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Lo que debemos saber sobre enfermedad coronaria
ОглавлениеPrimero y fundamental, debemos saber que un dolor en el pecho, molestia, presión o lo mismo en la mandíbula o brazo izquierdo debe hacer que uno consulte en forma inmediata a una guardia preferentemente en un centro que cuente con cardiología de avanzada (unidad coronaria, hemodinamia, etc.). Mucha gente minimiza estos síntomas o pospone la consulta porque la molestia ocurre en un momento inoportuno, por ejemplo, durante la noche, en la víspera de un viaje, celebración familiar, etc. Pero la forma de actuar es simple: ante la duda, hay que consultar.
Si bien el manejo de los factores de riesgo vascular es algo absolutamente individualizado sin fórmulas de “una sola medida para todos los tamaños”, la mayoría de las personas en que se detecte una alteración de lípidos y una presión arterial elevada necesitarán medicación para su adecuado control. Lo anterior no se contradice con la necesidad de educar eficazmente a toda la población sobre la importancia vital de hacer ejercicio y tener una nutrición adecuada. Otros factores de riesgo de importancia son menos frecuentes y por lo tanto más difíciles de controlar.
En síntesis, la evaluación de las arterias coronarias que arroje como resultado la presencia de obstrucciones en pacientes que no tienen un infarto agudo de miocardio debería tener como corolario el ajuste estricto y severo de la medicación preventiva. Pero algo tan básico como tratar con medicamentos que previenen el infarto a los pacientes que tienen alto riesgo de sufrir uno solo ocurre excepcionalmente.
Regularmente recibimos en nuestra unidad de ACV a pacientes que han tenido un ACV previo o una operación de bypass coronario o stent, y que no están tratados con una estatina (medicamento para el colesterol que deben recibir todas las personas que tienen enfermedad vascular).
En estos casos la explicación casi universal es que esos pacientes no han recibido la medicación correcta en la dosis adecuada. A diario vemos pacientes que incluso ya han tenido un evento vascular y solo reciben una dosis mínima de medicación para colesterol —cuando en rigor, deberían recibir la dosis máxima— o que les medimos la presión arterial que confirmamos elevada a pesar de que toman la pastilla correspondiente (en una dosis subóptima).
Si estas personas hicieran el tratamiento adecuado, seguramente evitarían el tratamiento invasivo con un stent. Menos del 10% de las personas no responden al tratamiento correcto para detener la progresión de la aterosclerosis en la pared arterial. Y aun en estos casos la medicina moderna tiene herramientas para evitar la oclusión de las arterias.