Читать книгу Mal de muchas - Marcela Alluz - Страница 31
ОглавлениеEstaba a punto de llamar a la policía, dice. Pasá y dejá de sonreír como tonta. Me ceba un mate porque ella ya está levantada. No pegué un ojo, me reclama. Yo no puedo cerrar la boca para chupar la bombilla. Qué cara de estúpida, dice como para ella mientras acerca las tostadas a la mesa. Y bueno, contame.
Al final no me mató, respondo. Ay, qué horror, no puedo dejar de sonreír. Silencio.
Y, no me vas a contar.
No, le digo.
Eso porque seguramente has hecho cosas impuras.
Se va a mirar las plantas del patio y yo me quedo sola, sabiendo que Andrés estará una semana más en la ciudad, que se acordaba de detalles increíbles y que tiene ganas de seguir encontrándose conmigo. Qué cosa, nunca tan real como eso de volver, a los catorce sería ahora, después de vivir un siglo.