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Presidencia de Hipólito Yrigoyen (1928-1930)
ОглавлениеEl radicalismo se presentó dividido a las elecciones del 1 de abril. Por un lado, los personalistas con la fórmula Yrigoyen-Beiró que obtuvo el 57,41% (839.140). Por el otro, los antipersonalistas apoyados por los conservadores con la fórmula Melo-Gallo que obtuvieron el 30% (439.140) y por lo tanto fueron absolutamente derrotados. Yrigoyen iniciaba su segunda presidencia ya que obtuvo 249 electores, pero no fue acompañado por Francisco Beiró, pues este muere en julio de 1928, lo que generó una situación institucional inédita, ya que el Colegio Electoral se disuelve una vez elegida la fórmula. Finalmente triunfa la postura de convocar nuevamente a los electores frente a la de hacer una nueva elección y se elige como vice a Enrique Martínez, gobernador de Córdoba.
El 12 de octubre de 1928, día de la transmisión del mando, se vive en las calles una fiesta popular como nunca se había visto. Miles de personas vivan a Hipólito Yrigoyen, que con sus 77 años de edad recorre el trayecto desde el Congreso hasta la Casa Rosada en el automóvil presidencial, de pie, saludando a la multitud que se agolpa a su paso. Mientras tanto Alvear es despedido con una fuerte silbatina.
Su gabinete fue integrado totalmente por personas que le habían demostrado lealtad y no hubo lugar para los antipersonalistas.
Su gestión se llevó a cabo durante una coyuntura económica internacional muy complicada y desfavorable para todos los países de la región y en particular para la Argentina. Pero a pesar de esto su obra fue muy importante. En obras públicas se destaca la extensión de vías férreas estatales: Trasandino del Norte, en Entre Ríos, en Cuyo y en Capital Federal la construcción del edificio central de Ferrocarriles del Estado. También en instalaciones portuarias en Formosa, Santa Fe y Quequén. Se subsidia la construcción del edificio de la Academia de Medicina en la Avenida Las Heras. Se subsidia al Instituto del Cáncer y se crea el Instituto de la Nutrición, dándole una importancia mayor a la presencia del Estado en la investigación científica. También se crea el Instituto del Petróleo.
La prensa opositora va a cargar las tintas por el nombramiento masivo de radicales en la administración pública. Sobre todo, a partir de la segunda mitad de 1929, diariamente se publican casos de personas nombradas sin capacidad para el cargo. Un profesor de inglés que carece de título e ignora el idioma, dactilógrafos que no saben escribir a máquina. Personas que sólo concurren a las oficinas para cobrar el sueldo y hasta un señor que es nombrado “ama de leche” en un hospital.3