Читать книгу Insta-brain - Anders Hansen - Страница 15

LA AMÍGDALA: EL DETECTOR DE HUMOS DEL CEREBRO

Оглавление

Un día de verano de 2018, iba paseando por un verde y empinado prado de los Alpes italianos cuando, de repente, me quedé petrificado sin saber por qué. Menos aún entendí la razón por la que, de pronto, el corazón empezó a latirme deprisa y con fuerza. Un amigo, que venía conmigo y caminaba unos metros detrás de mí, me preguntó sorprendido si me encontraba bien. Entonces comprendí lo que acababa de suceder. Frente a mí, extendida sobre la hierba, había una manguera de plástico gris de un par de metros de largo que se podía confundir fácilmente con una serpiente. Sin ser yo consciente de ello, mi cerebro había examinado el entorno; al detectar un posible peligro, había hecho sonar la alarma y había hecho que me detuviera al instante.

En la actualidad, sabemos cuál es la anatomía de dicha reacción. El protagonista del drama es la amígdala, una parte del cerebro que debe el nombre a su parecido con una almendra (α′μυγδαλη′, amygdalē, en griego).

Se descubrió y se la bautizó en la década de 1980. Poco más tarde, se tuvo constancia de que esa parte anatómica, en realidad, abarcaba más regiones cerebrales que la pequeña estructura en forma de almendra apreciada en las primeras observaciones. No obstante, a esas alturas, su nombre ya estaba tan establecido dentro de la comunidad científica que se decidió no reemplazarlo.

La amígdala posee varias funciones de gran relevancia. Desempeña un papel esencial, por ejemplo, en relación con los recuerdos y las emociones; sobre todo, a la hora de interpretar los sentimientos de los demás. Pero quizá su tarea más importante sea la de buscar amenazas en nuestro entorno y hacer sonar la alarma en cuanto detecta el más mínimo indicio de peligro. Para ella, disparar la alarma significa poner en marcha el sistema de respuesta al estrés; es decir, el eje HPA. La forma en que opera suele denominarse «principio del detector de humos»: al igual que un detector de humos, prefiere pasarse y advertir de un posible «incendio» (a pesar de que luego resulte ser una falsa alarma) que quedarse corta. Es una señal preventiva rápida, aunque no muy precisa. Mi amígdala notó algo que podría ser una serpiente y, de inmediato, pulsó el botón, así que me detuve. Más vale prevenir que curar.

LA JUSTA MEDIDA DE ESTRÉS

Para nosotros, la palabra «estrés» tiene siempre connotaciones negativas. Sin embargo, en su justa medida, es algo que necesitamos para funcionar adecuadamente. A corto plazo, es un mecanismo de defensa que nos permite concentrarnos mejor y que agudiza nuestras capacidades mentales. Es decir, no pasa nada por tener un día o una semana difícil en el trabajo.

El sistema de respuesta al estrés del cuerpo humano es fundamental para que podamos movernos con normalidad en nuestra rutina diaria. Es algo que puede constatarse si vemos lo que les ocurre en los laboratorios de investigación a los conejillos de Indias a los que se les ha eliminado el eje HPA. Los animales se comportan de forma apática, sin reaccionar a nada, algunos de ellos ni siquiera a la comida. Un patrón de conducta similar al que, de vez en cuando, puede verse en personas con síndrome de fatiga crónica —una enfermedad en la que el paciente experimenta tal cansancio que, en ocasiones, apenas es capaz de levantarse de la cama—, las cuales tienen problemas a la hora de activar con normalidad el eje HPA. En estos casos, es probable que el factor determinante que da lugar a dicha disfunción sea precisamente una sobrecarga prolongada e intensa del sistema de respuesta al estrés, que haya dejado hecho polvo a dicho eje.

Como leíste al principio del libro, casi todas las generaciones que han vivido en este planeta se han visto rodeadas de amenazas para la vida; de hecho, la mitad de sus integrantes no llegaban a su décimo cumpleaños. Desde una perspectiva histórica, el principio del detector de humos ha tenido una importancia capital. El que huye de todo aquello que se parece a un león tiene más posibilidades de sobrevivir que el que, ante la duda, se queda a comprobar si, en efecto, lo es o no. Mejor pasarse un poco que quedarse corto si esto último puede acarrear consecuencias fatales. Así pues, la descuidada sobreactuación de la amígdala tiene su razón de ser.

Insta-brain

Подняться наверх