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ОглавлениеPor una vez agradezco haber pagado la consumición antes de sentarme a la mesa, me bebo el zumo casi de un trago, envuelvo el bocadillo en la servilleta de papel y salgo corriendo de la cafetería. Justo a tiempo de ver cómo Juan entra en mi hotel.
¿Pero qué hace Juan en mi hotel?
Me guardo el bocadillo en el bolso y entro tras él. Le encuentro dejando una nota en recepción.
—¡Ah! —dice la recepcionista al verme entrar—, el caballero preguntaba por usted.
Juan levanta la vista del papel, lo arruga y me sonríe.
—Ya le estaba dejando una nota.
—¿Qué hace aquí?
—Lo que me ha pedido el señor Lago, asegurarme de que llega a tiempo a la entrevista.
—¿Cómo ha sabido dónde me alojo?
—¿De verdad le sorprende que lo haya averiguado?
Arrugo la nariz. No, la verdad es que no me sorprende en absoluto. Pero no deja de parecerme un poco enfermizo. El típico acosador y caballero romántico a un tiempo.
—Es la primera vez que alguien se toma tantas molestias para ser entrevistado. No hacía falta que le enviara a usted, yo podría haber ido en metro o en autobús.
—Bueno, mucho mejor si la lleva un chófer, ¿no cree?
Estoy a punto de protestar, pero entonces recuerdo las palabras de mi jefa y la angustia en su voz. Esta vez la independiente Álex puede claudicar.
—Sí, mucho mejor. Subo a por mis cosas y enseguida nos vamos. ¿Me espera aquí?
—Desde luego.
—Bien, no tardo.
• Subo a recoger mis cosas (ve a "35").