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12. Martí

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En la universidad Fidel descubrió las mujeres, el amor, el sexo. Los primeros pasos, parece, fueron inciertos; quizá por ello se mostraba viril exhibiendo, según la costumbre difundida en Cuba, desprecio por los homosexuales. En tanto el joven jesuita devenía marxista sin dejar de ser jesuita. Figura clave de tal pasaje fue José Martí, por antonomasia el padre de la patria. Podía citar largos párrafos de memoria. ¿Por qué él? ¿Que su adoración compensara el dolor por la “invisibilidad” a los ojos del padre? Puede ser. Pero más relevante es que a través de Martí cubanizó su bagaje hispánico. ¡El Apóstol, como Martí era llamado, había dado la vida para emancipar a Cuba de España! No sólo encarnaba los valores que los jesuitas le habían transmitido: desinterés, fe, martirio; además los ponía al servicio de la patria. Causa a la cual Fidel se avocó, como buen hijo de inmigrante que se integraba en la patria de adopción madurando un nacionalismo exacerbado. Gracias a Martí, cubanizó el odio por los Estados Unidos: de legado hispánico, devino expresión de nacionalismo cubano. ¿Acaso Martí no les había imputado amenazar el espíritu de los pueblos latinos? ¿No había escrito que era mejor “morir de pie que vivir de rodillas”? Tal romanticismo redentor inflamaba a Fidel, que lo adoptó como su Biblia.35

No es raro que Fidel llenara la barrica del nacionalismo cubano con el vino añejado en aquella de la cristiandad hispánica: las naciones tienen mártires y héroes, “forman una especie de religión”, observó. Fue un pasaje que completó la “revelación” marxista, como él la definió. No quedaba más que crear un Martí marxista: fue lo que hizo. El viaje del falangismo de los años 30 al comunismo de los 50 fue común a muchos católicos latinos; el enemigo era el mismo: el liberalismo laico. Y similares eran las bases éticas cristianas. Stalin y Cristo tronaban sobre las paredes de mi casa, recordó Guillermo Cabrera Infante. El comunismo evocaba una cristiandad secular. Con el tiempo, Fidel comprendió el sentido de tal viaje: halló en Martí “un contenido ético cristiano”, el mismo del nuevo testamento. Siguiéndolo, se llegaba al socialismo. Martí unía Cristo a Marx y ambos a Fidel: también nosotros queremos multiplicar panes y peces, pagar salarios iguales a todos, echar a los mercaderes del templo. Era una forzadura, que su visión providencial de la historia hallaba natural.36

Fidel Castro

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