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IV. PRESENTE Y FUTURO DE LAS TECNOLOGÍAS EMERGENTES

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Gran parte de las transformaciones que hemos visto se centran en la evolución de los modelos de negocio y en el cambio social derivado de la conectividad a través de Internet de personas y empresas; sin embargo, de forma paralela a este relato, pero a la vez de máxima vigencia, hay un conjunto de tecnologías que ha transformado y van a cambiar completamente el modo de gestión empresarial.

La conexión de múltiples dispositivos a Internet y la automatización de los procesos generan cantidades ingentes de datos que difícilmente pueden ser analizados dentro de los enfoques teóricos y metodológicos diseñados en entornos de escasez informativa. El Big Data abre la puerta a explotar este recurso, de la mano de la inteligencia artificial. Su potencial es muy alto para reducir costes y aumentar la eficacia de los procesos, ayudando al desarrollo de nuevos productos, a una mayor segmentación de los clientes y a un proceso muy dinámico de asignación de precios. La velocidad y aplicabilidad de estos cambios se incrementa aún más si las actividades son puramente digitales, pues el coste de transmisión de información es prácticamente cero.

El Internet de las Cosas se refiere a la masiva conexión de objetos a Internet, contribuyendo a generar esos elevados volúmenes de información. Por su parte, la inteligencia artificial genera una gran oportunidad para rediseñar y mejorar la calidad de las decisiones adoptadas por las empresas. Si bien, podemos hablar de una IA general (la singularidad), actualmente nos centramos en una IA específica, más limitada pero ya directamente aplicada a cuestiones concretas muy determinadas. Actualmente, dentro de un enfoque de IA específica, podemos obtener resultados muy precisos y soluciones eficaces reemplazando esfuerzos humanos o incluso mejorando el trabajo realizado hasta ahora. La IA es especialmente apropiada para escenarios que precisan analizar un gran volumen de datos, de modo que puedan generar información procesada para la adopción de decisiones por parte de los responsables.

La Robotización de procesos de negocios (Robotic Process Automation, RPA) es un elemento clave en la automatización de procesos basados, por el momento, en reglas específicas. No debemos de pensar ahora en robots como artefactos mecánicos más o menos inteligentes, de acuerdo con las imágenes más cinematográficas, sino en un tipo de software que aprende de un usuario de los sistemas de información de la empresa y lo ayuda con tareas relativamente sencillas. Esta robotización se basa en el empleo de reglas lógicas pre-construidas para entregar resultados. Se conforma por macros con capacidad de realizar múltiples funciones en entornos multiplataformas. Esta flexibilidad permite que se pueda adaptar a los procesos de cada empresa interactuando con las personas usuarias del sistema e imitándolas al ejecutar procesos.

Por último, mencionamos el Blockchain como otra de esas tecnologías llamadas a transformar procesos de forma radical, permitiendo el aseguramiento de las transacciones realizadas a través de la creación de cadenas de datos encriptadas y distribuidas en la red de modo que no puedan ser alteradas.

Todo ello, conforma para un escenario que algunas instancias denominan “Industria 4.0”. Un estado de desarrollo tecnológico, que, a la luz de lo ocurrido en los últimos 30 años, debe hacernos reflexionar sobre el futuro del trabajo en nuestra sociedad. Nuestro objetivo debe ser de qué manera ser humano y máquina, profesional y ordenador, podrán trabajar conjuntamente para multiplicar las oportunidades de desarrollar una mejor toma de decisiones en un escenario en el que las actividades rutinarias empezarán a dejar de generar valor añadido. El principal efecto de esta robotización será la liberación de tiempo del profesional, lo cual, le permitirá dedicarse a actividades más estratégicas. Esta liberación de tiempo debe ir de la mano de un rediseño y reconstrucción de la cadena de valor: ¿en qué actividades deberán centrarse los profesionales para seguir siendo imprescindibles?

Existe un consenso generalizado en afirmar que las nuevas demandas del mercado exigen rediseñar los perfiles de los profesionales, invirtiendo en potenciar el talento, mejorar la formación continua, desarrollar competencias emprendedoras, fomentar la curiosidad, la creatividad y el pensamiento estratégico, al margen de todo lo relativo a las competencias digitales y conocimientos tecnológicos. De alguna forma son alertas similares a las que hace 20 años ya se lanzaban en el contexto de la nueva economía, sin embargo, el contexto ha cambiado enormemente desde entonces. El desarrollo tecnológico se ha acelerado aún más, los mercados son mucho más digitales, la sociedad ha cambiado sus formas de relacionarse a través de la tecnología. La conectividad está en todas partes, todo el tiempo.

Son frecuentes los anuncios agoreros que proclaman que todas estas transformaciones generarán en un futuro relativamente cercano una reducción en la oferta de trabajo, a pesar de que surgirán nuevas ocupaciones. Desconocemos el futuro. Y no es esta la primera vez que nos enfrentamos a cambios tecnológicos radicales. Las relaciones laborales deben interpretarse, más allá del nuevo marco tecnológico, atendiendo a la realidad económica que subyace en ellas, a las relaciones de poder que revelan. El determinismo tecnológico no es deseable ni inevitable, al tiempo que la transformación digital no es reversible. La pandemia de la Covid-19 ha servido para justamente poner al día muchos cambios que se habían postergado en todos los órdenes sociales. Prácticamente todos de los procesos de digitalización forzada e inmediata que se han producido hubieran podido hacerse antes, con una estrategia pensada y una implantación progresiva. Estamos preparados para seguir avanzando en este camino; sin embargo, es urgente conducir política y democráticamente el proceso de transformación digital que estamos viviendo para preservar el bien común y los derechos de las personas.

De la economía digital a la sociedad del e-work decente: condiciones sociolaborales para una Industria 4.0 justa e inclusiva

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