Читать книгу GEOdiseño - Carl Steinitz - Страница 9
CAPÍTULO 1 Una colaboración necesaria
ОглавлениеLA MEJOR DEFINICIÓN DE PROYECTO procede del economista y politólogo Herbert Simon (1916-2001): “proyecta todo aquel que idea acciones dirigidas a cambiar situaciones existentes por otras preferidas”1. Hay una gran variedad en el modo en que la gente proyecta, el “Método para Proyectar” no existe, y como no hay un único método de proyectar, tampoco hay un único método de geodiseño. Sin embargo, todo proceso de proyectar para un área geográfica —el “contexto geográfico”— puede y debe ser organizado respondiendo a seis cuestiones que son la base para el marco metodológico propuesto en este libro2:
1. ¿Cómo debería ser descrita el área de estudio?
2. ¿Cómo funciona el área de estudio?
3. ¿Funciona adecuadamente el área de estudio?
4. ¿Cómo podría ser cambiada el área de estudio?
5. ¿Qué diferencia pueden causar dichos cambios?
6. ¿Cómo debería ser cambiada el área?
El geodiseño se basa y está formado por un conjunto de cuestiones y métodos necesarios para resolver grandes, complicados e importantes problemas de proyecto y planificación, a menudo a escala geográfica, que van desde el vecindario y la ciudad, a una región o a una cuenca hidrográfica. Como muchos problemas en el mundo, generalmente estos no están bien definidos, no son fáciles de analizar y tampoco de “resolver”. Nos movemos en este complicado mundo, pretendiendo que sea simple. A veces entendemos solo parcialmente los problemas, porque evolucionan a lo largo del tiempo e involucran a muchos actores y puntos de vista enfrentados. Lo que sí sabemos es que los problemas son muy importantes y que están por encima del alcance o conocimiento de un único individuo, disciplina o método. Sin embargo, dichos problemas requieren colaboración y modos de organizar dicha colaboración (figura 1.1). Las personas deben comenzar por entender la complejidad, y solo después encontrar formas de colaborar, sencillamente porque ninguno de nosotros lo sabe todo. Necesitamos encontrar gente que sepa lo que nosotros no sabemos y averiguar formas para trabajar juntos.
Figura 1.1: El territorio puede ser modificado a través del geodiseño. | Fuente: C. Steinitz.
La práctica del geodiseño requiere colaboración entre los profesionales del proyecto, de las ciencias del territorio, de las tecnologías de la información y la población local (figura 1.2). Por ello es necesario un marco metodológico general que permita a estas disciplinas evolucionar y colaborar de un modo más eficiente. El objetivo fundamental de este libro es contribuir a encontrar este marco metodológico.
Se necesitan cuatro grupos de gente para esta colaboración y juntos son los que forman un equipo de geodiseño. Primero está la población local, un grupo que cambia en función del área geográfica de estudio. La población local tiene dos funciones principales: la necesidad y la demanda del estudio de geodiseño, en el que contribuyen con aportaciones esenciales y la revisión y toma de decisiones finales sobre qué, dónde y cómo se deben realizar los cambios en el área de estudio. Los otros tres grupos son (1) los científicos con una orientación social, geográfica y territorial: geógrafos, hidrólogos, ecologistas, algunos economistas, algunos sociólogos, etc.; (2) los profesionales del proyecto: arquitectos, planificadores, urbanistas, arquitectos del paisaje, ingenieros civiles, banqueros, abogados; y (3) sus técnicos.
Existen grandes diferencias y considerables solapes entre y dentro de estos grupos, pero aún así tienen que trabajar juntos. ¿Dónde están los ejes de colaboración? Muchos proyectistas utilizan tecnologías y piensan que conocen la ciencia, pero no hablan con la población local. Muchos científicos con orientación territorial utilizan tecnologías para modelizar y comprender el medio ambiente, pero no proponen cambios de futuro. Vemos a la población local utilizando tecnología y dibujando sus propios mapas, pero esto, ¿qué aporta a otros? Probablemente, los técnicos subestiman la dificultad de esta colaboración porque, con frecuencia, piensan que la respuesta la puede proporcionar un programa de ordenador. Desde mi punto de vista, la parte más sencilla de la colaboración es la tecnológica y la más complicada la población local, y el equipo de geodiseño los debe entender, ya que son aquellos que solicitan la realización del estudio y los que decidirán lo que ocurra en el futuro.
Figura 1.2: La práctica del geodiseño requiere colaboración entre los profesionales del proyecto, de las ciencias del territorio, de las tecnologías de la información y la población local. | Fuente: C. Steinitz.
La relación entre los profesionales del proyecto y los que se dedican a las ciencias del territorio es una de las más polémicas en un equipo de geodiseño. Las ciencias del territorio construyen un modelo basado en el pasado y el presente para trasladarlo al futuro. Estos profesionales son muy válidos entendiendo el pasado y el presente, pero no lo son tanto a la hora de pensar en el futuro. En cambio, los proyectistas y planificadores piensan mucho en el futuro, pero no conocen suficientemente el presente y el pasado. De ahí la oportunidad de generar una necesaria simbiosis, que aunque resulte obvia, no es fácil de conseguir. Yo no estoy interesado en formar a gente que se autodenomine “geodiseñador” ni trabajar en algo llamado “geodiseño”; yo estoy interesado en que la gente colabore, que conozca aquello que está haciendo, que esté segura de lo que hace y que no pierda su identidad durante el proceso. Eso es lo que pienso como geodiseñador, ni es una persona, ni es una cosa, es un proceso de colaboración basado en preguntas y métodos.