Читать книгу Fidel Castro - Loris Zanatta - Страница 44
16. Canossa, Texas*
ОглавлениеPero otro escenario preocupaba a Fidel: un golpe militar. Caída la dictadura, adiós a la polarización. En el mundo hispánico no era raro que una crisis se disolviera de tal modo, ni lo eran los líderes militares populares y nacionalistas: los populismos latinos solían nacer en los cuarteles. Fidel, por lo tanto, era respetuoso con los militares: podían ser apetitosos aliados; cortejaba a los oficiales cuyo corazón latía con el pueblo.61
Cuando en abril de 1956 falló el golpe del coronel Barquín, Fidel suspiró aliviado. Era estimado y gozaba de simpatías en Washington pero demandaba democracia; si hubiera triunfado, la ola revolucionaria habría refluido. Batista purgó al ejército, con lo que Fidel capitalizó los rencores. Mandó también al exilio a Prío, acusándolo de tramar. Fidel estaba feliz: sin Prío en Cuba, el movimiento revolucionario está en nuestras manos, notó. Tan dura fue la represión de los insurrectos que incluso varios auténticos se plegaron a la vía armada. Música para Fidel.62
Volver a Cuba se estaba tornando urgente, para dirigir la lucha contra el régimen. Pero antes tenía que unir, tranquilizar, persuadir: los métodos violentos del M26 causaban inquietud. Bohemia le ofreció la ocasión. El M26, explicó Fidel, quiere “recuperar la libertad”, abrir “una era de verdadera justicia” para los “más sufridos”. ¿Quién lo obstaculizaba? Las “camarillas políticas”. Era una convocatoria bastante emotiva como para agradar y vaga para no asustar. Quería tranquilizar, dispensaba sentido común. El M26, juró, era de los humildes, desde los humildes, para los humildes. La visita que le hizo Echeverría, líder del DR, contribuyó a serenar las almas; era anticomunista. Y Fidel llevaba en el cuello una medalla religiosa.63
Había otro motivo para regresar pronto: el gobierno mexicano lo había intimado a dejar el país. Pero el dinero no alcanzaba nunca. ¿Qué hacer? ¿Por casualidad Prío, exiliado en Texas, no era rico? ¿No quería él también voltear a Batista? Lo había acusado de todo cuando era presidente, pero el fin justificaba los medios: después de haber usado a Batista contra Prío, ¿por qué no usar a Prío contra Batista? Hételo entonces en Texas: fingió estar arrepentido de haberlo ofendido y obtuvo una gruesa suma. Fue con ese dinero que compró el Granma, el yate con el que desembarcó en Cuba.64
Comenzaron los preparativos para el desembarco. Para que tuviera éxito, era necesario que fuera recibido por insurrecciones. Fidel lo habló con Frank País, carismático líder oriental del M26. País dijo que hacía falta tiempo, pero Fidel ya había dado su palabra: durante 1956, una cuestión de honor. Por lo tanto había que preparar el ambiente. Cuando Bohemia se negó a publicarle un escrito a tal fin, temiendo la represión, Fidel se enfureció: “Cuestión de vida o muerte”. Estoy seguro, escribió, que “aquello que propongo es lo que conviene a todos los cubanos sin excepción”; Cuba era una comunidad de fieles, unánime en torno a su sacerdote armado de cruz y espada. Life y Time le dedicaron la tapa: se erguía viril sobre un caballo.65