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Carlos: Las arterias no son cañerías ni hay que “destaparlas”
ОглавлениеCarlos tiene 52 años. Su médico le sugirió que coma “sano” y baje 4-5 kilos por un moderado aumento del colesterol, consejo que tomó muy en serio porque su padre tuvo un infarto y le hicieron un bypass coronario a los 54 años. Para mejorar su estado físico, juega fútbol semanalmente con sus amigos y dejó de fumar hace 5 años —lo hacía desde la adolescencia— . Una tarde, y sin aviso, sintió un fuerte dolor de pecho que se confirmó como un infarto de miocardio que se complicó con diversos problemas, entre ellos, un ACV.
La historia de Carlos, con algunas variantes, se repite frecuentemente en la mayor parte de la población de hombres y mujeres. La edad puede ser menor o mayor (mientras más edad, mayor el riesgo), en lugar de colesterol le pueden haber diagnosticado hipertensión. Puede que los padres fueran ambos longevos y que él tuviera un peso adecuado, pero no hiciera ejercicio. Es un hecho epidemiológico común a la mayoría de las personas mayores de 40 años tener, al menos, un factor de riesgo vascular no tratado o subtratado.
Entre los factores de riesgo modificables más comunes se encuentran la nutrición inadecuada con o sin exceso de peso, la vida sedentaria, el tabaquismo pasado o reciente, la hipertensión (no diagnosticada en 1 de cada 3 personas y no controlada en el 80% de los pacientes diagnosticados en los países desarrollados), colesterol elevado o diabetes. Estos factores de riesgo vascular producen una alteración progresiva y permanente en la pared de las arterias que llevan la sangre a todos los órganos, incluidos el cerebro y corazón.