Читать книгу La casa de la deuda - Amir Sufi - Страница 8
LA EVIDENCIA INTERNACIONAL
ОглавлениеEsta pauta de grandes incrementos de la deuda de las familias y caídas del gasto previos a los desastres económicos no es exclusiva de Estados Unidos. La evidencia demuestra que esta relación es consistente a nivel internacional. Si analizamos la situación internacional, advertimos algo más: cuanto mayor es el incremento de la deuda, más severa es la caída del gasto. Un estudio de 2010 de Reuven Glick y Kevin Lansing sobre la Gran Recesión en dieciséis países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) demuestra que las naciones con los mayores incrementos de la deuda de las familias entre 1997 y 2007 fueron justo los mismos que sufrieron la mayor caída en el gasto de las familias entre 2008 y 2009.14 Los autores hallan una estrecha correlación entre el aumento de la deuda de las familias antes de la crisis y la reducción del consumo durante la Gran Recesión. Tal como constatan, el consumo cayó de forma más drástica en Irlanda y Dinamarca, dos países que habían experimentado grandes aumentos de la deuda de las familias a principios de los años 2000. Si el incremento de la deuda de las familias ya fue muy notable en Estados Unidos entre 2000 y 2007, este incremento fue todavía mayor en Irlanda, Dinamarca, Noruega, Reino Unido, España, Portugal y Países Bajos. Asimismo, si la caída del gasto de las familias ya fue dramática en Estados Unidos, fue incluso peor en cinco de estos seis países (con la única excepción de Portugal).
Un estudio realizado por investigadores del FMI (Fondo Monetario Internacional) amplía la muestra de Glick y Lansing hasta treinta y seis países, entre ellos muchos de la Europa del Este y de Asia, y se centra en datos de 2010.15 Sus resultados confirman que el aumento de la deuda de las familias es uno de los mejores indicadores de la caída del gasto de las familias durante las recesiones. El argumento que plantean estos estudios es sencillo: si hubiéramos sabido cuánto había aumentado la deuda de las familias en un país antes de la Gran Recesión, habríamos sido capaces de predecir exactamente qué países iban a sufrir la caída más intensa del gasto durante la Gran Recesión.
Pero esta relación entre el incremento de la deuda de las familias y la gravedad de la recesión ¿es específica de la Gran Recesión? En 1994, mucho antes de la Gran Recesión, Mervyn King, el anterior gobernador del Banco de Inglaterra, pronunció el discurso presidencial de la Asociación Económica Europea, que llevaba por título «Deflación de la deuda: teoría y evidencia». En la primera línea del resumen afirmaba: «A principios de los años noventa, las recesiones más severas se produjeron en aquellos países que habían experimentado el mayor incremento en la deuda privada».16 Durante la conferencia, documentó la relación entre el aumento de la deuda de las familias en un determinado país entre 1984 y 1988 y la ralentización del crecimiento económico de ese mismo Estado entre 1989 y 1992. Esta idea es análoga a la que Glick y Lansing y los investigadores del FMI utilizaron veinte años más tarde. Pese a que analizaban una recesión totalmente diferente, King encontró justo la misma relación: los países en los que más había aumentado la deuda de las familias —en particular, Suecia y Reino Unido— sufrieron las mayores caídas en la tasa de crecimiento durante la recesión.
Otro conjunto de crisis económicas susceptibles de análisis son aquellas que los economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff califican como las «cinco grandes» crisis bancarias de posguerra en el mundo desarrollado: España en 1977, Noruega en 1987, Finlandia y Suecia en 1991, y Japón en 1992.17 Los desencadenantes de estas recesiones fueron las caídas de los precios de los activos, que produjeron enormes pérdidas en el sector bancario. En todos los casos fueron crisis especialmente severas y los procesos de recuperación fueron lentos. Reinhart y Rogoff demuestran que estos cinco episodios estuvieron precedidos por grandes incrementos de los precios de los activos inmobiliarios y fuertes aumentos de los déficits por cuenta corriente (la cantidad que el país en conjunto toma prestada del exterior) de estos países.
