tratamiento y en las mujeres a partir de los 12 meses. Teniendo en cuenta estos datos, es importante no reducir las dosis del suplemento de DHEA antes del final de la prescripción, incluso aunque no se hayan alcanzado los efectos esperados, ya que parece existir un mecanismo adaptativo, que lleva a la autolimitación del nivel de las moléculas androgénicas.

En definitiva, el estudio demostró claramente que una dosis regular de 50 mg al día de DHEA durante 1 año no tiene efectos nocivos.

Metabolismo óseo

El sistema óseo está concebido para cumplir sus funciones hasta una edad avanzada, aunque puede estar expuesto a diversos riesgos, como traumatismos y deficiencias metabólicas. Las modificaciones de la matriz ósea conducen a la osteoporosis, proceso en el curso del cual la reabsorción ósea (actividad de los osteoclastos) prima sobre la osteoformación (actividad de los osteoblastos).

Los efectos hormonales de la DHEA disminuyen la actividad de los osteoclastos en provecho de la de los osteoblastos (por inhibición de la interleuquina, según el doctor Christopher de Jaeger).

En el estudio que estamos comentando, el suplemento de DHEA no modificó ninguno de los parámetros del metabolismo cálcico en los sujetos de menos de 70 años, a pesar de la presencia de una deficiencia en 25-hidroxivitamina D (< 12 ng/ ml). Al contrario, en dichos sujetos el índice biológico de la reabsorción ósea (evaluado por el péptido terminal del colágeno de tipo 1) disminuyó en un 11% después de 6 meses y en un 26% después de 12 meses de administración del suplemento. Este resultado abre perspectivas interesantes para la prevención de las 50.000 fracturas de cuello de fémur (de las cuales la mitad tienen consecuencias fatales) que se producen en Francia al año.

El tejido cutáneo

Al envejecer, la piel se seca, y luego se vuelve fofa y pruriginosa, efectos que son más visibles en las mujeres menopáusicas. La sequedad de la piel es el resultado de la disminución de la producción local de sebo.

La DHEA aumenta la producción de sebo por las glándulas sebáceas y atenúa los efectos del envejecimiento sobre la piel, gracias a una mejor hidratación, una menor pigmentación (efecto antirradicalario) y un aumento del espesor de la epidermis. Estas mejoras, notables sobre todo en las mujeres, sólo aparecen al cabo de 12 meses de toma.

Función sexual y bienestar general

Los resultados se han obtenido a partir de variados efectos: manifestaciones de la libido, signos físicos de excitación sexual, actividad sexual y sensación de bienestar general. La DHEA estimula la libido únicamente en las mujeres de más de 70 años y ello desde los 6 primeros meses de toma.

Por otro lado, el estudio ha permitido mostrar, en la mayoría de los voluntarios, un claro aumento de la sensación de bienestar físico y psicológico, hasta el punto de que algunos de ellos han pedido prolongar el experimento.

Estudio 2

Efecto beneficioso de la toma de DHEA en el VIH. Comentarios extraídos de la obra DHEA, ¿la hormona de la eterna juventud?, de Alana Pascal, nutricionista clínica y experta en terapias integrales.

Después de recordarnos someramente la importancia de la glándula timo, generalmente despreciada en la clínica convencional, la autora pasa a describir lo que se conoce como involución tímica, que no es otra cosa que el encogimiento normal que experimenta esta glándula con el paso del tiempo. Pascal destaca que, como sabemos, el estrés acelera este proceso (por una secreción crónica de glucocorticoides) y, como consecuencia, altera la función esencial de los linfocitos T. Es conocida la relación existente entre el empobrecimiento de los linfocitos T y el desarrollo del sida.

La autora menciona la importancia de la hormona del crecimiento (HC), de la que hablaremos posteriormente, para mantener la integridad del timo. Esta hormona también disminuye poco a poco a partir de la pubertad y es inexistente después de los 50 años. Afortunadamente, para compensar la producción de HC por la pituitaria, el cuerpo produce en el hígado otra sustancia, llamada factor de crecimiento, similar a la insulina (FCI). Aquí es donde interviene la DHEA, ya que estudios experimentales han demostrado que puede estimular la producción de FCI, que es capaz de invertir el encogimiento de la glándula timo y, como resultado, la producción de linfocitos CD-4 (McCoy, 1993). Esta peculiaridad de la DHEA, según A. Pascal, puede tener resultados muy positivos en personas seropositivas. De hecho, si el timo pudiera mantener su producción de CD-4, el VIH estaría inhibido y no progresaría hacia el sida.

