Читать книгу Autonomía, dependencia y servicios sociales - Carmen Alemán Bracho - Страница 35
1. FACTORES SOCIODEMOGRÁFICOS
ОглавлениеEn los países desarrollados, el problema de la dependencia se ha asociado al envejecimiento de la población y al aumento de las tasas de discapacidad. Esta última como consecuencia de la “longevidad de la longevidad” (aumento de la esperanza de vida y de la población a partir de 80 años) y por cambios en los patrones de la morbilidad (enfermedades cronificadas), ambas favorecidas por los avances científico-técnicos y médicos y por la consolidación de los servicios del bienestar.
El fenómeno de la segunda transición demográfica (Lesthaeghe y Van de Kaa, 1986) muestra cómo en las sociedades industriales se produce una transición acusada hacia una estructura poblacional envejecida2, debido al registro sistemático de altas tasas de envejecimiento de la población (con el aumento de la esperanza de vida) y de las bajas tasas de natalidad. Este fenómeno demográfico se relaciona, además, con un metabolismo demográfico (Ryder, 1965) con crecimiento negativo3, incidiendo a la baja en las futuras tasas de población joven y activa.
Además, las mejoras en las condiciones de vida y los avances científico-técnicos han contribuido a una mayor longevidad de la población, aumentando el número de personas con 80 años o más y cambiando el perfil epidemiológico de los adultos mayores (Gómez-Redondo y Fernández-Carro, 2015).
Según los datos ofrecidos por EUROSTAT en 20194, el 20,3% de la población de la EU-27 tenía 65 años o más, destacando el incremento de personas con 80 años o más. En España el 20,1%. Una tendencia que, previa a la pandemia de la Covid-19, se estimaba en aumento hasta alcanzar el 31,3% de la población para el año 2100. Como resultado de este patrón demográfico y del aumento de la longevidad, fuentes europeas prevén que la tasa de dependencia de las personas mayores en la EU-27 llegue a duplicarse, pasando al 54,9% en 21005.
A nivel internacional, existe una creciente preocupación por el envejecimiento demográfico de la población y, aunque envejecimiento, dependencia y discapacidad son fenómenos distintos, los últimos datos para la UE ponen en evidencia un aumento de la tasa de discapacidad en la población de 65 años o más y, sobre todo, el esperable aumento de estas cifras en las próximas décadas, debido al “envejecimiento del envejecimiento”.
Como señalaron Gómez-Redondo y Fernández-Carro (2015), la longevidad en edades avanzadas incide, además, en las condiciones desde las que se experimenta la vejez, registrándose cierto predominio de enfermedades crónicas, esperablemente discapacitantes (frente a otras letales) y notándose una prevalencia de la discapacidad cuando la edad es más avanzada.
Para el año 2019, a nivel de la UE, casi un 8,6% de la población con 16 años o más declaró encontrase en una situación de discapacidad severa (unos 34.9 millones de personas) y sobre un 18.5% con discapacidad moderada (unos 75.5 millones de personas). De estos, un 54.6% tendrían 65 años o más y un 19.1% se encontrarían en la cohorte de edad comprendida entre los 16 y los 64 años. El impacto de los avances científico-técnicos y de la provisión de servicios los de salud han contribuido además al aumento de las tasas de supervivencia de determinadas enfermedades crónicas o de alteraciones congénitas y de las situaciones discapacitantes derivadas de los índices de siniestralidad vial y laboral.
Según los datos ofrecidos en Disability statistics – elderly needs for help or assistance (Eurostat, 2019)6, casi la mitad de la población de la UE-28 de 65 años o más reportaba dificultades en el cuidado personal y en las actividades de la vida diaria. Aunque, esas dificultades no describen necesariamente una situación de dependencia y obvia la presencia de la discapacidad en otros grupos poblacionales de entre 0 y 64 años.
Por último, en los informes ofrecidos por la U.E (Eurostat, 2019-2020), las tasas de dependencia resultan útiles para analizar el apoyo a la población más joven, a la más mayor, o a ambas, por parte de la población en edad laboral. En enero de 2019, la tasa de dependencia de las personas mayores de la EU-27 era del 31,4% mostrando que había algo más de tres personas en edad laboral por cada persona de 65 años o más. En definitiva, la proporción de personas en edad laboral va en descenso, mientras que el número relativo de personas jubiladas va en aumento.