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La Sociedad de Amantes del País y el Mercurio Peruano

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El siglo XVIII europeo vivió nuevas tendencias ideológicas, en las que los pensadores volvían su mirada a la naturaleza, apostaban por “el hombre bueno” que, educado, superaría la maldad que había construido la humanidad, y valoraban en mucho la razón humana, capaz de estudiar y comprender las ciencias, para encontrar respuesta a tantas preguntas sobre el mundo y la humanidad; entendían a la familia como única sociedad natural, interpretando que es “un contrato social” el que configura al Estado y a las expresiones formales de la sociedad; criticaban el mercantilismo de un comercio reglamentado a favor de las metrópolis y en perjuicio de las colonias, y reivindicaban el aporte laboral del artesano y del campesino, creadores de riqueza con sus manos5.

En el Perú, el milanés José Rossi Rubí, establecido en Lima desde 1786, amigo de José María Egaña, Demetrio Guasque e Hipólito Unanue, formó con ellos una Academia Filarmónica. Pero luego, pensando en ampliar el número de miembros, contertulios en casa de Egaña, esos cuatro –y otros– crearon la Sociedad Académica de Amantes del País, que, si bien recogía el eco del pensamiento europeo, fundamentalmente se ocupaba de temas peruanos.

«Tuvo su inicio en la tertulia que reunía en su casa José María Egaña: allí se conversaba sobre la situación general del virreinato. Aunque los temas eran “abiertos”, pronto se dieron cuenta de que estos siempre giraban en torno del Perú: su historia, su geografía, sus riquezas naturales –incluyendo la marítima–, los grupos sociales, lo que se había escrito sobre el Perú, el comercio de exportación e importación con otros espacios, su población, etcétera. Pronto se apercibieron de que, en tanto mejor conocían el país, más crecía su sentimiento de amor al mismo. Por eso decidieron convertir la informal tertulia en una sociedad en la que sus distintos miembros se comprometieran a estudiar y exponer en torno de algún tema. La rica experiencia los llevó a la conclusión de que ese amor que sentían por el país era consecuencia de conocerlo cada vez más, y decidieron expandir esos conocimientos, propiciando así que otros también tomaran conciencia del cariño por el propio terruño. Así solicitaron y obtuvieron del virrey Gil de Taboada autorización para editar un periódico: el Mercurio Peruano»6.

El virrey Gil de Taboada dio su aprobación el 19 de octubre de 1792, a la vista del “acierto e ilustración de las obras” insertas en sus páginas y de “la aceptación general que han merecido”, y nombró como su protector al alcalde de corte Juan del Pino Manrique7.

La revista Mercurio Peruano es un hito en la historia de las ideas en el Perú, en lo que respecta a la gesta emancipadora. En ella escribieron las personalidades más selectas del mundo colonial. Pero esa publicación fue fundamentalmente una iniciativa intelectual y científica, no de acción política.

«Es muy frecuente relacionar la génesis de la emancipación americana con el movimiento de ideas que surge en Europa Occidental, a partir de la Ilustración […]. Se corre con ello el riesgo de ver la historia americana solo como un reflejo de la historia europea. Sin negar influencia, estímulos y conexiones, ellas funcionan plenamente solo allí donde hay factores internos que les son favorables. No todo fenómeno europeo de gran magnitud se ha proyectado consecuentemente en América. En el mismo siglo XVIII surgió la Revolución Industrial, que llegó aquí por mucho tiempo apenas a través de sus exponentes extranjeros, sobre todo ingleses y norteamericanos. Aun en el campo político, el Congreso de Viena creó en 1815, para Europa, un régimen reaccionario que perduró, en lo esencial, hasta 1848, y fue, precisamente, opuesto al sistema adoptado entonces por América»8.

En el siglo XXI, la Sociedad de Amantes del País ha logrado reconstituirse gracias al trabajo de un grupo de profesionales y jóvenes universitarios, organizados y presididos por el catedrático Walter Brunke Ríos. Mercurio Peruano, a su vez, en su etapa fundada por Víctor Andrés Belaunde, es editada por la Facultad de Ciencias y Humanidades de la Universidad de Piura.

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