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La sincronización de la brazada y los batidos

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Se realizan dos batidos completos de delfín durante cada ciclo de brazada. La sincronización correcta entre estos batidos y las varias fases de la brazada puede verse desde la vista lateral de la secuencia de fotografías subacuáticas presentadas en la figura 5.9. El movimiento descendente del primer batido tiene lugar durante la entrada y el estiramiento de los brazos, como se ve en las figuras 5.9 a-b, y el movimiento descendente del segundo batido ocurre durante el movimiento hacia arriba de la brazada subacuática, como se ve en las figuras 5.9 e-g. Esta explicación, aunque correcta, es demasiado simplificada para la sincronización compleja entre los movimientos de brazos y piernas en este estilo. Ahora describiré esta sincronización con mayor detalle.

El movimiento descendente del primer batido debe empezar durante la segunda mitad del recobro de los brazos y debe continuar durante la entrada y el estiramiento de los mismos. Los muslos deben empezar a empujar hacia abajo cuando los brazos se acercan a la posición de la entrada, y la extensión de las piernas, la principal fase propulsora del batido, debe tener lugar durante la entrada, el estiramiento y la primera parte del movimiento hacia fuera de los brazos. Además de superar el arrastre por empuje de los brazos que están entrando en el agua, este batido también debe ser bastante potente para acelerar a los nadadores hacia delante. Este movimiento descendente empujará las caderas hacia arriba y hacia delante a través de la superficie del agua de forma ondulatoria, simultáneamente acelerando el cuerpo hacia delante.

El movimiento ascendente que sigue el primer movimiento descendente del batido de delfín debe tener lugar durante el resto del movimiento hacia fuera de los brazos y la primera parte del movimiento hacia dentro (véanse las figuras 5.9 c-d, en la página 164). De esta forma, se elevan las piernas y descienden las caderas de manera que estén en una buena posición hidrodinámica por encima del cuerpo durante la primera fase propulsora de la brazada. Así reducirán el arrastre por forma de manera que los nadadores acelerarán más hacia delante durante el movimiento hacia dentro. Los buenos mariposistas realmente parecen estar nadando cuesta abajo durante la primera mitad del movimiento hacia dentro.

El movimiento descendente del segundo batido debe ejecutarse sincronizado con el movimiento hacia arriba de los brazos. El movimiento descendente realmente empieza con los muslos empujando hacia abajo durante la transición entre el movimiento hacia dentro y el movimiento hacia arriba de la brazada. Sin embargo, la parte más eficaz del batido, la extensión de las piernas, tiene lugar durante el movimiento hacia arriba de la brazada.

El siguiente movimiento ascendente del segundo batido tiene lugar durante el recobro de los brazos (véase la figura 5.9i en la página 164). Esta acción realiza las mismas dos funciones que el movimiento ascendente del primer batido. Lleva las piernas hacia arriba, cerca de la superficie, para que el cuerpo esté en una posición más hidrodinámica durante esta fase del ciclo de brazada y las coloca en posición para el movimiento descendente del siguiente batido. El aspecto hidrodinámico de este movimiento ascendente aumentará la magnitud de la aceleración hacia delante adquirida de la propulsión por la ola durante la primera mitad del recobro de los brazos. La magnitud de esta propulsión por la ola será mayor si los nadadores rebotan las piernas rápida y suavemente hacia arriba durante el movimiento ascendente del segundo batido. Se verá disminuido si los nadadores permiten que las piernas “cuelguen” por debajo del cuerpo o si flexionan las rodillas y obligan a los pies a subir hacia arriba para el próximo batido.

Existen pocas dudas de que el movimiento descendente del primer batido pueda contribuir significativamente a la propulsión efectiva, como se ilustra en el gráfico de la velocidad de avance de Pablo Morales en la figura 5.6 (véase la página 161). El movimiento descendente del segundo batido probablemente contribuye también a la propulsión, mientras que además da soporte a las caderas, que están cerca de la superficie para alcanzar una mejor posición hidrodinámica durante el movimiento hacia arriba. Sin embargo, existe alguna controversia en cuanto a si los movimientos ascendentes del batido de delfín son propulsores o no.

Expliqué por qué no creo que estos movimientos ascendentes sean propulsores en el capítulo 3, porque las piernas se desplazan hacia arriba y hacia delante. Por consiguiente, no podrían estar acelerando el agua hacia atrás. Por lo tanto, recomiendo que los movimientos ascendentes de los dos batidos de delfín se realicen de forma rápida pero suavemente. Cualquier fuerza innecesaria sólo desacelerará a los nadadores más aún de lo que ya lo están haciendo.

Con esto en mente, se debe ejecutar el movimiento ascendente de la siguiente forma. La fuerza del movimiento descendente del batido precedente debe utilizarse para superar la inercia hacia abajo de las piernas y hacerlas rebotar hacia arriba. Es decir, la extensión de la parte inferior de las piernas empujará los muslos hacia arriba. Esto ayudará a superar la inercia hacia abajo y les permitirá dirigirse hacia arriba con un mínimo de esfuerzo muscular. Una vez empezado el movimiento ascendente, los nadadores deben mantener los muslos dirigiéndose hacia arriba con la extensión de la cadera (tirando hacia arriba con los glúteos).

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