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2 DEUDA Y DESTRUCCIÓN

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Todos nosotros nos enfrentamos a amenazas imprevistas que pueden alterar nuestras vidas: una enfermedad inesperada, una terrible tormenta o un incendio. Sabemos que debemos estar protegidos frente a tales contingencias y por ello adquirimos seguros que nos indemnizan cuando estos acontecimientos se producen. Esta es una de las formas más habituales en que nos relacionamos con los mercados financieros. Dejar que el sistema financiero en su conjunto asuma el coste de estos riesgos es mucho mejor que permitir que los asuma un agente individual.

Uno de nosotros (Amir) se crio en Topeka, en el estado de Kansas, cuyos habitantes siempre han tenido presente la amenaza de los tornados. Desde muy temprana edad, los niños de Kansas realizan simulacros de emergencias de tornados en las escuelas. Desalojan las clases, se reúnen en salas grandes y aprenden a acurrucarse al lado de la pared cubriéndose la cabeza y el cuello con las manos. Estos ensayos se llevan a cabo al menos dos veces al año. Los directores de las escuelas saben que deben estar preparados por si un tornado aparece de la nada. De forma similar, los propietarios de inmuebles de Kansas están preparados para los tornados gracias a que adquieren pólizas de seguros que los indemnizan si, Dios no lo quiera, un tornado destruye su casa. El dinero no puede compensar la pérdida de un hogar, pero garantiza que una familia pueda empezar a reconstruir su vida en esos momentos desesperados. Los seguros protegen a la gente. Esta es una de las principales funciones del sistema financiero.

Una caída de los precios de la vivienda, aunque se supone que no es peligrosa en términos de daños o de muerte, presenta otro serio riesgo imprevisto para los propietarios. El patrimonio inmobiliario es la única fuente de riqueza de muchos estadounidenses. Pueden depender de este para su jubilación o para pagar la educación universitaria de sus hijos. Una reducción drástica de los precios de la vivienda es igual de inesperada que un tornado que arrasa un pequeño pueblo de Kansas. Sin embargo, en el caso del riesgo asociado a los precios de los inmuebles, la dependencia del sistema financiero respecto a la deuda hipotecaria hace exactamente lo contrario a los seguros: concentra el riesgo en el propietario. Mientras que un seguro protege al propietario de la vivienda, la deuda lo pone en riesgo. A continuación explicamos el porqué.

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