Читать книгу La casa de la deuda - Amir Sufi - Страница 18

Cada año hay unas 350.000 liquidaciones de viviendas en Estados Unidos.¹⁰ Si una familia pierde su casa en una liquidación, la pérdida puede ser desastrosa. Tendrán que empezar de cero, los hijos tendrán que posponer o abandonar por completo la idea de ir a la universidad, y ciertas necesidades médicas no estarán cubiertas porque la familia ya no podrá permitirse esos gastos. Los tornados y los incendios son ejemplos de los riesgos a los que nos enfrentamos todos los días. No tiene sentido que los individuos soporten estos riesgos. Por ello, un sistema financiero sensato debería permitirnos que nos aseguremos de manera colectiva unos a otros frente a estos riesgos que están fuera de nuestro control. A todos nos supone un coste relativamente pequeño protegernos unos a otros de forma regular y, a largo plazo, todo el mundo gana. Cuando una familia es capaz de salir adelante después de un desastre, puede seguir cuidando de sus hijos y continuar trabajando. Nuestra productividad y nuestra felicidad globales son mayores.

La deuda es un antiseguro. En lugar de ayudarnos a repartir el riesgo asociado a la propiedad de una vivienda, lo concentra en quienes son menos capaces de soportarlo. Tal como hemos demostrado, la deuda amplificó de manera significativa la desigualdad durante la Gran Recesión. También deprimió los precios a través de las ejecuciones hipotecarias. Y, una vez que la caída en los precios de la vivienda había destruido el patrimonio neto de los propietarios endeudados, se produjo una consecuencia que demostró ser desastrosa: dejaron de gastar.