Читать книгу La casa de la deuda - Amir Sufi - Страница 23
ALGO MÁS QUE EL EFECTO RIQUEZA
ОглавлениеNuestra investigación analiza directamente si la PMC varía según la renta y el apalancamiento de las familias, a partir de información a nivel local sobre compras de automóviles. Los datos a nivel local nos permiten analizar qué ocurre en aquellos condados que sufrieron los mayores shocks en la riqueza neta, para ver si redujeron más el gasto durante la Gran Recesión. En concreto, nuestra investigación calcula cuánto redujo el gasto en automóviles una familia con un elevado apalancamiento si la comparamos con otra que tiene un apalancamiento reducido, en respuesta a una misma caída del valor en dólares del precio de su vivienda. En otras palabras, calcula cómo varía la PMC con respecto a la riqueza inmobiliaria en función del apalancamiento de las familias durante la Gran Recesión.
Los resultados son espectaculares e indican de forma consistente que la familia D del ejemplo anterior reduciría el consumo mucho más que la familia N. En el mundo real, en 2006, una familia con una ratio préstamo-valor de la vivienda del 90% o más tenía una PMC con respecto a la riqueza inmobiliaria más de tres veces superior a la de una familia con una ratio préstamo-valor de la vivienda del 30% o menos. Por ejemplo, ante una caída de 10.000 dólares en el valor de la vivienda, las familias con una ratio préstamo-valor de la vivienda superior al 90% redujeron el gasto en automóviles en 300 dólares. Las familias con una ratio préstamovalor de la vivienda inferior al 30% redujeron el gasto en automóviles en menos de 100 dólares. Ante exactamente la misma reducción en dólares en el valor de la vivienda, las familias con más deuda redujeron el gasto de forma mucho más drástica. El gráfico 3.3 muestra las estimaciones de las PMC según la distribución del apalancamiento. Existe una relación sólida: cuanto mayor es el apalancamiento en la vivienda, de manera más drástica recorta la familia el gasto cuando baja el valor de la casa.
La existencia de una mayor PMC con respecto al patrimonio inmobiliario de las familias con mucho apalancamiento es uno de los resultados más importantes de nuestra investigación. Lo primero que implica es que la distribución de la riqueza y la deuda es importante. Durante la Gran Recesión, las caídas de los precios de la vivienda no significaron lo mismo para las familias con mucho apalancamiento que para aquellas con poco apalancamiento: la caída fue mayor entre las familias que tenían mayor apalancamiento. Tal como hemos expuesto en el capítulo anterior, se trataba de aquellas familias con un bajo patrimonio neto y con toda su riqueza vinculada al patrimonio inmobiliario. En consecuencia, el derrumbe del mercado inmobiliario fue especialmente tóxico para ellas. No solo disminuyeron los precios, sino que además se redujeron más para las familias con la mayor PMC con respecto a la riqueza inmobiliaria. Expresado de otra forma, la reducción del gasto entre 2006 y 2009 habría sido mucho menos severa si los precios de la vivienda hubieran caído más para las familias con bajos niveles de deuda y una gran cantidad de activos financieros.5
Gráfico 3.3. PMC en función de la ratio de apalancamiento de la vivienda
Las diferencias en la PMC entre la población también pueden ayudar a comprender otros espectaculares hundimientos de precios de activos, como el estallido de la burbuja de las punto-com a principios de los años 2000. No deberíamos olvidar que esta crisis supuso una enorme pérdida de riqueza. Entre 2000 y 2002, las familias de Estados Unidos perdieron 5 billones de dólares en activos financieros, sobre todo como consecuencia de la caída del valor de las acciones. Estas pérdidas son muy similares a las pérdidas de patrimonio inmobiliario durante la Gran Recesión. Aun así, a pesar de la caída drástica de la riqueza financiera que se produjo durante la crisis de los valores tecnológicos, el gasto de las familias apenas se resintió. De hecho, el gasto de las familias aumentó un 5% entre 2000 y 2002. Esta cifra es inferior al 15% de incremento del gasto que se produjo entre 1998 y 2000, pero queda lejísimos de la caída del 8% experimentada entre 2007 y 2009.
Por tanto, el estallido de la burbuja tecnológica tuvo como resultado una enorme pérdida de riqueza en las familias, pero tuvo escaso efecto sobre su gasto, mientras que el estallido de la burbuja inmobiliaria durante la Gran Recesión tuvo un enorme efecto. ¿Por qué? El diferencial en las PMC que hemos mostrado nos da la respuesta: las acciones tecnológicas eran propiedad de familias muy ricas prácticamente sin apalancamiento financiero. En 2001, casi el 90% de las acciones de Estados Unidos eran propiedad del 20% más rico de la población. Estas familias tenían una ratio de apalancamiento de solo el 6% (es decir, tenían solo 6 dólares de deuda por cada 100 dólares de activos). Las familias ricas con poca deuda tienden a poseer una PMC muy baja con respecto a la riqueza. En consecuencia, no debería sorprendernos que el estallido de la burbuja tecnológica apenas tuviera impacto en el gasto.
La comparación entre el hundimiento de la burbuja tecnológica y el de la burbuja inmobiliaria nos ofrece una lección provechosa a medida que avanzamos en el análisis. Las caídas de los precios de los activos no son nunca algo bueno. Pero son extremadamente peligrosas cuando el activo se halla muy apalancado. La combinación de elevados niveles de deuda y una caída abrupta de los precios de los activos conduce a un descenso espectacular del gasto.