Читать книгу Mal de muchas - Marcela Alluz - Страница 34

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Saco una Coca de la cartera. Una botella pequeña que compré para ahogar el calor. No hay caso, dice ella, sos una negra. Alzo los hombros y echo la cabeza atrás para tomar del pico. Apenas te alcanza para vivir y vas y comprás Coca, sos igual que los Blas y me señala a los de la esquina. No revocan la pared, no arreglan las persianas, pero ellos compran Coca. Por eso están como están, sigue. Todos los villeros toman Coca, por eso no llegan a fin de mes. Y vino, le respondo. No voy a discutir hoy con mi madre. Y vino, asiente, y el lunes no laburan porque están borrachos. Me voy a mi cuarto. No quiero escucharla a esta mujer que fue maestra en barrios marginales, que les cosió los delantales y les sonó los mocos a sus alumnos, niñitos pobres que a veces faltaban a la escuela porque tenían que cirujear. Las veces que se lo he hecho notar, en el acto, me responde, No es lo mismo, antes eran pobres pero trabajadores, ahora con los planes han echado a perder generaciones enteras. Ay, ay, mi madre. A veces tan buena, a veces tan gorila, que le cortaría las manos para hacer ceniceros.


Mal de muchas

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