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4. De la Empresa Familiar local a las Empresas Familiares Multilatinas y Globales

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Históricamente las empresas familiares tienen alto protagonismo en la historia económica y empresarial del mundo hispánico debido a que los empresarios adoptaron una estructura de propiedad y de gestión basada en la red que supone la organización familiar. El funcionamiento de esta empresa ha dependido de las intervenciones del Estado y de sus cambios políticos. Son el Estado y el gobierno los que han jugado un rol central en la regulación de los mercados, su regulación jurídica y sus vínculos con el derecho de familia. Esta es la principal diferencia con las sociedades anglosajonas o escandinavas, donde las regulaciones externas fijaron el funcionamiento de las empresas interiorizando las normas de las propias familias empresarias.

La familia, los vínculos dentro de ella, se trasladaron al derecho y desde el derecho hacia las instituciones. El concepto de familia y empresa son claves para entender la evolución económica que han tenido las sociedades hispanas. La influencia del catolicismo, religión predominante en Latinoamérica, sentó las bases de la empresa familiar, amparadas bajo los valores familiares. Desde sus días coloniales y hasta el presente los gobiernos se han asentado sobre bases inestables lo que provoco el constante cambio de sistemas políticos, desde sistemas feudales pasando por revoluciones populistas, gobiernos dictatoriales hasta llegar a las inestables y cambiantes democracias de la actualidad. En definitiva, han sido proyectos de país que han avanzado sin un rumbo claro.

La consecuencia de esta inestabilidad política se refleja en un pobre desarrollo como sociedad organizada y sin un proyecto claro de nación en estos países, con instituciones débiles y manipulables y poco apego a las reglas sociales y éticas. En este contexto es donde el concepto de familia se hace fuerte, en ellas los individuos se hacen fuertes en defensa de sus intereses, la familia como núcleo duro que a través de un sistema de alianzas explicitas y tácitas construye poder. Durante los años noventa las economías latinoamericanas fueron transformándose, de manera discutible, pero fundamental. Las privatizaciones en el sector público, la liberalización de mercados, y las reformas fiscales, hicieron que Latinoamérica fuera atractiva para inversores. A principio de los noventa la inversión extranjera directa en la región fue de 18.000 millones de dólares, llegando a 108.000 millones en 199919. Luego de la crisis de 2008 provocada por la burbuja inmobiliaria, en 2013 los países emergentes recibieron más de la mitad del total de la inversión directa extranjera global. LATAM atrajo 185.000 millones de dólares, un 2,5% más que en 2012, lo que representó el 13% del total de la IED del mundo20. Europa y Estados Unidos son los principales inversores de la región. China también está cambiando el panorama, actualmente es el segundo socio comercial de México, luego de Estados Unidos, y se ha convertido también en el tercer inversor den la región, representando el 8% del total de las inversiones.

Paralelamente y teniendo en cuenta el crecimiento que han tenido las economías emergentes en los últimos tiempos, muchas de las empresas latinoamericanas han sabido aprovechar la ola de inversiones, sus ventajas competitivas y propios recursos y e incluso sobresalir entre empresas multinacionales líderes. Destacándose que las empresas familiares de la región han estado siempre muy comprometidas con el desarrollo de sus países. La visión de largo plazo y su deseo de contribuir al avance de su país fue el drive necesario para que muchas empresas familiares sobrevivan más de 100 años, a pesar de numerosas crisis económicas.

En esta línea, uno de los procesos más relevantes para el futuro de LATAM es el proceso de consolidación de salida al exterior de empresas familiares, que se ha dado en 4 fases:

• La primera entre 1970 y 1990: es el comienzo de la multilatinas cuando se expandieron en su mercado natural (misma lengua, historia, proximidad geográfica) a sus países vecinos.

• La segunda fase entre 1990-2002 (Consenso de Washington): es la época de las privatizaciones en telecomunicaciones, energía, agua, sector financiero y en algunos casos en recursos naturales.

• La tercera fase entre 2002 y 2008: es la de los mercados emergentes surgen las empresas latinas globales. La cuarta fase iniciada en 2010: se reafirman los mercados emergentes mientras que a los países desarrollados les sigue costando emerger de la crisis.

El contexto macroeconómico volátil que vivieron las empresas latinoamericanas no hizo otra cosa que avivar su ambición de internacionalización, con el objetivo de entrar a economías estables para compensar la inestabilidad de sus propias economías y de la región, y conseguir mejores condiciones de financiación. John Dunning21 sostiene que la internacionalización de las empresas se debe a tres razones: a) la búsqueda de eficiencias, b) asegurarse recursos naturales a precios razonables, y c) abrirse a nuevos mercados. Las empresas latinoamericanas buscan más que nada aumentar su participación en otros mercados, acrecentar su tamaño, mientras que las empresas que invierten en la región buscan los recursos naturales y participación en nuevos mercados.

Cuando las empresas comienzan sus primeros intentos de internacionalización lo hacen dentro de sus mercados naturales, aprovechando las redes y lazos entre países de un mismo mercado natural. Una de las razones de aprovechar la cultura similar, o la lengua, o el conocimiento de la zona geográfica es para evitar errores en su desarrollo internacional, y de esta forma no desperdiciar su capital y su limitado acceso al mercado internacional de capitales. A diferencia de las grandes multinacionales, los procesos de internacionalización suelen ser adaptados a cada país, manteniendo modelos de negocios flexibles con la capacidad de adaptarse a distintas realidades.

En muchas ocasiones las empresas familiares adoptan la estructura de conglomerado. Cabe mencionar al Grupo Carso o Grupo Sanbrons SAB de la familia Slim en México, el cual abarca hoteles, minas, centros comerciales y ferrocarriles. Tres de las diez más grandes empresas latinoamericanas son familiares; América Móvil de la familia Slim en México, la constructora brasileña Odebrecht y la de alimentos JBS. Tomando el ranking de las 25 empresas familiares más grandes de la revista Forbes, encontramos a tres latinoamericanas. En el puesto 17 a la familia Slim de México, en el 18 a la familia Moreira Salles con el banco Itaú Unibano, en el puesto 24 a la familia Batista con JBS22.

Las empresas latinoamericanas en general se caracterizan porque han adaptado sus servicios y productos a características propias de los mercados. En particular, y como ha ocurrido en India, China, Corea, entre otros, con especial atención a las necesidades de los clientes que se ubican en la base de la pirámide. Esto se debe a que los segmentos ABC son pequeños en América Latina, y la mayoría de la población es de bajo poder adquisitivo. Con el afán de mejorar sus ingresos, y aumentar la oferta de productos a las clases más bajas, se han dado una serie de innovaciones al revés. Es decir que la región latinoamericana exporta innovación en productos. Algunso ejemplos de esto: el microcrédito en las finanzas, la tarjeta prepaga de los celulares en las telecomunicaciones, el etanol a base de caña de azúcar en los biocombustibles, exportando estas innovaciones a Europa y Estados Unidos.

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