Читать книгу Planes de formación en igualdad de género - Djamil Tony Kahale Carrillo - Страница 9

2.2. Historia contemporánea española

Оглавление

En España los cambios han sido mucho más lentos, en comparación con los países europeos del norte; dado que ha sido un país netamente agrario, con estructuras sociales y referentes culturales arcaicos y tradicionales; en el que las mujeres escasamente tenían acceso a la formación y eran las dedicadas al trabajo agrícola y doméstico. La II República (1931), a pesar de que no se obtuvieron los resultados previstos, supuso el comienzo de la reivindicación del derecho al voto para las mujeres. Seguidamente, entre los años 1931 y 1936 las mujeres accedieron de forma paulatina a la producción industrial y a la participación política. Posteriormente, durante la Guerra Civil española (1936-1939), se incorporaron a ocupaciones afines a las efectuadas en el ámbito doméstico en tiempo de paz. En la dictadura franquista, el papel tradicional de las mujeres como madres y esposas, por un lado, fue constantemente exaltado. Por otro, se evidencia la progresiva incorporación a la cultura, trabajos remunerados y participación social.

A finales de la década de los cincuenta nace un conjunto normativo –socialmente aceptado– que otorga el poder de dirección de la familia al marido, e identifica el ámbito familiar como privado y excluido de la eficacia de las leyes. Ejemplo de ello se encuentra en la Ley de 24 de abril de 1958, por la que se modifican determinados artículos del Código Civil, en especial la regulación de la capacidad de obrar de las mujeres casadas, que señala en su Exposición de Motivos que «por exigencias de la unidad matrimonial existe una potestad de dirección que la naturaleza, la religión y la historia atribuyen al marido». Asimismo, la Ley 14/1975, de 2 de mayo, sobre reforma de determinados artículos del Código Civil y del Código de Comercio sobre la situación jurídica de la mujer casada y los derechos y deberes de los cónyuges, establece que la mujer debe obediencia al marido y necesita su licencia para poder realizar actos de disposición, como abrir un comercio o vender sus propios bienes, en el que su cónyuge es el único administrador de la economía familiar.

Al promulgarse, en democracia, la Constitución española (CE) en 1978, se crean los preceptos para una igualdad de derechos entre mujeres y hombres: el apartado segundo del artículo 9 y el artículo 14, que consagran la libertad y la igualdad de derechos para todos los españoles y españolas. En la actualidad, tras las políticas económicas y sociales que preceden a esta etapa de cambios, se está con regresiones jurídicas y económicas poco justas y solidarias con las clases menos privilegiadas de esta sociedad que se han constituido en su propio seno. Injusta e insolidaria, especialmente, con la mujer que aún hoy continúa siendo ciudadana de segunda categoría. No cabe duda de que para cualquier mejora se debe plantear frente a los poderes públicos una auténtica lucha en la legislación internacional e interna, basándose en el análisis de la difícil posición de la mujer en la sociedad.

La mujer sigue siendo la esencial gestora responsable de los hogares familiares, la educación y el cuidado de los hijos. Tareas que desempeña tras una jornada de trabajo en la cual se le exige que demuestre que por su sexo va a producir, crear y trabajar más y mejor que la otra parte de la población activa, la masculina. Sin embargo, no siempre ese esfuerzo es recompensado en su justa medida al tener condiciones laborales inferiores a las establecidas para su compañero; en la que se sigue violando, aún, la dignidad de la mujer.

Feminismo

«Todavía en nuestros tiempos la palabra feminismo da miedo. Todavía ser “feminista” significa, para algunas mujeres, distanciarse de los hombres, ser una mujer distinta, agresiva, amenazadora de la paz y de la convivencia. […] Las críticas sobre el feminismo y las feministas son hoy más sutiles y más subterráneas que en los tiempos del sufragismo. Los ataques condicionan la vida personal de las mujeres y el desarrollo de sus vidas cotidianas. Quizás porque no se entiende lo que significa ser feminista, quizás porque a veces solo se analizan los aspectos más externos de su lucha, sin intentar profundizar en las causas que la motivan.

Para algunos, las feministas son mujeres frustradas, sexual y afectivamente, que desembocan su fracaso personal hacia un abusivo enfrentamiento entre los sexos. Para otros, son mujeres que quieren imitar al “macho” y que renuncian a sus “naturales condiciones femeninas”. Hay quien piensa que el feminismo es una revancha irracional contra la supremacía masculina, una especie de machismo al revés. Para los que creen esto último, las feministas son las amazonas de un matriarcado futuro que pretenden convertir el sexo masculino en un siervo de sus ambiciones y propósitos.

A lo largo de la historia de la humanidad ha habido pocos movimientos tan anatematizados, ridiculizados e incluso ignorados como el feminista. Quizás porque el feminismo cuestiona las raíces más profundas de las relaciones entre hombres y mujeres y apunta a una nueva manera de entender el mundo».

Fuente: ROIG, M., El feminismo, Madrid: Salvat, 1981, pág. 4.

Planes de formación en igualdad de género

Подняться наверх