Esta autora cita también los estudios de Rasmussen y col. (1995), quienes utilizaron DHEA para tratar a ratones infectados de sida y con criptococcia (infección parasitaria típica de estos pacientes), los cuales aumentaron las CD-8 y pudieron reducir significativamente las colonias de estos hongos. Finalmente, menciona sus propias experiencias personales, que confirman lo indicado: la DHEA, a través del FCI, puede invertir el deterioro del timo y estimular la producción de CD-4 y CD-8. Aunque esto sea especialmente interesante para pacientes con VIH, el efecto potenciador del sistema inmune, por parte de la DHEA, puede ser también otro de sus efectos más elogiados.

Estudio 3

Envejecimiento, DHEA y calidad de vida. Comentarios extraídos de la obra DHEA, mitos y realidades, del gerontólogo francés Christopher de Jaeger, uno de los autores de referencia en el estudio de esta hormona.

• La astenia es la primera causa de prescripción de DHEA en Estados Unidos: los pacientes señalan un evidente bienestar físico y psíquico, mejoran el sueño (existe una secreción independiente de DHEA producida por las mismas neuronas, con lo cual el déficit es compensado por el suplemento) y algunos manifiestan una disminución de sus dolores reumáticos, sin efectos indeseables.

• El estudio «Massachusetts male aging study», sobre la sexualidad de hombres entre 40 y 70 años, ha demostrado que existe una relación entre las tasas circulantes de DHEA y la impotencia. Paralelamente, se conoce la acción beneficiosa de esta hormona sobre la sexualidad: es transformada en testosterona, cuyos efectos en la potenciación de la libido en ambos sexos son bien conocidos. Pero la sexualidad es una interacción entre lo físico y lo psíquico. En este sentido, la DHEA favorece el sentimiento de bienestar, aumenta la energía, combatiendo la depresión, y mejora la libido.

• El proceso de la memoria es un fenómeno complejo que necesita concentración e integridad de los sistemas neuronales. La memorización implica la creación de nuevas sinapsis en el cerebro: el doctor estadounidense Eugene Roberts ha demostrado que la DHEA favorece el crecimiento y las interconexiones entre neuronas en cultivo celular. Por otra parte, inyectada en ratas de edad avanzada, permite aumentar significativamente sus capacidades amnésicas (que llegan a ser idénticas a las de ratas jóvenes de la población testigo). En la actualidad, se llevan a cabo numerosos experimentos en Estados Unidos (National Institute of Aging) con el fin de conocer el impacto de la DHEA sobre la pérdida amnésica asociada al Alzheimer.

• La DHEA parece desempeñar el papel de un agente inhibidor de la carcinogénesis. En 1974 el doctor Schwarts estudió las propiedades de la DHEA sobre el cáncer: según su estudio, protege al organismo contra numerosas sustancias cancerígenas e impide el desarrollo inicial de los cánceres. Los mecanismos de aparición y de desarrollo de éstos son complejos: el modo de acción de la DHEA no se ha determinado totalmente, pero algunos autores creen que actúa inhibiendo enzimas tales como la glucosa 6 fosfatodeshidrogenasa (G6FD), pieza esencial del metabolismo de la célula.

Otros estudios de interés

• Un estudio publicado en The Lancet (2001) indicaba que en una comparativa realizada sobre 5.000 mujeres, el cáncer de mama sobrevino a las que poseían una tasa de DHEA inferior a la media. En el caso de los hombres, este mismo estudio indicaba que de 49 hombres de menos de 56 años que habían sufrido un infarto, su tasa de DHEA también era inferior a la media.

