Читать книгу Pinceladas del amor divino - Erna Alvarado Poblete - Страница 28

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“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” (Rom. 12:3, RVR 95).

Algunos piensan que amarse a uno mismo es de egoístas; otros aseguran que el amor a los demás es una extensión del amor que ten­gamos por nosotros mismos. Yo opto por citar a Jesús: “Ama a tu pró­jimo como a ti mismo” (Mat. 22:39). Puedo entender que el parámetro de comparación tiene que ver con el concepto que tengo de mí misma; es decir, podré amar a los demás cuando tenga aprecio y amor por mí.

Lo que falta definir con precisión es qué significa el amor propio, y cómo se sustenta y se manifiesta en la vida de las hijas de Dios. Quien desprecia algún aspecto de su vida será incapaz de apreciar y aceptar a los demás en su to­talidad.

El amor a una misma implica un reconocimiento de las cualidades perso­nales, de las fortalezas y debilidades, y una aceptación humilde de la disciplina de Dios y del consejo del otro hasta alcanzar la madurez. Recordemos que nuestro valor fue estimado en la cruz del Calvario. Si Dios te amó tanto, tú de­bes amarte también; lo contrario sería ingratitud.

Muchas mujeres desearían haber nacido hombres. Muchas se desgastan in­tentando parecerse a otras, o tratando de cambiar lo que son. Todo esto es in fructuoso y conduce a la insatisfacción personal. Nadie es más ni menos im­portante ante nuestro Creador. Amiga, si has caído en la trampa de la auto­compasión, sal a la luz de Dios y toma la senda de la renovación personal. Trabaja contigo y para ti, con la ayuda de Dios. Toma en cuenta que:

 Las diferencias nos hacen únicas y especiales.

 Apreciar lo que eres te dará estabilidad emocional, y desarrollarás mejores relaciones con los demás.

 Concéntrate más en tus aciertos que en tus errores.

 Siéntete cómoda con lo que eres y con lo que tienes.

 No busques siempre la aprobación de los demás; busca la aprobación de Dios.

 No eres perfecta, pero hay mucho en ti que es un tesoro; descúbrelo. Tener una opinión pobre de ti no es modestia, es autodestrucción. Tener una adecuada apreciación de lo que eres no es egoísta, es algo que necesitas para amar a los demás.

Pinceladas del amor divino

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