Читать книгу Introducción a la historia económica mundial (2ª ed.) - Carles Sudrià Triay - Страница 52
3. La Revolución Industrial 1. ¿Qué entendemos por Revolución Industrial?
ОглавлениеEl hombre, en su evolución, solo ha provocado dos grandes revoluciones (Cipolla, 1969): la revolución agraria del neolítico (a la cual nos hemos referido en el capítulo 1) y la Revolución Industrial, que tuvo lugar en Gran Bretaña entre 1760 y 1830, y que se halla en la base de la economía y la prosperidad actuales.
Denominamos Revolución Industrial a la mutación provocada por el inicio de un proceso irreversible de crecimiento fuerte y autosostenido en la producción de bienes y la productividad de los factores, generado por la invención y la aplicación de nuevas máquinas, el uso de nuevas energías más potentes, más versátiles y más baratas, tanto en la producción como en el transporte, y la introducción de cambios relevantes en los materiales básicos de la producción industrial y en la organización del trabajo, que se concentra en la fábrica.
La Revolución Industrial fue una transformación rápida (1760-1830), localizada en Gran Bretaña, concentrada en unos pocos procesos industriales, preparada y sostenida por el crecimiento agrario y con el apoyo del poder del estado (O’Brien, 1993). Su concepto central es la innovación, cuyos orígenes se asociaron normalmente al trabajo en la fábrica, la aplicación de la energía de vapor y un uso intensivo del capital. Sin embargo, antes de 1850 estas innovaciones solo afectaban a unos pocos sectores.
Así pues, la Revolución Industrial no supuso un cambio revolucionario en el crecimiento económico, sino que únicamente inició el proceso con una fuerte y autosostenida aceleración, seguida de un proceso de difusión a otros sectores productivos y a otros países, que recibe el nombre de industrialización, y que culmina en la sociedad industrial cuando la mayor parte del valor añadido y del empleo de un país no proviene del sector primario. La difusión de la Revolución Industrial se produce a ritmos muy distintos, y en la actualidad muchos estados no han alcanzado aún el nivel de sociedades industriales.
La sociedad industrial no viene definida por el sector secundario o industrial, ya que, a la larga, el sector terciario, el comercio y los servicios van más allá del sector industrial. No obstante, eso es precisamente consecuencia del crecimiento industrial en dos sentidos: la industria es capaz de producir más con menos mano de obra, y los beneficios y la ocupación generados por el comercio y los servicios en gran parte se basan en la producción industrial o tienen como finalidad apoyarla.
Por otro lado, la Revolución Industrial fue más que una revolución técnica: fue una revolución económica con importantes efectos sociales y políticos, que representaron el paso definitivo del feudalismo al capitalismo. Eso significa que el factor capital, la inversión en máquinas, edificios y materias primas, adquiere más importancia que el factor trabajo. Además, ya no es el hombre quien marca el ritmo de la producción, sino la máquina. El resultado a largo plazo fue una transformación radical de las estructuras económicas y sociales: la sociedad industrial se diferencia de la anterior sociedad agrícola a todos los niveles, si bien es cierto que ambas convivirán largamente y en estrecha relación hasta nuestros días.
Hoy en día se considera que el crecimiento económico moderno empieza en el siglo XVII, y en algunos aspectos incluso antes, alrededor del mar del Norte, y más concretamente en Inglaterra y Holanda. Pero este era un crecimiento smithiano, de base orgánica, basado en el comercio internacional, la división del trabajo y la revolución agrícola, que impulsaba sobre todo el crecimiento de la población y solo secundariamente la renta per cápita. Así, mientras que de 1500 a 1800 la renta per cápita pudo haber crecido en el mejor de los casos un 25%, entre 1800 y la actualidad la renta per cápita de los países industrializados se ha multiplicado como mínimo por 15, de forma que la Revolución Industrial marca la divisoria entre la pobreza y la prosperidad (van Zanden, 2009).