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24 de enero No necesitas parecerte a nadie

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“No me avergüenzo de ello, porque yo sé en quién he puesto mi confianza; y estoy seguro de que él tiene poder para guardar hasta aquel día lo que me ha encomendado” (2 Tim. 1:12).

La búsqueda de la originalidad es el desafío de muchas; ser original es tener ideas diferentes, hacer las cosas y expresarse de manera distinta. Sin embargo, lo que hacemos a veces desmiente lo que buscamos. Basta pararse en cualquier paso peatonal para darse cuenta de que la mayo­ría de las personas vestimos muy similar. La originalidad se acaba cuando una moda se impone. El problema surge cuando renunciamos a nuestros valores y creencias para conseguir aprobación.

La fuerza más poderosa a vencer para los que quieren ser originales es la presión social. Es una fuerza que arrastra a asumir ideas y modos de ser, pa­sando por encima de la originalidad que buscamos. Es inevitable que el grupo de amigos ejerza influencia en lo que somos y se convierta en un factor deter­minante en nuestra forma de ser y pensar, aun sin que lo percibamos. Todos te­nemos necesidad de aceptación, y de ser estimados y tomados en cuenta. Cuando esta necesidad no es satisfecha, podemos caer en la negación de lo que realmen­te somos, poniendo en peligro la dignidad y el libre albedrío, dos derechos dados a toda criatura por creación.

Posiblemente pienses: “La vida, las circunstancias, las costumbres, los mo­dos de hacer las cosas cambian”; sin embargo, la Biblia dice: “La hierba se seca y la flor se marchita, pero la Palabra de nuestro Dios permanece para siempre” (Isa. 40:8). Los dichos de Dios son eternos y tienen como única razón de ser preservarte para la eternidad. Los “no” de Dios no son arbitrarios, mucho menos punitivos; son la salvaguarda de la vida humana. Sin ellos, estaríamos a la deriva.

Caminar por la vida con un “así dice Jehová” te pone a salvo, te brinda la seguridad de ir por el rumbo correcto. Puedes adaptar tu peinado y tu vesti­do a la moda, pero sin tirar por la borda lo bueno y lo santo que Dios puso en ti. Antes de aceptar propuestas ajenas, revisa tus creencias, confía en ti mis­ma y en Dios, y sé capaz de rechazar los intentos de los demás para que hagas lo que consideras incorrecto. No desoigas la voz del Espíritu Santo, que siem­pre te advierte cuando estás en zona de peligro.

Pinceladas del amor divino

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