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21. Celia
ОглавлениеCelia Sánchez es una figura clave de la Revolución cubana: en un evento tan embebido de religiosidad, no sorprende que destaque una figura femenina. Cuando conoció a Fidel, ya había hecho mucho por él. Se tornó indispensable. Para muchos rebeldes, casi niños, se volvió una suerte de madre. Era la vice de Fidel, su Eva Perón: daba órdenes y refería, se ocupaba de los detalles; mediadora entre Dios y los fieles, para muchos el jefe era ella.79
Celia era mayor que Fidel y se ocupó de él con dedicación absoluta. Se ha especulado sobre su homosexualidad y sobre la relación entre ambos. Por cierto fue la mujer más importante en el universo masculino que gravitaba en torno a Fidel. En junio de 1957, Celia corría peligro en Manzanillo: la policía andaba tras ella. Pero no sólo por eso subió a la Sierra: has dejado un gran vacío, le escribió Fidel; la presencia de una mujer hace a los hombres más educados y orgullosos. No podía faltar el dulce perfil de María al flanco del redentor. Era ella la que daba las medallas de la virgen a los soldados. Fidel le pedía de todo. Ella protestaba, pero luego cumplía. A veces se irritaba: le molestaba que mandara a morir a militantes por decisiones aventuradas. Lo hizo siempre: eran peones de un diseño superior, mártires para invocar al día siguiente. Sucedió con País: Celia se conmovió con la carta que Fidel escribió en su memoria, pero se quedó helada cuando lo oyó usar ese texto tan íntimo en la radio para invocar a la lucha.80
En Manzanillo, Fidel la atormentaba con cartas: hacía falta dinero. No hago más que enviártelo, decía ella: yo vivo con el dinero de mi padre, le recriminaba, tú con el del M26. No amaba obtenerlo con la fuerza, pero luego admitía: la gente entiende sólo el terrorismo. Celia era la única que podía permitirse imputarle a Fidel el liderazgo arbitrario, la tolerancia por los robos a los campesinos, los caprichos erigidos en ley.81