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Prólogo

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“De pronto el calor. Y de pronto el ciclo de las lluvias, los fríos, la nieve derretida, los brotes que se anuncian en las ramas. Es el calor de pronto, y de nuevo las lluvias, los vientos que deshacen las telas de araña y las hojas que se caen. Son las generaciones”

Luis García Montero. XIV. Balada en la muerte de la poesía

1. La honda ambivalencia característica del tiempo socioeconómico caracterizado por los procesos de transformación digital, con su carga de promesas de un universo de beneficios de toda índole (no solo económicos -aunque estos sean los más ensalzados-) casi ilimitados (ej. más y mejores empleos; mayor bienestar por la solución tecnológica a todas las facetas de nuestra vida, etc.) y el temor a riesgos sociales también de diversa naturaleza y efectos de “destrucción masiva” (ej. altas tasas potenciales de desempleo tecnológico, precariado digital; control omnipresente de nuestras vidas por el célebre “gran hermano tecnológico”, etc.) queda bien reflejada en dos realidades que marcan la más reciente actualidad. De un lado, en el marco de un persistente discurso del efecto, real (piénsese, por ejemplo, en las recurrentes regulaciones extintivas de empleo en sectores como el financiero o el de telecomunicaciones) y potencial (creciente tasa de automatización de un buen número de profesiones hoy todavía “humanas”), destructor de empleo de la digitalización, de modo que abocaría a una “sociedad del conocimiento sin empleo humano”, desplazado en gran medida por el robótico, vivimos una profunda “crisis de suministro de mano de obra” a nivel mundial, en todo tipo de actividades, tanto tradicionales como contemporáneas. La falta de un gran número de profesionales en prácticamente todos los sectores y en todo el mundo más desarrollado (Estados Unidos, Reino Unido, Unión Europea), pese a altas tasas de desempleo en países como España e Italia (sobre todo desempleo juvenil), está teniendo el valor de recolocar el trabajo en el centro de la escena político-institucional y socioeconómica.

Para un sector de análisis las razones de esta inquietante crisis estarían en el que resultaría cada vez más marcado desajuste entre la capacitación que demanda la nueva economía (en gran medida digitalizada) y la cualificación real de las personas disponibles en los diferentes mercados. Una idea que también anidaría en la política legislativa más reciente, como en la proyectada sobre la formación profesional, o en la ya actualizada relativa a la regulación temporal de empleo (ERTE) para tiempos pandémicos (Real Decreto- Ley 18/2021, de 28 de septiembre, de medidas urgentes para la protección del empleo, la recuperación económica y la mejora del mercado de trabajo) en los que la capacitación en competencias digitales se convierte como un “arma de futuro” para la mejora de la empleabilidad de las personas, aun fuera de su profesión habitual. Este objetivo de la formación aparece como un elemento clave para el futuro.

Para otras explicaciones, la raíz del problema de cobertura de la demanda de personas trabajadoras a nivel mundial estaría bastante más en las precarias condiciones de empleo que ofrecen buena parte de estas ocupaciones, incluso en una parte de los empleos derivados de la economía digital, máxime ante los excesos de cualificación (o al menos de titulación) padecidos en un buen número de países, ocupando uno de los primeros puestos España. Precisamente, al hilo de esta observación, es oportuno referir al segundo hecho que anunciábamos evidencia la ambivalencia que marca el tiempo de la economía digital que vivimos y que irá en aumento en años venideros: mientras que una regulación legislativa que busca promover un paradigma de transición digital justa, como la Ley 12/2021, de 28 de septiembre (modifica el ET para garantizar los derechos laborales de las personas dedicadas al reparto en el ámbito de plataformas digitales) se esgrime como la causa de la desaparición del mercado de uno de los principales sujetos competidores en la economía de plataformas, Deliveroo, otros análisis ven en ella una útil forma de promover un mercado de sujetos competitivos fuertes basados en mejoras del servicio con notables incrementos al tiempo de las condiciones de vida y de trabajo de las miles de personas que trabajan en estos nuevos modelos de negocio.

