Читать книгу Cómo vencer los temores y fortalecer la salud emocional - Enrique Chaij - Страница 10
Desesperado en el desierto
ОглавлениеUn hombre estaba atravesando el desierto de Sahara. El vehículo que conducía le había respondido bien durante buena parte del viaje. Pero de repente, en medio de aquellos arenales calcinantes, el motor del auto se detuvo y fue imposible volver a arrancarlo.
Era la primera vez que el hombre viajaba por esa región tan solitaria. Imprudentemente, había rehusado viajar en compañía de alguien conocedor del desierto. Entonces, en su soledad, y bajo el calor abrasador, comenzó a sentir angustia y temor. Y al ver que no pasaba ningún otro viajero que pudiera ofrecer ayuda, el hombre llegó al borde de la locura y la desesperación. Por fin, ya en horas de la noche, otro conductor pasó por el lugar, y encontró al hombre a punto de desfallecer, aterrado por el miedo y la soledad. Y la ayuda recibida le salvó la vida...
Este viajero del desierto es apenas un símbolo del drama que viven millones de almas temerosas, estancadas en el desierto del mundo complejo que los rodea. Un desierto mundanal que provoca la sed espiritual de incontables corazones. ¿De qué sed se trata? De la sed íntima de un mayor contentamiento y bienestar interior. Se trata de la búsqueda de seguridad mientras vivimos “bajo el signo del temor”. Una intensa búsqueda de felicidad...
El hombre detenido en el desierto necesitaba agua, compañía y ayuda para su auto descompuesto. Estaba angustiado y aprisionado en el gran arenal. No sabía qué más hacer para seguir viaje. Hasta que llegó el otro viajero, quien lo ayudó a arrancar el auto para salir de aquella prisión.
¿No te parece que la experiencia de este conductor es la síntesis de lo que suele pasarnos a todos los mortales? Al igual que él, podemos creer que no necesitamos ayuda de nadie, y que podemos arreglarnos solos para todo. Y al principio nos va bien, y nos convencemos de que tenemos suficiente capacidad para seguir solos el viaje de la vida. Pero, de pronto surge el primer problema...
Entonces, ¿qué hacemos? Intentamos valernos por nosotros mismos... Pero el problema se nos complica. Y en medio de la angustia nace la humildad. Y en la hora cuando la angustia y la humildad se convierten en un ruego a Dios, aparece la solución tan anhelada. El temor se disipa, y el alivio nos permite seguir el camino con buen ánimo.
¿Te sientes a veces como detenido o detenida en un desierto? ¡Piensa que siempre existe una salida! Cuando nos agobia algún severo temor, puede acercársenos el Amigo todopoderoso para ofrecernos su mejor ayuda. Ese Amigo es nuestro maravilloso Auxiliador en la hora del apremio y la opresión.
El salmista bíblico conocía tan bien esta verdad, que llegó a escribir: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por eso, no temeremos, aunque la tierra sea removida, aunque se traspasen los montes al corazón del mar” (Salmo 46:1,2).
¿Notas el significado de estas gráficas palabras? Aun en medio de las peores desgracias y amenazas, podemos confiar en el Altísimo, quien “es nuestro amparo y fortaleza”. Con él, siempre tenemos más motivos para el valor que para el temor.