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214. Padula, José Luis

Pianista, guitarrista, director y compositor, nacido en Tucumán el 30 de octubre de 1893.

De muy escasa formación, dado que era casi analfabeto, desde muy joven recorrió locales en diversas localidades del interior del país, interpretando piezas nativas con hondo sentimiento.

Si bien luego se volcó por entero al piano, se inició ejecutando un instrumento compuesto en forma simultánea por guitarra y armónica, el que también era tocado por Ángel Villoldo.

Radicado en Rosario, conoció y adhirió fervorosamente al tango que ya reinaba en esa ciudad. Allí, comenzó a componer los que serían sus dos tangos más famosos: Lunes y 9 de Julio, a los que daría forma definitiva luego en Buenos Aires, donde se estableció con la finalidad de trabajar en un café de Avellaneda.

A Lunes, cuando Padula ya residía en Buenos Aires, le agregó letra Francisco García Jiménez, quien ha escrito acerca de esta composición que se trata de una «viñeta cantable apoyada en un delicioso ritmo juguetón».

En realidad, Lunes no hace más que reflejar la carga psicológica que ese primer día de trabajo semanal acarrea a la mayoría de los mortales, por lo que sus coloridos versos, con las lógicas adecuaciones a las costumbres actuales, conservan plena vigencia.

García Jiménez, por otra parte, evitó a través de su activa tarea como directivo de sadaic que este tango fuese birlado a su verdadero compositor por algunos inescrupulosos que pretendieron usufructuar la inocencia y sencillez de Padula y los escasos conocimientos que poseía a la hora de defender sus derechos.

De Lunes, existe una inolvidable grabación de Alfredo De Ángelis con la voz de Carlos Dante, pero no puede dejar de mencionarse además la versión instrumental que dejara el Quinteto Pirincho en el año 1952, en la que se destaca la vivacidad de la pegadiza melodía.

A su vez, 9 de Julio cuenta con versos de Eugenio Cárdenas, no interpretados en la mayoría de las grabaciones, si bien existe un recordado registro realizado por Alberto Marino en su etapa de solista.

En cambio, es muy importante la cantidad de versiones instrumentales de este tema, de entre las que recordamos —por la particular sonoridad que ellas imprimen a la vivaz e inspirada melodía— las de las orquestas de Juan D’Arienzo, Héctor Varela y Armando Pontier.

En el año 1933, interpretó el rol del autor de El choclo, ejecutando el curioso instrumento al que antes hiciéramos referencia en la obra De Villoldo a Gardel, que se presentaba en el teatro El Nacional.

En 1935, al frente de su propia orquesta se presentó en audiciones irradiadas por lr2 Radio Argentina, efectuando también grabaciones para el sello Odeon. Contaba para ello con la voz de Ángel Vargas, quien se había desvinculado de Ángel D’Agostino, luego de su primera participación en esa orquesta.

Así, la orquesta de Padula con el cantor que luego sería El Ruiseñor de las calles porteñas registró para ese sello dos temas, ambos el 4 de noviembre del mencionado año: el tango Brindemos compañero, perteneciente al propio Padula, con letra de Enrique Cadícamo, y la ranchera Mi ñata linda, en lo que por otra parte constituyó el inicio discográfico del más adelante famoso vocalista.

En 1939, la orquesta de Padula contó con el aporte vocal de Alberto Lago, produciéndose así el debut de este cantor oriundo de Chivilcoy, quien al año siguiente, a partir del respaldo que le significó su actuación con Padula, llegaría al disco con la orquesta de Rodolfo Biaggi.

Además de sus dos temas más populares recordados con anterioridad, también le pertenece El taita del arrabal, tema que lleva letra de Manuel Romero, aunque fue grabado en forma instrumental por la excelente orquesta del bandoneonista Joaquín Do Reyes durante la primera mitad de la década del cincuenta.

Otra muy buena composición de Padula es el vals Noches de invierno, el que al igual que Brindemos compañero cuenta con letra de Enrique Cadícamo.

Noches de invierno fue grabado por la Orquesta Típica Victor con la voz de la cancionista uruguaya Lita Morales en el mes de abril de 1937. En los últimos años de su vida, regresó al género folclórico, quedando impresas algunas grabaciones que efectuó al frente de un conjunto que para entonces había formado.

Padula cuya vida transcurrió permanentemente en un digno marco de sencillez, austeridad y pobreza, falleció el 12 de junio de 1945 a los 52 años de edad, habiendo dejado para el tango el importante legado que en esta reseña hemos procurado destacar.

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