Pero Reinhart y Rogoff no hacen hincapié en el patrón de comportamiento de la deuda de las familias que precedió a las crisis bancarias. Para arrojar un poco de luz a las pautas de la deuda de las familias, Moritz Schularick y Alan Taylor reunieron un excelente conjunto de datos que cubría todos esos casos excepto el de Finlandia. En los otros cuatro casos, las crisis bancarias descritas por Reinhart y Rogoff estuvieron precedidas por grandes incrementos de la deuda privada (categoría referida a la deuda de las familias y las empresas no financieras, en contraste con la deuda del Gobierno o de los bancos). Estas crisis bancarias fueron en cierto modo crisis de deuda privada, pues todas ellas empezaron con grandes incrementos de esta deuda, como había sucedido en los casos de la Gran Recesión y la Gran Depresión en Estados Unidos. Por tanto, las crisis bancarias y los notables aumentos de la deuda privada están íntimamente relacionados: la combinación de ambos cataliza las crisis financieras y, según demuestra la investigación pionera de Reinhart y Rogoff, están relacionados con las recesiones económicas más severas.18 A pesar de que las crisis bancarias pueden ser acontecimientos intensos que atraen la atención del público, debemos también reconocer los incrementos de la deuda de las familias que las preceden.
¿Qué aspecto de una crisis financiera es más importante para determinar la gravedad de una recesión: el incremento de la deuda privada o la crisis bancaria? La investigación de Òscar Jordà, Moritz Schularick y Alan Taylor ayuda a responder esta pregunta.19 Dichos autores analizaron más de doscientas crisis acaecidas en catorce países avanzados entre 1870 y 2008. Empezaron confirmando el patrón básico de Reinhart y Rogoff: las recesiones provocadas por crisis bancarias son mucho más severas que las consideradas normales. Pero Jordà, Schularick y Taylor también concluyen que las recesiones originadas por crisis bancarias están precedidas por un aumento de la deuda privada muy superior a las otras recesiones. De hecho, la expansión de la deuda es cinco veces mayor en el caso de una recesión provocada por una crisis bancaria. Por otro lado, las crisis bancarias con niveles bajos de deuda privada son similares a las recesiones normales. Por tanto, sin elevados niveles de deuda, las recesiones originadas por crisis bancarias no son excepcionalmente duras. Estos autores también demuestran que las recesiones normales con una deuda privada elevada son más severas que otras consideradas normales. Incluso si no existe una crisis bancaria, los niveles elevados de deuda privada hacen que las recesiones sean peores. Muestran, sin embargo, que las peores recesiones incluyen tanto un elevado nivel de deuda privada como una crisis bancaria.20 La conclusión de Jordà, Schularick y Taylor a partir de su análisis de una enorme muestra de recesiones es clara:
Documentamos, por lo que sabemos por primera vez a lo largo de más de un siglo de historia económica moderna de los países avanzados, una estrecha relación entre el aumento del crédito durante un período de expansión y la severidad de la recesión subsiguiente [...].
Demostramos que los costes económicos de las crisis financieras pueden variar considerablemente dependiendo del apalancamiento en que se había incurrido durante la etapa de expansión previa [la cursiva es nuestra].21
En conjunto, tanto la evidencia internacional como la de Estados Unidos revela una pauta consistente: los desastres económicos casi siempre están precedidos por un gran aumento de la deuda de las familias. De hecho, esta correlación es tan sólida que está lo más cerca de una ley empírica a lo que se puede aspirar en el campo de la macroeconomía. Además, los grandes incrementos de la deuda de las familias y los desastres económicos parecen estar vinculados entre sí a través de caídas drásticas del gasto.
En resumen, un análisis inicial de la evidencia empírica sugiere una relación entre la deuda de las familias, el gasto y las recesiones severas. Pero la relación exacta entre los tres fenómenos no está clara. Esto permite plantear interpretaciones alternativas, y, de hecho, muchos economistas inteligentes y respetables han buscado otras explicaciones. Afirman que la deuda de las familias no es el factor principal que explica las recesiones severas sino, en gran medida, un elemento secundario.