Читать книгу Gente de tango - Carlos Federico Torres - Страница 13

Оглавление

212. Pacheco, Héctor

Cantor nacido el 15 de marzo de 1918 en Marcos Juárez, provincia de Córdoba, localidad en la que su padre se desempeñaba como funcionario del conocido Molino Minetti. Su verdadero nombre era Antonio Lino Ingaramo.

Cuando el futuro cantor tenía un año de edad, la familia se trasladó a la ciudad de Rufino, en el extremo sur de la provincia de Santa Fe. Allí, Antonio permaneció durante quince años, aunque realizaba sus estudios en la ciudad de Córdoba, en la que también comenzó a estudiar la técnica de ejecución del violín.

Precisamente, su primera actividad profesional fue su ingreso como violinista a una formación dirigida por Luis Visca, quien desvinculado de la orquesta que codirigiera con Juan D’Arienzo, se había radicado en Cañada Seca, localidad cercana a Rufino.

Cuando Antonio tenía dieciséis años, la familia se mudó a la ciudad de Santa Fe, donde comenzó a actuar ya como cantor en la Radio lt9, por entonces llamada Radio Santa Fe, como asimismo en cines, teatros y clubes de esa capital provincial. Fue en dos populares cines del centro de esta ciudad, el Mayo y el Doré, en los que a comienzos de 1939, se organizó un concurso de cantores, cuyo ganador fue el joven Ingaramo.

Dado que el premio consistía en un contrato para actuar en la Radio lt3 Cerealista de Rosario, Antonio se trasladó a esa ciudad, donde a poco tiempo de actuar en la mencionada emisora —en la que era presentado como Antonio Ingaramo, el rufinense—, ya había consolidado un importante prestigio.

Así fue como a comienzos de 1940, se trasladó a Capital Federal, donde realizó una prueba para ingresar a la orquesta de Juan D’Arienzo en reemplazo del recientemente desvinculado Alberto Echagüe, pero no pudo concretarse porque el seleccionado luego de un cotejo final entre ambos fue Alberto Reynal.

De inmediato, y utilizando por primera vez el seudónimo de Héctor Pacheco que lo acompañaría a partir de entonces durante toda su carrera artística, se presentó a un concurso que organizaban en conjunto las radios Argentina y Prieto, en el que resultó triunfador junto con la cancionista María del Solar.

En ese mismo año 1940, se incorporó como vocalista de la orquesta de Alberto Pugliese, hermano de Osvaldo, con la que debutó en el local nocturno Coté D’Azur y en lr6 Radio Mitre, en la que sustituyó a Héctor Mauré.

En 1941, ingresó a la orquesta de Pedro Maffia, a fin de actuar con esta agrupación en el cabaret Tibidabo.

En este mismo año, formó parte del elenco de Yo soy el tango, espectáculo musical que se escenificaba en el teatro Buenos Aires.

En 1947, Pacheco se incorporó a la orquesta del bandoneonista Alfredo Attadía, con la que actuó en radio El Mundo y en los locales nocturnos Chantecler, Ocean Dacing y Moulin Rouge, con la que además en ese mismo año realizó la grabación de un disco de 78 revoluciones para el sello Lince, en el que se incluyeron dos temas de índole política: el tango Descamisado y la marcha peronista.

Con esta misma orquesta, grabó para el sello Odeon, en 1948, la Milonga para Gardel, perteneciente a Carlos Viván y Horacio Sanguinetti.

Al año siguiente, Pacheco decidió presentarse como solista, recurriendo para ello al acompañamiento de un cuarteto integrado por Anselmo Aieta, en bandoneón; Bernardo Sevilla, en violín; Armando Baliotti, en piano, y Luis Adesso, en contrabajo.

Con estos músicos, realizó audiciones en radio Splendid y emprendió luego una gira por las provincias de Río Negro y Neuquén, la que se extendió durante tres meses.

Al regreso de ella, Pacheco y sus acompañantes se presentaron en el café Ateneo de la ciudad de Montevideo.

En 1951, inició una etapa fundamental en su trayectoria de cantor, al incorporarse a la orquesta de Osvaldo Fresedo en reemplazo de Armando Garrido, vocalista que había decidido continuar su carrera en la orquesta de Lucio Demare.

Transitoriamente, como único vocalista de la formación, el 13 de abril de ese año realizó su primera grabación con la orquesta del Pibe de la Paternal, dejando registrado para el sello Columbia nada menos que Discepolín, el tango cuya poesía había ideado Homero Manzi desde su lecho de enfermo terminal muy pocos días antes de esa grabación, y a la que Aníbal Troilo puso música ni bien el poeta se la trasmitiera telefónicamente.

Para el mismo sello grabador, también en 1951 quedaron registrados otros dos temas de Pacheco con esta orquesta: n.p. (es decir No place) y Daño, serie que se completó al año siguiente con diecisiete grabaciones más, entre ellas las de los temas Pero yo sé, Ninguna, Silbando, Pampero, Vida mía, Sollozos, La casita de mis viejos, Fugitiva y Patotero sentimental, por nombrar sólo una parte de una exitosa sucesión de grabaciones de perdurable difusión hasta nuestros días.

En 1953, incorporado el cantor Carlos Barrios también como vocalista a la orquesta de Fresedo, ésta comenzó a grabar para el sello Odeon, participando Pacheco en cinco grabaciones en ese mismo año, entre ellas las siempre recordadas de los tangos Cuando cuentes la historia de tu vida, Pasión inolvidable y Lluvia sobre el mar.

