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Las fobias

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Esta es una faceta insólita del temor. Se trata del miedo desmedido, irracional y persistente (no siempre con la misma intensidad) hacia determinados lugares, objetos y circunstancias, que la persona rehúye y no puede tolerar, aunque reconozca que tal miedo es absurdo y desproporcionado. Por ejemplo, alguien que alguna vez haya sido mordido por un perro, puede con el tiempo generar una fobia hacia todos los perros, no importando el tamaño que tengan ni la raza a que pertenezcan.

El mayor inconveniente de la persona fóbica consiste en encubrir su fobia. Le da cierta vergüenza que los demás se enteren de su problema. Pero con tal encubrimiento, más crece su debilidad, y menos ayuda puede recibir de los demás. Un hombre de mi conocimiento tenía terror ante la idea de viajar en avión. Nunca había hablado sobre el tema. Pero cuando le tocó la hora de volar, confesó su fobia. Como resultado, recibió el apoyo y el ánimo necesario para hacer su primer viaje en avión. Y le fue tan bien, que a partir de entonces disfruta de sus nuevos viajes aéreos. El haber confesado su problema fue gran parte de la solución.

Diversas y diferentes

Los especialistas han podido catalogar centenares de fobias diferentes, cada una de ellas con su nombre específico. Recordemos algunas de las más conocidas y frecuentes:

 Claustrofobia, el temor a los lugares cerrados. Podrá tratarse de un ascensor, un avión, un subterráneo, una habitación cerrada, o cualquier otro sitio donde la persona se sienta agónicamente encerrada. ¿Podemos imaginar cuántas limitaciones sufre quien padece esta fobia?

 Agorafobia, el temor a los lugares abiertos, de donde sea difícil escapar o esconderse. Impide concurrir a diversos espacios abiertos, tales como parques, reuniones al aire libre, o el contacto directo con la naturaleza.

 Acrofobia, el temor a los lugares altos, edificios elevados, cumbres de montañas u otras alturas de diferente índole.

 Cinofobia, el temor a los perros, aun a los más inofensivos y pequeños. Esta fobia está ligada a la zoofobia, el temor a los animales en general.

Y así podríamos seguir con la pirofobia (el temor al fuego); la nictalofobia (temor a la noche); la traumatofobia (el temor a los accidentes); la tanatofobia (el temor a la muerte), y muchísimas otras fobias, que interfieren en la tranquilidad y el bienestar emocional de millones de personas.

Todos estos temores pueden ceder ante el apoyo psicológico correspondiente. Y de modo particular pueden disminuir y desaparecer mediante la intervención divina. ¿Alguna fobia o temor exagerado altera tu tranquilidad o restringe tu felicidad? ¡Hay remedio a tu alcance! Y ese remedio está en Dios, “que te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas. Yo te ayudo” (Isaías 41:13). Por lo tanto, solicita en oración el poder sanador de Dios. Haz tuyas estas palabras: “Ayúdame, Señor, Dios mío, sálvame conforme a tu constante amor” (Salmo 109:26). Y él te responderá por amor a ti. ¡Pruébalo, y obtendrás la victoria sobre tus temores!

Cómo vencer los temores y fortalecer la salud emocional

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