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TEMA, ESTRUCTURA, TIEMPO Y ESPACIO

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El tema de la Odisea está enunciado en los primeros versos de la obra (I 1-10). En la Ilíada el proemio ocupa un solo verso: «La cólera canta, oh diosa, del Pelida Aquiles» (I 1); aquí ocupa diez, sin duda porque el tema de la Odisea es mucho más complejo, a pesar de referirse exclusivamente a un hombre, ándra: la primera palabra del poema. En posición también importante en el verso encontramos polýtropon «de muchas vueltas, hábil»: la Odisea trata de un hombre que posee una cualidad específica, el ingenio, la versatilidad. El mismo adjetivo podríamos conceder a la estructura, además del habitual de «sinfónica», en la que varias tramas se alternan en la presentación narrativa, para acabar confluyendo en un punto concreto, el encuentro de Telémaco y Ulises en la cabaña de Eumeo en Ítaca (XVI 10), a partir del cual hay un de- sarrollo lineal de los acontecimientos.

Todo el poema gira en torno a un tema concreto, que formaba parte del gran conjunto del material épico: el regreso de uno de los héroes de Troya. Este núcleo se expandió considerablemente gracias a la inclusión de otro material troyano, como los viajes de Telémaco, el destino de los otros héroes, y aun de fuera de ese gran ciclo, como los episodios en el Olimpo —los amores de Ares y Afrodita—, las falsas aventuras del «cretense» Ulises, etc. Se suman además elementos folclóricos, como los monstruos o los relatos de viajes, que se enmarcan en la colonización real de la época, y el motivo compartido con cuentos del mundo entero: las aventuras y pruebas que ha de superar el héroe para recuperar su reino y la mano de la princesa, ayudado por distintos personajes que se encuentra en el camino. Con el regreso, tema principal, se articulan otros también importantes, como el engaño, del que hace gala Ulises a través de la palabra y del disfraz, la hospitalidad y el difícil equilibrio entre el mundo femenino y el masculino, o entre dos divinidades como Atenea y Poseidón.

El relato se organiza en diferentes espacios, tiempos, tramas y con distintos protagonistas. A cada espacio le corresponde un protagonista (los viajes a Ulises; la casa a Penélope, Telémaco a medio camino entre ambos espacios y ambos protagonistas), un tiempo y unos subtemas. Esta compleja organización es trasunto del carácter inquieto y exploratorio de su personaje principal: los finales quedan abiertos, se plantean preguntas y se dejan escapar voces alternativas (Silk 2004: 41-42). Todos estos aspectos están interrelacionados, por ello los trataremos conjuntamente.

Comenzaremos por el tiempo38. La historia de la Odisea narra el regreso de Ulises, que se alarga durante casi diez años entre la historia principal y las historias «incrustadas» (De Jong 2014: 50-55)39. Pero el presente de la acción son solo 40 o 41 días40, desde el final de la estancia de Ulises con Calipso hasta la paz establecida con la familia de los pretendientes. La ordenación temporal no es lineal: comienza en el tiempo presente —pero in medias res del regreso— en Ítaca (libros I-II); sigue a Telémaco en sus viajes a Pilos y Esparta (III-IV); luego (aparentemente, todavía, en el momento actual, aunque efectivamente en analepsis —o flashback— al inicio de I), se convierte en la salida desde Ogigia a Feacia (V) y la estancia allí con Nausícaa y sus padres (VI-VIII); a continuación da, en flashback, el relato de Ulises (a los feacios) de sus aventuras, de Troya a Ogigia (IX-XII), antes de narrar (en el presente, nuevamente) el regreso de Ulises a Ítaca (en XIII), donde la acción sigue una ordenación cronológica progresiva hasta su resolución.

Un ejemplo de esta complejidad temporal puede ser que en los primeros versos aparece Atenea pidiendo a Zeus que deje salir a Ulises de la isla de Calipso. Para verle en Ogigia tendremos que esperar al canto V y para saber cómo y por qué ha llegado allí tendremos que esperar al final del canto XII. Es la primera parte la más compleja en este sentido (cantos I-XII), mientas que la segunda (XIII-XXIV) presenta unidad de tiempo (en líneas generales) y de espacio.

Además, la relación entre tiempo narrativo e historia no es en absoluto proporcional: los ocho años con Calipso se resuelven en unas líneas (VII 244-263), mientras que el día en que narra a los feacios sus diez años anteriores ocupa cuatro cantos (IX-XII), y el penúltimo día en Ítaca ocupa más de tres cantos (X 91-XXIII 343).

En Homero nunca se presentan acciones simultáneas: cuando el tiempo pasa en un escenario, ese avance afecta a todos los demás. En el libro XI dejamos a Telémaco en su barco, de noche, de vuelta a Ítaca (XV 300); volvemos a la cabaña de Eumeo, donde Ulises y el porquero están cenando. Duermen y amanece (XV 495-6), mientras volvemos con Telémaco ya en las costas de Ítaca, de día. Más significativas son las dos asambleas de dioses: a la que tiene lugar en I (27-95) sigue la misión de Atenea con Telémaco; en el canto V (2-42) volvemos a otra asamblea, que envía a Hermes a Ogigia. Parecen sucesos simultáneos, pero son sucesivos, ya que el segundo se produce una vez que el narrador muestra lo preocupante de la situación en Ítaca y el peligro real para Telémaco, cuyo asesinato planean los pretendientes41.

En esta compleja organización temporal, el eje principal lo constituye la llegada de Ulises a Ítaca, que establece dos partes bien diferenciadas, con la primera a su vez subdividida en otras dos:

Odisea

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