• Se ha correlacionado la disminución de DHEA con las patologías involutivas y, en particular, con la apoplejía y la cardiopatía isquémica (Barrett-Connor y Elstein, 1994), así como con los cambios en la cantidad y distribución del tejido graso corporal (Williams y col., 1993), con la diabetes no insulinodependiente e incluso con algunas formas de cáncer (Ebeling y Koivisto, 1994).

• La DHEA reduce el desarrollo de estenosis vascular en transplante de corazón (Eich y col., 1993) y estimula la producción de citocinas en ratones (Daynes y col., 1990).

¿EXISTE LA DHEA VEGETAL?

Planteo esta pregunta porque con bastante frecuencia encontramos anuncios sobre productos vegetales que se anuncian como «DHEA activadores» o «DHEA precursores» e incluso como «DHEA natural», como si las moléculas lipídicas de la DHEA no fueran naturales. Todos estos mensajes crean confusión en el consumidor. Si una persona decide tomar esta hormona porque se la ha recomendado un profesional cualificado y, generalmente, tras comprobar los niveles de aquélla mediante una analítica de saliva, sólo puede tomar DHEA como tal, generalmente presentada en cápsulas de 25 o 50 mg. Entonces ¿qué son, en realidad, los llamados «precursores de la DHEA»? Lo más habitual es que se trate de algunos alimentos o nutrientes que, con una base lipídica, contienen ingredientes que el cuerpo metaboliza en ciertas hormonas, entre las que se encontraría la DHEA. Veamos dos ejemplos:

Dioscorea villosa (también llamada wild yam o ñame salvaje)

No me extenderé ahora acerca de las propiedades de esta planta, que trataré en la tercera parte de la obra, dedicada a los complementos dietéticos. Sólo presento su relación con la producción de DHEA.

La dioscorea contiene diosgenina, un esteroide saponáceo, que el cuerpo metaboliza en pregnenolona. Si observamos la tabla «Ciclo del colesterol y los esteroides» (página 47), veremos que la pregnenolona puede tomar una o dos rutas, pudiéndose descomponer en progesterona o en DHEA. La historia de la dioscorea como precursora de la progesterona cuenta con muchos años de investigaciones. Desde 1936 se han fabricado a partir de ella anticonceptivos orales, andrógenos, estrógenos, etc. En las dos posibles rutas de la pregnenolona es vital el estado de las enzimas encargadas de su posible conversión. Debido a que, con el paso de los años, la producción de DHEA, como he explicado, disminuye considerablemente, también lo hace la actividad de las enzimas relacionadas con su conversión. Ésta es la razón por la cual la pregnenolona, derivada de la diosgenina, podría seguir con mucha más facilidad la ruta a favor de la progesterona, en lugar de la de la DHEA. Así pues, la toma de dioscorea villosa (mejor aún administrada en gel a través de la piel, como indicaré en el capítulo dedicado a ella) conlleva beneficios muy interesantes al producir esteroides, estrógenos y andrógenos de manera natural, aunque no se puede afirmar que, finalmente, también se convierta en DHEA.

De cualquier manera, se dispone de numerosos estudios científicos a favor del uso de la dioscorea, con cuyo aporte se han asociado los siguientes beneficios:

• Regulación hormonal de la tiroides.

• Regula y estimula la progesterona.

• Normaliza los niveles de azúcar en sangre.

• Restaura la libido en las mujeres.

• Favorece la oxigenación celular.

• Contribuye a la prevención del cáncer de mama.

• Favorece la salud ósea.

Además, no existe duda alguna de que la dioscorea es un aliado vital en la profilaxis hormonal de mujeres de más de 50 años.

Himanthalia elongata

El extracto del alga Himanthalia elongata contiene una elevada tasa de fitosteroles (fracción de los lípidos insaponificables). En comparación con otros extractos lipídicos, como los aceites, posee un contenido de 20 a 40 veces superior:


Los insaponificables corresponden a los esteroles de los vegetales, es decir, a las hormonas esteroides de la planta. Los fitosteroles que han sido identificados en el alga Himanthalia elongata son los siguientes:


Todos estos esteroles son conocidos por sus propiedades anticolesterolemiantes y como precursores de otras moléculas esteroides, de estructura similar a la DHEA.

