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II.

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Tendida en la vertiente de la sierra hay una ciudad, semejante á un canastillo de verdura, descollando por cima de fuertes y torreados muros; señora de una vega salpicada de aldeas, es dominada á la par por un castillo.

Aquella ciudad es Granada; aquel castillo la Alhambra.

La ciudad, fundada por gentes desconocidas, habia visto pasar razas bárbaras; habia sido su morada durante su poder y habia caido sucesivamente bajo la dominacion de otras razas.

Pero las kabilas del Yémen y del Hedjaz y los pastores de las montañas de Oman; cuantos calienta el sol desde el Eufrates hasta el estrecho de Bab-el-Manded, y desde el golfo Pérsico hasta el mar Rojo, vencedores en Grecia y conquistadores en Persia; llevando adelante sus huestes, inundaron el Moghreb, y detenidos por el mar fijaron la vista en las playas españolas. Los que habian atravesado el desierto salvaron en sus galeones el estrecho, que desde entonces se nombra de Geb-al-Taric (Monte de Taric), y dominaron la España. Los hombres de Oriente se extendieron sobre su tierra, y atraidos por el buen clima y la fertilidad de Granada, hicieron de ella una populosa ciudad, y levantaron una alcazaba sobre la colina en que se asentaba la Villa de los judíos.

Pasaron muchos años: la dominacion de los califas de Damasco cesó en España al lucir la estrella de los califas de Córdoba: vencida á su vez la dinastía Omniada; arrojados los árabes del suelo que habian conquistado, por los moros Almoravides; desterrados estos últimos por los Almohades; llegó en fin la fatal luna de Jaban del año 646 de la Egira[15], en que se rindió Sevilla á las armas nazarenas, siguiendo el destino de Córdoba y Jaen. Estas conquistas arrojaron á Granada centenares de familias musulmanas, que se refugiaron en el Albaicin, barrio fundado por los desterrados de Baeza.

Tantas tribus reunidas necesitaban un rey justo y fuerte que las gobernase, y Allah eligió á Mohamet natural y señor de Arjona, Aben Mohhanmed-ben-A'bd-Allah-ben-Juzef-ben-Nazar-al-Hhamar el Vencedor y el Magnífico[16].

Historia de los siete murciélagos, leyenda árabe

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