Читать книгу Derechos humanos y empresa en el sector minero-petroleo - Luis Bustos - Страница 28
CONCLUSIONES
ОглавлениеLos Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos de las Naciones Unidas constituyen un mecanismo valioso para encaminar la conducta de las empresas hacia una nueva cultura en el sector minero-petrolero. Este instrumento no es la solución a los complejos problemas del sector y los derechos humanos, y tan solo representa una de las “herramientas” internacionales de la “caja”, que por su carácter dinámico permite adaptarse a los contextos de cada país. También supone un paso adelante frente a otras iniciativas voluntarias de responsabilidad social empresarial: aunque la limitación de la actuación de las empresas se centra en la ética empresarial, el compromiso o deber del respeto de los derechos humanos, también incluye la implementación de la debida diligencia para el manejo de los riesgos y la remediación de las violaciones generadas. Desafortunadamente, por el momento este deber de diligencia es de medio y no de resultado.
No hay duda de las dificultades que presenta la implementación de los Principios Rectores, ni pueden pasarse por alto las críticas a estos como instrumentos de derecho blando, con “vacíos de gobernanza”57. Hoy por hoy, el reto en Colombia está en las violaciones que siguen presentándose en los territorios con una presencia débil del Estado o en zonas en conflicto armado. A pesar de que los principios prevén estas situaciones y establecen que las empresas deben cumplir con sus deberes de respeto ante la falta de capacidad o voluntad de los Estados, en la práctica resulta muy difícil aplicarlo, en tanto que los Principios Rectores siguen siendo una iniciativa estrictamente voluntaria con total carencia de fuerza legal.
Finalmente, no se puede ver el vaso medio vacío. Las debilidades de los Principios Rectores pueden generar algunos efectos positivos en el sector minero-petrolero, e inclusive en la sociedad y sus derechos. Así lo entiende la Organización de los Estados Americanos al expresar:
Cuando una empresa protege los derechos humanos no solo mejora su reputación, su capacidad para atraer y retener buenos trabajadores, clientes y usuarios, sino también incrementa la motivación y la productividad de sus empleados, mejora la percepción de los inversionistas y las relaciones con los grupos de interés, lo que a su vez resulta en una ventaja competitiva58.
En la actualidad es urgente la implementación de los Principios Rectores para poder llevar a cabo la Agenda 2030 y los Planes Nacionales de Acción son el mejor vehículo. En este sentido, la profesora Montesinos menciona que, gracias a estos principios y planes, es posible que algunos Estados logren poner en práctica medidas que, entre otras cosas,
garanticen el reconocimiento de la responsabilidad extraterritorial de las empresas matrices, impongan procedimientos obligatorios de diligencia debida y remuevan los obstáculos en el acceso por las víctimas a mecanismos eficaces de reparación. [Estas medidas] coadyuvarán de este modo al efectivo cumplimiento de los objetivos y metas de desarrollo sostenible59.
Estas medidas, incluso, pueden resultar útiles en el contexto de la pospandemia por la COVID-19, la enfermedad que ha causado importantes impactos económicos en el sector minero-petrolero a nivel global y, muy especialmente, en los países en desarrollo que dependen del sector para financiar las demandas sociales y de derechos humanos60. De manera que, cuando el sector minero-petrolero reanude su actividad en la llamada “nueva normalidad”, se debe centrar en una cultura de compromiso con los derechos humanos.