Varios estudios realizados recientemente parecen demostrar que estos esteroles son convertidos en metabolitos de la DHEA por las enzimas de los keratinocitos de la piel, cuando son aplicados sobre la misma mediante una crema vector. No debemos olvidar que la mayor cantidad de DHEA y sus enzimas se encuentran en la piel y en el cerebro.

Tomados como complemento alimenticio, parecen estimular la producción de DHEA a partir de los esteroles que contiene. Incluso en pequeñas dosis, es probable que suministren al organismo catalizadores para la síntesis de sus propios esteroides naturales y/o permitan resensibilizar sus receptores. No se han descrito efectos secundarios o precauciones para tener en cuenta en el uso del extracto de esta alga.

LA DHEA COMO SUPLEMENTO

Lo primero que se debe considerar es que no tiene ningún sentido tomar DHEA cuando uno es joven, y todos los investigadores parecen coincidir en que es a partir de los 35 años cuando puede estar indicada. También existe coincidencia sobre cuál es el momento del día más indicado para suplementar con DHEA: inmediatamente después de levantarse.

La mujeres menopáusicas deberían decantarse por la dioscorea villosa, es decir diosgenina = pregnenolona, antes que por la DHEA, ya que esta última estimula la producción de estrógenos, y como resultado también de estradiol, y en consecuencia el crecimiento de células tumorales, si las hubiere (Ebeling y col., 1994). Curiosamente, ocurre todo lo contrario en las mujeres premenstruales, en las que se asocia el cáncer hormonodependiente con la baja concentración de DHEA.

En el caso de los hombres hay que establecer una clara diferencia en función de la dosis del suplemento. Las dosis altas de DHEA (1.200 mg/día) se han asociado a un aumento de la dihidrotestosterona (DHT) y, como resultado, con mayores posibilidades de desarrollar una hipertrofia prostática (Roberts y Fitten, 1990). No debemos olvidar, además, que el 20% de las hipertrofias prostáticas están asociadas al cáncer de próstata. Sin embargo, en estudios posteriores se utilizaron dosis reducidas de 50 mg al día y se observó que no estimulaban los niveles de DHT y, por tanto, no presentaban riesgo alguno. Esta dosis de 50 mg al día es la que se suele recomendar en Estados Unidos y Francia con el objetivo de restaurar la DHEA a sus niveles juveniles.

Cuando se sigue cualquier otro tipo de tratamiento hormonal, bien sean anticonceptivos orales o terapia hormonal sustitutoria en la menopausia, puede ser arriesgado incrementar los niveles de DHEA más allá de los valores normales, por lo que es necesario realizar un estricto control analítico a quien decide tomarla en esas circunstancias.

No podemos asegurar cuáles pueden ser los resultados de ingerir la DHEA a largo plazo, cuando se superan los valores fisiológicamente normales. La que inicialmente fue presentada como una panacea para rejuvenecer y acabar con las enfermedades típicas de la edad avanzada, es mirada en la actualidad con algo más de escepticismo.

Mi conclusión final es que, probablemente, la suplementación con DHEA puede ser beneficiosa para muchas personas, aunque siempre supeditada a dos reglas básicas:

• Debe ir acompañada de unas recomendaciones nutricionales óptimas, ejercicio físico regular e incorporada dentro de un completo «plan de vida», que fomente la salud global.

• Es necesario conocer cuáles son los niveles individuales de esta hormona antes de iniciar la suplementación; si aquéllos se desconocen, nos podemos exceder en el aporte.

¿Qué método es más fiable para la valoración analítica de la DHEA?

La DHEA, igual que otras hormonas suprarrenales, está envuelta en proteínas. Estos «paquetes» son necesarios para que puedan ser transportados por la sangre. La analítica de sangre, en busca de DHEA y DHEAS, permite determinar el número de estos «paquetes» de hormonas, pero no proporciona una representación auténtica de la DHEA activa. Sin embargo, el análisis salival sí permite conocer el nivel de hormonas «libres» y la forma en que pueden ser asimiladas por los tejidos. Ésta es la razón por la que la mayor parte de las clínicas antiaging que recomiendan la DHEA realicen las analíticas en saliva y no en sangre.

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