Читать книгу Cómo vencer los temores y fortalecer la salud emocional - Enrique Chaij - Страница 16
De la noche a la mañana
ОглавлениеVeamos ahora otro caso aleccionador: un joven que había caminado y corrido durante todo el día, huyendo de la ira de su hermano. Estaba agotado, extenuado. Ya el sol se había ocultado, y el aterrado fugitivo solamente quería descansar y dormir. Y en esa hora de la noche se detuvo en aquel campo agreste y solitario. Cayó en tierra, colocó debajo de su cabeza una piedra por almohada, y quedó profundamente dormido.
¿Quién era este joven fugitivo? Era Jacob, quien temía por su vida, porque le había usurpado la valiosa primogenitura a su hermano y había engañado vilmente a su padre. Su temor era pavoroso, y su conciencia estaba manchada de vergüenza. Ahora estaba solo en medio de la noche, lejos de su casa, sin que nadie pudiera ayudarlo…
Y mientras dormía, Jacob tuvo un sueño inesperado y providencial. En el sueño vio una escalera apoyada en la tierra, que llegaba hasta el cielo. “Y ángeles de Dios subían y descendían por ella. Y vio al Señor en lo alto de ella, que le dijo: Yo estoy contigo, te guardaré por dondequiera que vayas”… Y cuando Jacob se despertó, dijo: “Ciertamente el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía… ¡Cuán pavoroso es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios y puerta del cielo” (Génesis 28:10-17).
Jacob se había acostado lleno de pavor. Pero al levantarse, Dios lo tranquilizó y le aseguró su divina compañía. Entonces, frente a la promesa del Altísimo, no pudo menos que decir con profunda emoción: “El Señor está conmigo, ya no tengo más temor”.
Un despertar feliz
En un sentido, todos nos vemos retratados en esta experiencia de Jacob. ¡Cuántas veces nos acostamos por la noche con diversos miedos en nuestro corazón! Nos parece que estamos solos y sin saber qué hacer. Pero por fin el sueño nos vence y nos quedamos dormidos Y al despertar por la mañana, notamos que nuestro ánimo está mucho mejor. ¿Por qué? Porque el Señor nos sostuvo, y respondió nuestro pedido de ayuda. El gran cambio que Dios efectuó en el fugitivo de ayer, lo quiere hacer hoy en tu vida y en la mía. ¡Quién mejor que él para librarnos de toda clase de miedos! ¿No te parece?
Un niñito se había caído en un pozo de seis metros de profundidad. Durante horas había estado gritando y llorando sin ser oído por nadie. Pero finalmente, entre su desesperación y sus lágrimas, alcanzó a escuchar la voz de su padre que lo llamaba. La esperanza renació en su angustiado corazón. ¡Su papá había venido para salvarlo! Y momentos después, el niño estaba feliz en los brazos de su padre.
¿Estamos hoy hundidos en algún pozo, y el miedo nos estremece? Nuestro Padre celestial nos puede rescatar y ayudar. Su palabra de amor nos puede alentar, y su brazo paternal nos puede sostener. A su lado tenemos seguridad, sin angustias ni temores. ¡No lo dudes! Para nosotros, y para nuestro mundo que vive “bajo el signo del temor”, ¡Dios es nuestro supremo Ayudador!
1 Las citas bíblicas de esta obra corresponden a la versión “Nueva Reina Valera Siglo XXI”. En todos los casos, la cursiva de tales citas es nuestra.