En 1954, intervino en las grabaciones de los tangos Y total para qué y Perdóname; en tanto que en 1955 también los hizo en otras dos: las de los temas Muñequita de París y Algún día volverás.

Por otra parte, durante el lustro de permanencia con Fresedo, participó también en programas de emisoras radiales, bailes en clubs y actuaciones en locales nocturnos, destacándose entre éstos la lujosa boite Rendez Vois, que a mediados de la década del cincuenta instaló el propio Fresedo junto con el director de orquestas de jazz Eduardo Armani.

Cabe destacar que también fueron muy exitosas las actuaciones de la orquesta de Fresedo con la voz de Pacheco y la incorporación de Roberto Pansera, en las temporadas veraniegas en Mar del Plata, en las que se presentaban en la boite El Tajamar.

A mediados de 1955, decidió continuar su trayectoria como cantor solista, desvinculándose por lo tanto de la orquesta a la que había ingresado casi cinco años antes.

En este nuevo rol, se presentó en la boite del hotel Crillón, contando ahora con el marco de la orquesta dirigida por el bandoneonista y arreglador Cayetano Cámara.

Además de actuar en la referida boite, con dicho acompañamiento se presentó también en radio Splendid y grabó para el sello Music Hall sus dos primeros temas en carácter de cantor solista.

En 1956, recurrió al maestro Carlos García, notable director y pianista del género, a fin de que se haga a cargo de la dirección de un nuevo acompañamiento, para lo que García convocó a un grupo realmente rutilante de músicos: los violinistas Elvino Vardaro, Hugo Baralis y Leo Lipesker; el acordeonista Tito Bissio, el vibrafonista Mariano Tito, el contrabajista Aldo Nicolini, el guitarrista Horacio Malvicino y los bandoneonistas Leopoldo Federico, Héctor María Artola y Julio Ahumada.

El cantor y el notable conjunto de instrumentistas que lo acompañaban, bajo la dirección del maestro García, debutaron en radio El Mundo, para presentarse luego en importantes ciudades del interior del país y grabar en ese mismo año diez temas para el sello Odeon, comenzando por Vida mía, ya por entonces un éxito del cantor, y Sueño de París, registrados ambos el 30 de julio de ese año.

1957 fue, particularmente, muy ajetreado: se presentaron en la boite del Automóvil Club Argentino y en los locales nocturnos Fascinación y Embassy; realizaron —siempre para el mismo sello— doce grabaciones, y fue también el año de su debut en programas televisivos, en el viejo Canal 7.

En 1958, los registros discográficos del cantor con la orquesta dirigida por Carlos García alcanzaron a diez y finalmente en 1959 concretó las dos últimas: Poema, tango de Bianco y Melfi, que antes fuera grabado por las orquestas de Canaro y Sánchez Gorio, y Otro amor.

A partir de este último año sus actividades se concentraron casi exclusivamente en King’s Club, la boite de su propiedad que había inaugurado en 1958.

Así, su tarea en la década de los años sesenta, si bien incluyó numerosas presentaciones en programas televisivos y festivales, tuvieron continuidad fundamentalmente en el aludido local, en el que actuaban también importantes figuras que Pacheco contrataba.

Recién retornó a los estudios de grabación en el año 1967, cuando acompañado por su quinteto denominado Don Osvaldo en homenaje al maestro Fresedo, registró doce temas para el sello Magenta, entre ellos Organito de la tarde, Pero yo sé, El pescante, Viejo rincón, Corrientes y Esmeralda, nuevamente Vida mía, Julián y una versión cantada de El once, el viejo tango de Fresedo que habitualmente había sido grabado en forma instrumental.

En 1969, grabó para el sello Zero el tango Ya estamos iguales, acompañado por la orquesta dirigida por Jorge Dragone.

Luego de este registro se produjo un largo paréntesis en las grabaciones de Pacheco, quien recién volvió a hacerlo veinticinco años después, cuando en 1994 grabó para el sello Melopea, acompañado en piano y teclado por Lito Nebbia, el tema Romina, que el cantor compuso dedicándolo a su nieta.

Este tema fue incluido junto con otros dieciocho temas en un disco compacto editado por el cantor con el acompañamiento de Carlos García entre los años 1956 y 1959, a los que ya nos refiriéramos en esta reseña.

En ese extenso ínterin, Pacheco —quien ya se había desprendido de King’s Club— continuó actuando en programas televisivos y en los locales nocturnos más importantes de Buenos Aires, además de ocupar cargos directivos en la Asociación Argentina de Actores de Variedades y en la Cooperativa de Trabajo Arte.

A fines de los años ochenta, ya su actividad artística se fue espaciando notoriamente, destacándose en los años noventa la grabación a la que antes se hiciera referencia, para cuya realización fuera expresamente convocado por Lito Nebbia, quien había valorado las dotes de Pacheco a través de los discos que poseía su padre.

Su labor de compositor, además del ya mencionado tema Romina, incluyó los tangos Y total para qué, al que grabó cuando era cantor de la orquesta de Osvaldo Fresedo, Sueños de París y Por siempre mía, los que llevó al disco en el año 1956 cuando era acompañado por la orquesta de Carlos García, y Mi novia de Santa Fe, recuerdo de sus años juveniles en la ciudad desde donde comenzara a proyectarse como cantor a fines de los años treinta.

Retirado totalmente de la actividad artística, El Príncipe de la Noche Porteña, tal como se lo conocía, falleció el 28 de julio de 2003, a los 85 años de edad.

Gente de tango

Подняться наверх