Читать книгу La soportable gravedad de la Toga - Eugenio Moure González - Страница 12
7 de septiembre de 2018 Al cliente tóxico puente de plata
ОглавлениеTodavía legañoso mientras desayuno leo en el tetrabrik de la leche la siguiente frase: “Todo lo que es de verdad acaba ganando”. Menuda ocurrencia del publicista para convencerme de que lo que estaba tomando era de verdad leche y no un sucedáneo.
Eso me hace reflexionar sobre la verdad en mi profesión, pues viendo ayer un capítulo de la serie “The good wife”1 un personaje le decía a la protagonista: “usted es abogado, no dice la verdad”. Curioso estigma ese que tenemos de convertir los hechos en una sustancia maleable al antojo de nuestros intereses o más bien de nuestros clientes.
Creo que la probidad (primera virtud del defensor)2 y el respeto a la verdad (por lo menos la verdad formal, la que dimana de las pruebas) empieza por no ceder a las presiones de determinados clientes tóxicos. Podemos ser la sumisa correa de trasmisión judicial de sus deseos, o podemos echar el freno a tiempo y evitar comportarnos como marionetas al hilo de los mismos, aun a cambio de una generosa retribución.
Digo esto porque hace unas semanas a un cliente le dije basta, renunciando a su defensa, aun a pesar de que eso suponía dejar pasar la oportunidad de llevar a juicio no uno sino dos asuntos. Después de unos meses de trabajo, con varias reuniones y más de 50 correos contestados, determinadas injerencias en mi trabajo, consejos que viraban a imposiciones, incluso alguna que otra salida de tono tras un primer aviso –como en los toros– decidí renunciar y así se lo comuniqué.
No esperaba que se lo tomase bien, más que nada porque su narcisismo patológico no entiende de rechazos, pero semanas después su enfado viró a la amenaza y por ahí no paso. Hoy le he mandado una carta con cita de alguna de sus perlas vía email, emplazándole a dirimir sus cuitas conmigo ante el Colegio de Abogados o el propio Juzgado, donde quedaría liberado de usar todo ese material sensible para probar lo contrario de lo que me acusa: que no le estaba defendiendo bien. Espero que algo de raciocinio le quede, o incluso de sentido del ridículo, para evitar el bochorno de la exposición a su propia boutade.
No sé si la verdad gana siempre en esta profesión, pero si tengo claro que las mentiras de los clientes son una losa demasiado pesada para poder transitar con dignidad por los caminos de la Justicia.
1. Serie de las llamadas de “culto” que relata la peripecias profesionales y personales de la esposa de un fiscal jefe encarcelado, y las vicisitudes de un gran despacho de abogados de Chicago (grande por lo menos comparado con el mío).
2. O eso dice Piero Calamandrei en su obra “Elogio de los jueces escrito por un abogado”, lectura obligada tanto para unos como para otros.