Читать книгу De la economía digital a la sociedad del e-work decente: condiciones sociolaborales para una Industria 4.0 justa e inclusiva - Cristóbal Molina Navarrete - Страница 16

2. LA BURBUJA PUNTOCOM

Оглавление

La burbuja puntocom se creó a raíz de un breve pero intenso período de crecimiento en los valores económicos de empresas vinculadas a Internet entre los años 1997 a 2001. Las bolsas del mundo occidental ardían en fervor especulativo a hombros de la “nueva economía”. El volumen de expectativas se alimentó de dinero del capital riesgo y gracias a la globalización de los mercados se generó un fenómeno de alcance mundial que dio pie a un periodo de suave pero larga recesión de las economías occidentales. El índice Nasdaq llegó a los 5.000 puntos en el año 2000, bajando en apenas 2 años a los 1.300 puntos, niveles previos a la burbuja. Hasta 2015 no se volvió a alcanzar el nivel máximo de 5000 puntos: 15 años más tarde.

Uno de los problemas más importantes se refería a la valoración de las empresas cotizadas en entornos tan acelerados y volátiles. La valoración se hacía en base a expectativas ya que no había información contable fiable disponible para compañías creadas apenas unos meses antes. Aquí ya se evidenciaba uno de los grandes retos que aún a día de hoy la contabilidad debe resolver, más allá de la ampliación de la información empresarial obligatoria a través del estado de información no financiera: cómo contabilizar los intangibles, particularmente los vinculados a Internet y, más allá, como luego veremos, los vinculados a los conjuntos de datos que las empresas disponen. Dado que la cuenta de resultados no era relevante en la vorágine especulativa, se tomaban en cuenta indicadores como el número de clientes, por ejemplo. Ello hacía que las empresas tuvieran incentivos para vender con independencia de si cada venta podía reportarles pérdidas, dando como incentivos costes de transporte gratuitos o invirtiendo ingentes cantidades en publicidad. Cada nuevo cliente ahondaba las pérdidas al tiempo que aumentaba la valoración, haciendo de oro a los “emprendedores” y a aquellos que especularon con acierto.

Entre el año 2000 y el 2003, se calcula que desaparecieron cerca de 5.000 compañías de Internet, bien por quiebras o por procesos de fusión. Con todo, como ahora veremos, algunas empresas consiguieron mantenerse a flote.

¿Qué ocurrió en España? El principal símbolo de la burbuja puntocom en nuestro país fue Terra, una empresa filial de Telefónica para negocios de Internet. La compañía salió a Bolsa el 17 de noviembre de 1999 a un precio de 11,81 euros, cerrando la sesión a 37 (un avance del 184,61%). Dada la alta demanda de los accionistas se realizó un sorteo dando únicamente el derecho a comprar un máximo de 25 acciones. El 14 de febrero de 2000 Terra llegó a un máximo histórico de 157,6 euros. En abril de 2000 comienza la crisis con los valores tecnológicos en Estados Unidos y Terra comienza a caer. Es entonces cuando Juan Villalonga, presidente de la compañía y consejero delegado del grupo Telefónica, realiza una operación que acabaría siendo catastrófica: la compra del buscador Lycos, por 12.500 millones de dólares. La empresa resultante Terra Lycos constituiría el tercer grupo de Internet más grande del mundo, tan sólo por detrás de Yahoo y America Online.

Terra Lycos, con una capitalización bursátil de cerca de 4,5 billones de pesetas, operaría en más de 30 países, con 40 millones de clientes y 170 millones de accesos diarios a las páginas servidas por sus portales. Se preveía que facturarían en el primer ejercicio 600 millones de dólares. Sin embargo, cabe recordar que en 2000 Terra había registrado una pérdida neta de 11.863 millones de pesetas en los tres primeros meses del año, tres veces más que las del mismo periodo anterior. Tras años de caídas el 28 de mayo de 2003 Telefónica presentaba una oferta por el 100% del capital de su filial Terra, pagando 5,25 euros por acción.

Al margen de explosión de la burbuja puntocom, en 2001 se produjeron otros acontecimientos que marcaron la economía en los años venideros. Por una parte, el ataque terrorista contra la Torres Gemelas del 21 de septiembre de 2001; por otra, la caída de Enron, una empresa que al albur del auge de los mercados, empleó malas prácticas contables para defraudar a los accionistas. En agosto del año 2000, Enron alcanzaba su máxima cotización con 90,56 dólares por acción. Sin embargo, al inicio de 2001 las acciones cayeron hasta los 30 dólares bajo rumores de que las ganancias reportadas eran el resultado de operaciones con sus propias empresas subsidiarias, las cuales quedaban fuera de su perímetro de consolidación, maquillando enormes pérdidas. Tras conocerse estas prácticas contables irregulares, Enron cayó en picado solicitando protección por bancarrota en Europa el 30 de noviembre y en los Estados Unidos el 2 de diciembre de 2001. El impacto fue considerable en las leyes mercantiles de los Estados Unidos y de todo el mundo por extensión. Arrastrado por esta crisis, el sector de la auditoría de cuentas quedó también profundamente afectado con la desaparición de la auditora de la empresa, el gigante de la consultoría Arthur Andersen.

Toda esta crisis, la cual evidenciaba malas prácticas en la medición del valor de las empresas tecnológicas, conllevó un endurecimiento de los controles y de la legislación en materia mercantil y de gobierno corporativo. Sin embargo, todo ello sentó las bases para un crecimiento progresivo, incesante y más sostenido de todo el ecosistema digital, al tiempo que facilitó la inmensa incorporación de la ciudadanía a la red.

De la economía digital a la sociedad del e-work decente: condiciones sociolaborales para una Industria 4.0 justa e inclusiva

Подняться наверх