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LA IGLESIA EN LA EDUCACIÓN
ОглавлениеLa historia de la educación en el periodo de la construcción de la república está unida, por las condiciones de la época, no solo a la acción estatal sino a varias instituciones privadas, y en particular a la Iglesia Católica.
El valor de estas fuentes permite orientarse en la historiografía educacional y la oportunidad de volver a fuentes estadísticas concretas. Por otro lado, se ofrece desde fuentes inéditas nuevos aportes a la historia educacional chilena, obviamente desde la contribución católica, sin descuidar el proceso subyacente del tránsito desde una sociedad confesional a otra aconfesional.
En 1831 había en Santiago 82 escuelas: ocho municipales, siete conventuales, tres parroquiales y 64 particulares con tres mil 432 alumnos, dos mil 296 varones y mil 776 mujeres. No existía ninguna escuela fiscal970.
Estos datos genéricos permiten diagnosticar el estado de la realidad educacional chilena apenas iniciada la república. Era necesario no solo regular un sistema que se había desarrollado durante la monarquía, sino poner los cimientos de una nueva estructura educacional.
Se entienden, por tanto, las normas sobre educación contenidas en la carta de 1833, que definieron los principios fundamentales del sistema educacional que tendría el país. El artículo 153 estableció que la educación pública era una atención preferente del gobierno, que el Congreso elaboraría un plan general de educación nacional y que el ministro del ramo le daría anualmente cuenta de su estado en toda la república. El artículo 154, por su parte, dispuso la creación de una superintendencia de educación pública, a cuyo cargo estaría la inspección de la enseñanza nacional y su dirección, bajo la autoridad del gobierno. Sin embargo, para el desarrollo de la educación primaria estas disposiciones no lograron su consolidación hasta la Ley Orgánica de 1860. En el curso de esos años tuvo especial importancia la ley de 18 de noviembre de 1842, que creó la Universidad de Chile, y que le fijó, entre sus muchas tareas, “la inspección sobre todos los demás establecimientos de educación.”
Por otra parte, en 1842 se fundó la Escuela Normal, para la formación de los profesores que habrían de tener a su cargo la enseñanza en las escuelas de todo el país. Aunque la información estadística indica que el esfuerzo en materia educacional fue reducido en relación a las necesidades advertidas, se logró un crecimiento de consideración en un decenio: de las 80 escuelas públicas existentes se pasó a más de 120, si bien con una estructura muy modesta.
El informe del visitador Juan Domingo Vico, designado en 1850 por la Facultad de Humanidades para la provincia de Santiago, que abarcó a las escuelas conventuales, particulares, municipales y fiscales, ofrece un panorama poco estimulante: en general las escuelas estaban en estado “deplorable”, eran pobres, sucias, con aulas de mala calidad, pocos alumnos, con preceptores de formación inadecuada y con dudosos métodos de enseñanza971.
Si bien el informe del visitador Vico corresponde a Santiago, es posible deducir iguales o más agudas deficiencias en otras regiones, como lo comprueba una estadística de las escuelas privadas y públicas del país en 1877972.
Cuando en 1887 el arzobispo Casanova realizó la visita pastoral, envió el formulario de interrogatorio a los párrocos973, en cuya quinta pregunta se pedía saber cuántas escuelas de niños y niñas había en la parroquia. La información proporcionada por las 80 parroquias de todo el obispado, desde Talca hasta San Felipe dio 441 escuelas públicas y 44 privadas, algunas muy innovadoras, como las escuelas mixtas. En la parroquia de Quillota había una escuela superior, dos elementales, una nocturna, y tres mixtas, en tanto que en la parroquia Los Doce Apóstoles había nueve escuelas fiscales y una financiada por la masonería.
El aporte en materia educacional de la Iglesia Católica fue significativo, tanto por las congregaciones que ingresaron al país como por las fundaciones del clero secular y de laicos.
Así, en 1870 el arzobispo Valdivieso creó la Sociedad de Escuelas Católicas de Santo Tomás de Aquino, que hacia 1899 atendía a mil 793 alumnos. En 1875 Enrique Lyon solicitó la aprobación de la personalidad jurídica para la Sociedad Católica de Instrucción Primaria de Valparaíso, Escuelas y Talleres para el Pueblo974. En 1888 se fundó la Universidad Católica de Chile. Las congregaciones religiosas nuevas, masculinas y femeninas, hicieron un aporte importante, pues, además de abordar numerosos aspectos religiosos y sociales, dirigieron preferentemente su atención al establecimiento de escuelas primarias y secundarias. En 1838 llegó a Chile la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, y establecida en Valparaíso y Santiago abrió escuelas en ambas ciudades. En 1855 abrió un colegio y una escuela gratuita en La Serena. En 1854 el gobierno encargó a las religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, llegadas a Chile el año anterior, dirigir la Escuela Normal de Preceptoras; estas religiosas establecieron en Santiago un internado y un externado gratuito, abrieron una casa en Talca en 1858 para dirigir una escuela gratuita y en 1870 hicieron otro tanto en Valparaíso. En 1853 ingresó la Congregación de las Hermanas de la Providencia, que atendió casas de huérfanos, asilos y escuelas, y en 1867 se estableció en Concepción; en 1854 lo hicieron las Hijas de la Caridad, quienes abrieron escuelas y pensionados femeninos. Las religiosas de la Congregación del Buen Pastor comenzaron a llegar en 1855 y fundaron casas en Valparaíso, Santiago, Quillota, San Felipe, Curicó, Talca, Rancagua, Los Ángeles, Chillán, Cauquenes y Concepción, las cuatro últimas a mediados del decenio de 1880, haciéndose cargo de casas correccionales de mujeres y de escuelas; las religiosas de la Compañía de María Santísima llegaron en 1868 para atender en Molina una escuela para niñas pobres y abrieron también una escuela en Santiago. En 1878 el gobierno autorizó el establecimiento de la Congregación de las Hermanas de la Caridad Cristiana de la Inmaculada Concepción, que abrió un internado de niñas. Las Hermanas de la Inmaculada Concepción, religiosas alemanas de Paderborn, hicieron su primera fundación en Ancud en 1874, y desde allí se extendieron hacia el norte, creando escuelas y atendiendo hospitales en Puerto Montt y Valdivia en el periodo estudiado. Entre las comunidades masculinas debe recordarse a la Congregación de los Sagrados Corazones, llegada en mayo de 1834, y que fundó un colegio en Santiago a fines de 1848; a la Compañía de Jesús, que se volvió a radicar en Chile en 1843, para fundar el Colegio de San Ignacio el 1 de mayo de 1856 en Santiago —la orden se instaló en 1871 en Concepción y en 1859 en Puerto Montt—, y los Hermanos de la Salle en 1862.
Cabe agregar a lo anterior que, como se ha visto antes, una de las preocupaciones principales de las misiones fue la fundación de escuelas975.