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El Proyecto Integral para el Desarrollo

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En el 2011 se presentó el Proyecto Integral para el Desarrollo al gobernador de la provincia de Chaco y al Ministro de la Producción. Incluía afianzar la producción de arroz en la región, el desarrollo de la piscicultura, la construcción de un molino arrocero, el frigorífico para el procesamiento del Pacú, la planta de alimento balanceado, la ampliación de la capacidad de acondicionamiento de arroz, la construcción de un muelle propio, la generación de biodiesel y la producción de expeller26 de soja. Al respecto Eduardo comentaba: “No puede haber verdadero desarrollo para la región si no colaboramos y somos proactivos con lo público y las autoridades. Estamos allí, queremos hacer más, ayudando a que todo se desarrolle. Tenemos la oportunidad y la obligación de dar ideas y proyectos, y con esto demostramos que se favorecía al entorno, era estratégico para la provincia y se plasmaba en números lo que le quedaba a la provincia con su impacto económico. Y fundamentalmente cómo se agrega valor y se genera empleo”.

El trabajo presentado incluía, entre otras cosas, un estudio comparativo de producir arroz y llevarlo en cáscara a la planta de procesamiento en Entre Ríos, versus industrializarlo en Las Palmas y exportarlo a través de un muelle propio, analizando el impacto que tenía en cuanto a recursos que se aprovechaban, estudio de logística de fletes y costos y la mano de obra involucrada. A través de este plan el gobierno empezó a creer más en el proyecto y empezaron a evaluar las obras de infraestructura. Las que finalmente se fueron incorporando para que el proyecto salga adelante (electrificación, rutas, etc.).

“Todo esto se consiguió trabajando con responsabilidad y en forma conjunta con el gobierno. Vialidad provincial haciendo los accesos al puerto, el PROSAP27 (El Programa de Servicios Agrícolas Provinciales) los proyectos de electrificación de la zonas de riego, presentamos el proyecto del puerto que fue propio y trabajamos en los distintos organismos para su aprobación. Conseguimos el financiamiento, luego de pasar varios estamentos, era la primera vez que PROSAP aprobaba un proyecto realizado por un tercero”, comentaba Eduardo Meichtry con mucha alegría (Anexo 5).

El proyecto también se complementó con la función que cada uno tenía en el mismo. Martín se ocupaba de la piscicultura y del manejo del frigorífico. Eugenia se ocupó de la administración general y de los temas impositivos. Marcos el menor de los hermanos, ingresó a trabajar al grupo en 2014 y se dedicó con dos personas a su cargo al monitoreo de malezas y plagas en el cultivo de arroz. Ayudaba a su hermano Martín en el frigorífico con tareas varias y fue pasando por distintas funciones en donde se lo necesitó y aprendió a tomar decisiones.

Durante esos años también impulsaron el desarrollo de ganadería de calidad. Germán, esposo de Eugenia, de profesión veterinario, aportó su conocimiento en el tema genético, y con el esfuerzo de toda le empresa, logró en el 2015 varios premios en la Exposición Rural de Palermo para la raza Braford, que desarrollaban en San Carlos (Anexo 6). Expertos destacaban que ese logro se había obtenido en poco tiempo.

Horacio Bianchi fue en gran parte el gestor de la idea madre junto a Eduardo, y se ocupaba de la ejecución y control de las grandes obras y por su vasta experiencia en el tema arroz, era la persona indicada para la generación de negocios y comercialización del mismo. El grupo comercializaba arroz cáscara y tenía pensado para el periodo junio-julio de 2016 estar en condiciones de empezar a elaborar arroz propio en el nuevo Molino arrocero.

Néstor el experto en piscicultura (hoy suegro de Martín y abuelo) se ocupó del desarrollo de la cría de Pacú, desde su reproducción hasta su traslado al frigorífico. Para el 2016 el objetivo era poner en marcha el laboratorio para la reproducción, donde se realiza desde la selección y sincronización de las hembras hasta la fecundación de los óvulos y posterior nacimiento de los alevines, todo esto en un esquema que simula una gestación de forma natural, para luego seguir la cría en las piletas.

Había también asesores externos que colaboraban en áreas como lo ambiental, en la presentación del proyecto, la solicitud de financiamiento, la mejora del flujo de información y el control interno. Se ocupaban de los temas más macro y llevaban a la práctica las ideas que iba pensando la familia.

Sara además de trabajar con Germán en la actividad de ganadería y armado de la cabaña, también se encargó de los comedores de los campos, el abastecimiento de las provisiones, los eventos y el orden en las casas de los empleados, sus patios y jardines. Como política de la Familia Meichtry y la relación con sus empleados les interesaba mucho, compartir los temas cotidianos con la gente y ver cómo funcionaba su alimentación e higiene en general.

Desarrolló un vivero que produce árboles y plantas y abastece la forestación y plantación del campo además de la huerta que proveía de verduras al personal. Estas huertas eran atendidas por las mujeres del personal que vivían en las arroceras. Tenía la ayuda de una asistente social cuya tarea era la de transmitir las normas de limpieza, el orden en cada establecimiento y conservar el buen trato entre los 130 empleados. Se invitaba, además a las escuelas primarias para que los alumnos conozcan el establecimiento Las Palmas, que observaran lo que se producía en el lugar en el cual vivían y conozcan un futuro lugar de trabajo.

“Es importante demostrar al personal que valore lo que se les da y que luego pueda copiar en su casa lo que aprenden en la empresa desde la forma de tratarse, la limpieza o la forma de aprovechar los recursos”,decía Sara.

Un aspecto que se destacaba era entender cómo lograban el consenso a la hora de tomar las decisiones. “Tenemos muy buena comunicación aunque no siempre estamos cien por ciento de acuerdo, y cuando no lo estamos nos apoyamos en la opinión de Papá y en su experiencia. Aprendimos a desarrollar la capacidad de aprender, al igual que lo hacía él, algunas veces cambiando su punto de vista una vez que razonaba con nosotros”,nos decía Eugenia. Aprendieron a razonar como familia empresaria a través del fortalecimiento en sus vínculos familiares y buscando el beneficio común no solo de la empresa sino de la misma familia.

De la empresa familiar a la familia empresaria

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