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ОглавлениеCuando despierto, el sol ha empezado a iluminar el compartimento de Tristán y la guitarra descansa en su funda, en el suelo. Sobre ella hay una toalla y una nota ¡y detrás están mi equipaje y mis cámaras! No hay ni rastro de Tristán. Me incorporo y doy un repaso rápido a mí misma: estoy dentro de la cama, llevo toda mi ropa y tengo mi iPhone al lado. Lo único que me han quitado son los zapatos, que encuentro en el suelo, al lado de la litera. Me levanto, recojo la toalla y leo la nota: «Déjame que te invite a desayunar antes de llegar a París. Utiliza la ducha del compartimento si lo deseas. Tristán».
No dudo en utilizar la ducha. El agua sobre mi piel y mi pelo me reaviva por completo. Mientras me ducho recuerdo el sueño de la noche anterior y me estremezco. Cierro el grifo, me seco y me pongo unos pantalones tejanos elásticos, una camiseta gris de tirantes anchos, semitransparente y mis zapatillas. Dejo la toalla en el baño y vuelvo a leer la nota. Lo que pasó anoche fue especial para mí y no sé si quiero arriesgarme a que lo estropee la luz del día. Por otra parte, hay una duda que no puedo quitarme de la cabeza: ¿Qué pasó anoche cuando me dormí? ¿Dónde durmió Tristán? La litera de arriba sigue llena de maletas y de ropa. ¿Se fue a otro compartimento, se acostó en el suelo o se acostó a mi lado? ¿De verdad quiero saberlo? ¿De verdad quiero saber si he pasado la noche junto a Tristán Lago y yo estaba dormida como un tronco?
Me muerdo el labio y me rasco la parte trasera del cuello. Sí, no hay marcha atrás: quiero saberlo.
• Quiero verle una vez más, acepto desayunar con él (ve a "30").