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17. Granma

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El 1956 llegaba a su final, el Granma era una bañera, la expedición no estaba pronta. Pero era hora de partir. En la isla los militantes estaban prestos a insurgir; entre los más activos estaba la hija de un doctor, Celia Sánchez. Mujer inteligente y dinámica, era movilizada por un espíritu religioso; militante católica, se ocupaba de los problemas sociales y culturales de los campesinos. Era previsible que Fidel desembarcara en Oriente: alejado de los centros del poder, tenía una Sierra donde instalar una guerra irregular, era su mundo. Alguno dudaba: Huber Matos, un maestro, recordaba la derrota del Moncada; ¿el desembarco habría sido organizado mejor?66

Matos tenía razón: tras una travesía tragicómica, el Granma tocó tierra con retraso y en el lugar equivocado. Un desastre: País se había alzado para nada y había perdido tres hombres, militantes católicos. En el momento del desembarco, la embarcación encalló y el ejército pudo individuarla: capturó o mató a cuarenta y seis hombres. Como estratega militar, Fidel había fallado otra vez. ¡Pero lo que importaba era el factor moral! Había sido tonto anunciar urbi et orbi el desembarco, pero había creado un clima épico en torno a la empresa. Sobre aquel naufragio se creó un mito: los sobrevivientes eran los apóstoles, los caídos mártires. Narró que los que se salvaron eran doce: no era verdad, pero era impactante. Se corrió la voz de que había llegado el Mesías.67

Tal fue la desbandada que Fidel fue dado por muerto: la madre se dirigió al cardenal Arteaga; Batista anunció su desaparición. Pésima idea y peor figura: Fidel resurgió y se gritó el milagro. Pasó feos momentos, pero cuando se reencontró con los compañeros era el Fidel de siempre: como si no hubiera sido él quien los había metido en problemas, los reprendió por haber perdido las armas. A la fuga hacia la Sierra pensó Celia, madre primorosa y virgen protectora. Pasaron por las tierras de un viejo compañero suyo de escuela: quienquiera lo hubiera conocido, recordó, imaginaba lo que habría hecho con el poder.68

Fidel Castro

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