Читать книгу Autonomía, dependencia y servicios sociales - Carmen Alemán Bracho - Страница 26

Entre los retos que plantean a largo plazo la dependencia y el envejecimiento se encuentros los denominados cuidados de larga duración. La OCDE ha definido los cuidados de larga duración como una “cuestión de política transversal que aúna gran cantidad de servicios para las personas que dependen de ayuda para las actividades básicas de la vida diaria durante un prolongado período de tiempo13”. En algún momento de los cuidados de larga duración aparece la necesidad de ayuda en las AIVD. Entre las principales demandas de cuidados de larga duración se encuentran la rehabilitación, la asistencia social, los servicios médicos básicos, la enfermería a domicilio, el alojamiento, el transporte, la comida o los profesionales de rehabilitación (Castón, Ramos y Martínez, 2009). Cada vez más son demandados los servicios de terapeutas ocupacionales.

Los servicios asociados con los cuidados de larga duración son heterogéneos entre los países de la UE, ni siquiera son iguales entre las diversas Comunidades Autónomas españolas. La delimitación entre competencias y la duración de la prestación de los servicios de la asistencia sanitaria y la social es difusa. Tampoco existe homogeneidad, en cuanto al modo de evaluar los grados de dependencia, si el mayor dependiente recibe ayuda económica o de servicios y, en general, es poco clara la demarcación entre el papel del sector público, el sector privado y la familia. Nos encontramos ante el reto de fundamentar un sistema integrado y continuo de protección social y sanitaria con medidas preventivas, promoción del envejecimiento activo, promoción de la autonomía, tal y como establece la Ley de Dependencia española y, al final de la vida, los cuidados paliativos. También nos encontramos ante el reto de establecer como mecanismo de integración social medidas preventivas que eviten los problemas a largo plazo de dependencia en los actuales cuidadores informales (Castón, Ramos y Martínez, 2009).