Читать книгу Introducción a la historia económica mundial (2ª ed.) - Carles Sudrià Triay - Страница 58
3.4 La minería y la industria química
ОглавлениеA pesar de que las innovaciones en los sectores algodonero, siderúrgico y energético fueron las básicas, otros sectores experimentaron también transformaciones estratégicamente importantes para la Revolución Industrial. De estos sectores destacan la minería y la química.
Por desgracia, la minería no es fácil de mecanizar; solo la extracción de agua se beneficiaba de los primitivos bombeos de Savery o de Newcomen. En este sector, y especialmente en lo relacionado con el carbón, lo verdaderamente revolucionario fue la cantidad extraída, dada la elevada demanda generada por los altos hornos, las máquinas de vapor y posteriormente el ferrocarril, además de su importante uso anterior, tanto industrial como doméstico. Así, en 1800 Gran Bretaña producía y consumía cinco veces más carbón que toda la Europa continental. A pesar de la presión por encontrar innovaciones que permitieran explotaciones a más profundidad y más seguras, solo hubo una innovación importante: la lámpara de seguridad de H. Davy (1815), que medía la concentración de grisú y permitía evitar las explosiones derivadas.
En la industria química, el siglo XIX fue un momento de grandes transformaciones en toda Europa. De hecho, en este sector la Revolución Industrial británica se benefició de la aplicación de innovaciones que provenían la mayoría de las veces de otros países. Las transformaciones en la industria química fueron importantes, sobre todo, por las ventajas que ofrecían y por los cuellos de botella que ahorraban, pero no dieron origen a grandes fábricas ni a concentraciones industriales.
Los principales cambios fueron:
1 El paso de la obtención de los productos en el laboratorio, en pequeñas cantidades, a la fabricación industrial. El ejemplo más claro en este campo es la sustitución de la obtención del ácido sulfúrico en campanas de vidrio por su obtención en cámaras de plomo (innovación de John Roebuck, hacia 1760). El nuevo procedimiento permitía multiplicar por 100 la producción y reducir el precio a menos de una sexta parte.
2 El descubrimiento de nuevos procedimientos para obtener los mismos productos, a partir de materias primas más abundantes y más baratas, en gran parte como consecuencia de la sustitución de materias primas orgánicas por inorgánicas.
3 El aprovechamiento de los subproductos como base de nuevos procesos químicos.
4 El descubrimiento de productos químicos nuevos.
Por poner solo un ejemplo: antes de teñirlos, los tejidos de algodón se tenían que blanquear. Tradicionalmente eso se hacía mojándolos en suero de leche o, en la segunda mitad del siglo XVIII, con ácido sulfúrico diluido y exponiéndolos largamente al sol en los llamados prados de indianas. Con este procedimiento, hacia 1830 blanquear la producción británica de tejidos de algodón habría exigido que toda Inglaterra se convirtiera en un inmenso prado de indianas. Por suerte, en 1785 el francés Claude Berthollet había obtenido un producto químico a base de cloro que era un blanqueador eficaz y que fue mejorado por otro francés, Charles Tennant, que trabajaba en Inglaterra. La industria algodonera pudo así continuar creciendo. Otra innovación química importante fue el procedimiento Leblanc (otro francés) para obtener sosa cáustica (1789). En cambio, el otro gran producto básico de la química, la potasa, no pudo ser sintetizado y continuó siendo durante toda la etapa un producto orgánico obtenido de la calcinación de la madera. Hacia 1830, solo en Canadá se destruían cada año cuatro millones de toneladas de madera para producir potasa, con un rendimiento mínimo: solo 35.000 toneladas de potasa, menos de un 1%.
De todas las innovaciones químicas, la que tuvo una repercusión más rápida y general fue sin duda el gas, resultado de una larga serie de mejoras. Las primeras lámparas de gas fueron obra del francés Lebon, y funcionaban con gas obtenido de la destilación de carbón vegetal. En Gran Bretaña, Murdock (1798) obtuvo un gas mejor a partir de carbón mineral: en 1807 las fábricas de Manchester ya estaban iluminadas por gas, al igual que algunas calles de Londres. Las innovaciones siguientes fueron la distribución de gas mediante cañerías y el invento del contador, que permitía conocer la cantidad gastada por cada uno de los abonados. En 1823 tres compañías de distribución de gas se hacían la competencia en Londres.