2. No son más que dos ejemplos de los muchos que se podrían poner de la enorme transcendencia y la permanente actualidad que los procesos (económicos, sociales, laborales, culturales, éticos, políticos, etc.) asociados a la llamada “era de la economía (y el trabajo) digital” presentan a diario y que irán en aumento de forma acelerada, como la tragedia pandémica ha puesto de relieve y también ha venido para quedarse (ej. apenas crece una ola de covid19 y se producen las primeras restricciones, el teletrabajo se convierte en la tabla de salvación para muchas empresas, como acaba de evidenciar Portugal en noviembre de 2021). Piénsese, por añadir algún dato más de interés jurídico, en la realidad subyacente al asunto conocido por la STC 160/2021, de 4 de octubre, en la que al tiempo que quedan claras las bondades de los sistemas automatizados para el control de las actividades laborales en aras de la mejora de los servicios y la formación de las personas empleadas también se visibilizan los riesgos para derechos humanos de rango fundamental, como la protección de datos, incluso mediando cierto compromiso colectivo de uso de la tecnología solo de mejora formativa, no disciplinaria (el TC no ve problema de constitucionalidad alguno en utilizar disciplinariamente la tecnología pese a que la empresa se comprometió con la representación laboral a no hacerlo). O en el anunciado proyecto de ley de “atención humana” durante 24 horas al día para ciertas empresas de suministros de servicios básicos, a fin de que la digitalización masiva para el incremento de la eficiencia económica no alimente desmedidamente las brechas que en el plano digital existen, por razones de edad, por ejemplo.

Estas y otras muchas razones avalan la realización de una obra colectiva como la que la amable persona lectora, que tiene este libro entre sus manos, significa. El papel de la tecnología en la economía y en las relaciones de trabajo viene siendo un motivo de estudio de infinidad de obras, la mayoría de gran calidad, aunque quizás pueda dar la impresión de saturación. Sin embargo, creemos que esta obra refleja una visión diversa.

3. Diversa por el enfoque. Pocas obras como esta pone en el mismo plano las típicas cuestiones de la economía digital y su proyección en el conjunto de las relaciones laborales y de la protección social con las que requiere el paradigma de la transición justa hacia una sociedad que no relegue la centralidad del trabajo, aunque sea la propia de entornos laborales digitalizados y que hemos denominado “sociedad del e-trabajo decente” o “sociedad del trabajo digital decente”. Una idea que ya empieza a calar más ampliamente, con la reciente propuesta comunitaria de desplazar, o complementar, el exitoso concepto de “Revolución Industrial 4.0” por el contemporáneo concepto “Industria 5.0” (o, en la versión japonesa, la “Sociedad 5.0”).

Pero diversa también por el contenido. Este libro ofrece una visión completa, no fragmentaria, de los impactos de la economía digital en el mundo del trabajo y de la protección social. No se centra solo en sus efectos en la destrucción-creación masivas de empleo, ni tampoco en la gestión de las relaciones de trabajo bajo nuevos modelos de la “analítica de personas”, o en la seguridad y salud en el trabajo, o en la protección social, etc. Asume todos esos aspectos y los analiza de forma integrada, también con un previo marco económico, por supuesto. Pocas obras como esta ofrecen ese cuadro tan global, no meramente panorámico, sino profundo.

También es diversa por su ámbito territorial de análisis. La digitalización es una cuestión global, mundial, y por lo tanto tiene aspectos análogos en todos los países. No obstante, no todos los Estados ni todas las regiones, por lo tanto, no todos los Derechos, han reaccionado o lo están haciendo del mismo modo. Esta obra ofrece una visión tanto europea como iberoamericana, mirando a ambos lados de los océanos para comprender mejor el alcance de la transformación digital y sus consecuencias en las sociedades del trabajo “clásicas”. Reúne los trabajos de un elenco de las más reconocidas personas especialistas de Argentina, Uruguay, por parte de América Latina, y de Italia, Francia, España, Portugal, para el ámbito europeo, con análisis específicos desde el prisma más típicamente comunitario.

4. En consecuencia, pocas obras como esta se aventurar por un escenario tan actual y completo respecto de una cuestión axial para el futuro de nuestro mundo (además de la cuestión climática): cómo hacer de la imparable revolución digital, tecnológica, un “arma cargada” de futuro para el progreso social y “la vida buena” (en los términos de Aristóteles) de la mayoría de la humanidad, y no solo para unos pocos. En esencia, esta es la idea que anidaba en nuestras cabezas cuando presentamos, hace 3 años, al Ministerio el Proyecto de Investigación “Transformaciones del trabajo en la economía digital: Condiciones económicas y sociales para una transición justa” y que tuvo a bien concedernos (RTI2018-099337-B-C21). Con esta obra colectiva cerramos el mismo, tras diversos productos editoriales derivados de él y que ya han visto la luz o la verán en un tiempo muy próximo. Sin duda, esta obra es la más completa e internacional fundada en ese proyecto y confiemos en que resulte de utilidad, devolviendo así a la sociedad una parte de la solidaridad que representa con el mundo de la investigación estas iniciativas

Cristóbal Molina Navarrete

María Rosa Vallecillo Gámez

Personas investigadoras principales

Universidad de Jaén

De la economía digital a la sociedad del e-work decente: condiciones sociolaborales para una Industria 4.0 justa e inclusiva

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