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¿ARTIFICIAL O NECESARIO?

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De 1907 a 1911, Einstein sudó la gota gorda para diferenciar su obra de la de Lorentz. La distinción entre ambos métodos se hizo tan patente que, al final, el científico de mayor edad convino en atribuir al joven físico todo el mérito por su forma particular de interpretar la relatividad. Aunque en su famoso artículo de 1908 Einstein se refirió claramente al «tiempo», su tesis inicial era más modesta de lo que sería después. Entonces, estaba más asociada con el tiempo de los relojes, sin incluirlos ni siquiera todos. Tuvo el tino de decir que su teoría se aplicaba a relojes con volante, así como a los relojes sincronizados con señales lumínicas. Cuando se publicó el artículo en una colección posterior dedicada a la teoría, fue añadida una nota al pie (probablemente por el editor de la colección, Arnold Sommerfeld) avisando de forma explícita que no se aplicaría «al reloj de péndulo, pues físicamente es un sistema vinculado a la Tierra. Este caso quedaría excluido»20. ¿Cómo se convirtió un ensayo sobre relojes —y solo sobre determinados tipos de reloj— en un ensayo sobre el tiempo en general?

La precaución inicial de Einstein al referirse al tiempo comenzó a diluirse en 1911. En una charla que dio en enero, afirmó que los efectos de la dilatación temporal que había considerado para los relojes en movimiento afectarían a «un organismo vivo en una caja»21. Cuando Paul Langevin desarrolló la famosa paradoja de los gemelos ese mismo año, se refirió a los relojes, pero también al envejecimiento biológico.

Poincaré había dicho que la explicación de Lorentz era ad hoc, una expresión peyorativa para las teorías científicas; e incluso el neerlandés, en un ejercicio de autocrítica, lo reconoció. Durante el Congreso Internacional de Física de 1900, Poincaré habló de la artificialidad de la teoría de Lorentz22. Unos años más tarde, Lorentz manifestó: «Poincaré se ha opuesto a la teoría existente de fenómenos eléctricos y ópticos en cuerpos en movimiento manifestando que, para explicar el resultado negativo de Michelson, se ha tenido que presentar una nueva hipótesis y que puede que surja esta misma necesidad cada vez que salgan a la luz nuevos hechos». Lorentz aceptó la crítica en su totalidad, indicando que «indudablemente este sistema de inventar hipótesis especiales para cada nuevo resultado experimental es algo artificial»23.

Lorentz continuó batiéndose el cobre con este tema, intentando combatir la aparente artificialidad de su teoría incorporando nuevos experimentos a la deformación de la masa electromagnética del electrón. Llegado a ese punto, afirmó con optimismo que su obra estaba basada en «supuestos fundamentales […] con mejores resultados»24. Pero ni siquiera con esta nueva investigación logró convencer plenamente a su colega parisino. En El valor de la ciencia (1905), Poincaré volvió a subrayar que Lorentz solo se había salido con la suya «acumulando hipótesis»25. Con todo, también la laureó como la «menos defectuosa» de todas las opciones26.

Haciendo suyas las acusaciones que había vertido Poincaré, Einstein dijo que su teoría era superior a la de Lorentz porque no era artificial. La razón que adujo para la superioridad de su interpretación era que, a diferencia de la de Lorentz, no era «un medio artificial para salvar la teoría». Einstein incluyó un historial con el desarrollo de esta investigación, diferenciando su posición de la de Lorentz27. Minkowski dio alas a este argumento alegando que la teoría del neerlandés parecía «un regalo del cielo», mientras que la alternativa del alemán parecía emerger con naturalidad de los hechos observados28.

¿Qué distingue una teoría que refleja con naturalidad el orden del mundo de una que ha sido diseñada artificialmente para amoldarla a los resultados de los experimentos? Estas publicaciones de Poincaré, Lorentz y Einstein rebosaban de acusaciones mutuas e indecorosas de artificialidad y de construcción ad hoc. Lorentz refutó las acusaciones de Einstein de que su teoría lo fuera, argumentando por el contrario que la solución de Einstein era la más artificial. En 1909 Lorentz admitió formalmente que Einstein podía «agenciarse el mérito» por «la manifestación de un principio general y fundamental» de la relatividad —algo que él mismo no había hecho—, pero solo si se reconocía lo «artificial» que era en verdad la contribución de Einstein29. En un texto que parecía otorgar el crédito generosamente a su colega por la teoría de la relatividad, añadía que Eistein solo había postulado lo que él había deducido. El resultado era «más bien complicado y parecía un tanto artificial»30. En las conferencias posteriores (en 1910) usó el término «Relativitätsprizip de Einstein», marcando claramente la diferencia31. Aceptó que la teoría de Einstein se podía considerar la mejor explicación disponible para ciertos resultados experimentales, pero siguió buscando una teoría alternativa.

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