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III. EL IMPARABLE ASCENSO DE LA WEB SOCIAL, DE LA MOVILIDAD Y DE LA ECONOMÍA DE DATOS 1. LA WEB 2.0

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Tras la explosión de la burbuja puntocom muchas empresas y, sobre todo, los inversores escarmentados por una volatilidad tan desmedida dieron la espalda a Internet. Se sucedían argumentos para explicar qué había ocurrido: el mercado de Internet no estaba maduro, la percepción de los consumidores era de inseguridad, la penetración de Internet aún es escasa, Internet quizá no era un elemento tan disruptivo como en un principio pudo pensarse, entre otras.

Sin embargo, la cultura digital que había ido desarrollándose durante la última década, desde la invención de la Web, continuaba su desarrollo eclosionando en proyectos y empresas que con el tiempo alcanzaron una envergadura verdaderamente descomunal. Se comienza a desarrollar una web más social, más democrática, más participativa y masiva. En el año 2005 O´Reilly (2005) acuñó el término de Web 2.0: una web llena de servicios centrados en la colaboración, en la generación de contenidos, los multimedia, en la democratización del acceso al ser prosumidores: productores y consumidores a la vez. La entrada de Internet y la Web en esta nueva fase de marcado carácter social fue posible de forma directa gracias a la burbuja puntocom. Toda la inversión en infraestructura y equipos que se realizó y que posteriormente perdió el interés del mercado, estaban ahora disponibles para generar servicios ricos en interacciones, en tráfico de datos. Ver vídeos a demanda a través de YouTube no es posible si no se dispone de una buena conexión.

Para O´Reilly (2005) los principios sobre los que descansa el diseño de la Web 2.0 son: el aprovechamiento de la “larga cola”, la utilización de los datos como ventaja competitiva principal, la obtención de valor a través de los usuarios, el uso automático de externalidades de red, el empleo de la inteligencia colectiva, los cambios en los sistemas de protección de la propiedad intelectual, el desarrollo de servicios web en continuo proceso de evolución (en estado de beta continuo) y la primacía de dinámicas de cooperación frente al control.

En cualquier caso, existían voces que cuestionaban el concepto Web 2.0, criticando su falta de claridad y definición. Entre ellos, Tim Berners-Lee (citado por Anderson, 2007: 5) que decía: “Web 1.0 was all about connecting people. It was an interactive space, and I think Web 2.0 is of course a piece of jargon, nobody even knows what it means. If Web 2.0 for you is blogs and wikis, then that is people to people. But that was what the Web was supposed to be all along. And in fact, you know, this ‘Web 2.0’, it means using the standards which have been produced by all these people working on Web 1.0”.

Se trata en todo caso de una cuestión en esencia nominativa, ya que los objetivos que abandera la Web 2.0, en realidad ya se encuentran en el propio concepto originario de la Web. Así lo expresa Tim Berners-Lee (1999: 115) refiriéndose a su origen: “El Web es más una creación social que técnica. Yo lo diseñé por su efecto social –para ayudar a que la gente trabajase junta– y no como un juguete técnico. El objetivo último de la Web es apoyar y mejorar nuestra entretejida existencia en el mundo. Nos agrupamos en familias, asociaciones y empresas. Tenemos confianza en cosas que están a kilómetros y no la tenemos en cosas que están a la vuelta de la esquina. Lo que creemos, aprobamos, aceptamos y de lo que dependemos es representable y, cada vez más, está representado en el Web. Tenemos que asegurar que la sociedad que construimos con el Web es la que pretendemos construir”.

Los términos que se emplean para describir este fenómeno: colaboración, participación, distribución, efectos de red, etc., se parecen mucho a los empleados por Berners-Lee (1999: 149) al señalar que: “Cuando presenté el Web en 1989, la fuerza motora que tenía en mente era la comunicación por medio del conocimiento compartido […]. Al construir un Web de hipertexto, un grupo de personas de cualquier tamaño podría expresarse fácilmente, adquirir y transmitir rápidamente conocimientos, superar los malentendidos y reducir la duplicación de esfuerzo”.

En este nuevo contexto socio-técnico, es donde situamos el surgimiento o la consolidación de buena parte de los gigantes de Internet que hoy conocemos.

De la economía digital a la sociedad del e-work decente: condiciones sociolaborales para una Industria 4.0 justa e inclusiva

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