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2.2 De la agroindustria exportadora a la Industrialización por Sustitución de Exportaciones

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Es difícil encontrar las pautas que fijaron las características de las empresas familiares en Latinoamérica. La amplitud y diferencia geográfica e histórica hace que sea complicado encontrar denominadores comunes, además de las condiciones macroeconómicas, las que influyeron en la estructura empresarial de cada país. En el modelo agroexportador argentino de finales de siglo XX participaron empresas criollas con la intervención de empresarios extranjeros. Las exportaciones de productos agrícolas fue el puntapié para el inicio de un proceso de industrialización con el fin de convertir a las materias primas en productos exportables. Se necesitaron frigoríficos, insumos, maquinarias agrícolas, agroquímicos, e inversiones en infraestructura y transporte. La inmigración europea con mano de obra calificada en actividades industriales, ayudó en la concentración de familias empresarias en el interior del país originando pequeños productores familiares y terratenientes. En esta misma etapa hubo grupos económicos que se destacaron formando la elite de las empresas argentinas y se dio que algunas de las empresas argentinas, como Alpargatas, Bunge y Born, y Siam avanzaran desde ese momento en unos de los primeros casos de internacionalización14. Entre los grupos familiares que se destacaron encontramos a las familias Bunge, Born, Hirsch y Oster, dueñas de la exportadora de cereales Bunge y Born Ltda.; la familia Piccardo, productores de tabaco; los Tornquist proveedores de servicios financieros y del frigorífico Sansinea; la familia Bemberg, dueña de la Cervecería Quilmes; la azucarera Ledesma de la familia Wollman; la familia Braun con sus negocios de comercio y bienes raíces en la Patagonia.

Durante los períodos de inestabilidad de los gobiernos los grupos económicos de Argentina se consolidaron y diversificaron. La llegada de empresas multinacionales generó muchas empresas subsidiarias, originándose vínculos con otras empresas familiares, transfiriendo conocimientos y tecnología. Las empresas locales también compraron licencias y patentes extranjeras, se modernizaron en distribución y marketing. Pequeñas y medianas empresas de sectores como la industria manufacturera, automotriz, farmacéutica y química comenzaron a propagarse. Durante el primer tercio del siglo XX la industria local creció, y con ello se extendió el proceso de concentración y formación de grandes empresas que estimuló, la creación de empresas familiares que siguieron la tendencia de las grandes compañías.

La crisis internacional de 1930 cambió el escenario de todas las economías incluidas las de Latinoamérica, lo cual forzó a una serie de cambios en política económica, debido la inestabilidad de los precios en las materias primas y el deterioro en las condiciones del comercio. Devaluaciones monetarias, abandono del patrón oro, y elevación de aranceles. Mediante estas medidas, comenzó lo que se conoce como el proceso de industrialización por sustitución de exportaciones (ISI). También surgió la necesidad de comenzar a proteger las industrias nacientes. Para tal efecto, la intervención se aplicó a través de: concesión de permisos para importar, aranceles, tipos de cambios sobrevaluados, e inversiones estatales en industrias clave para los intereses nacionales, independientemente del modelo de gobierno (democrático o autoritario). De esta forma la industria comenzó a ocupar un lugar de privilegio en la economía argentina. Con mayores necesidades de inversiones y capital, los sectores de interés para el gobierno se transformaron en empresas estatales en acero, hierro, energía y transporte, dejando a las pequeñas y medianas empresas del sector privado los sectores más demandados internamente como las industrias manufactureras (vestimenta, calzado, maquinaria simple y otros de consumo). De esta forma se fue armando el tejido de pequeñas y medianas empresas, y de las empresas familiares en Argentina.

El Estado Argentino se convirtió cada vez más en un Estado-Empresario a través de la adopción de medidas proteccionistas. Las empresas familiares adoptaron a los grupos económicos como forma organizacional, y la capacidad de afrontar los cambios en el entorno fue decisiva para la supervivencia de la empresa, y la transición de generaciones. Luego de la ISI, en general en Latinoamérica las grandes empresas familiares aumentaron su protagonismo en la estructura económica. En el caso argentino, muchos grupos familiares superaron a empresas de capitales extranjeros y se internacionalizaron. Supieron aprovechar la etapa de la liberalización de los mercados, en especial aquellas organizadas en grupos económicos. Según Fernández Pérez y Lluch, las PYME y las empresas familiares han mantenido su peso en las economías emergentes y han sido el elemento más novedoso del surgimiento de las empresas multinacionales latinoamericanas de propiedad familiar, proceso que se observa a fines de la década de los ochenta. Pequeñas, medianas y grandes empresas familiares responden a esta etapa de crecimiento. Pero las últimas han tenido más probabilidades de éxito, debido a que han tenido más capacidad para adaptarse al contexto cambiante y han sabido influir en los gobiernos en el armado de políticas públicas más beneficiosas para sus industrias. Esta influencia ha sido mayor en períodos de gobiernos autoritarios o gobiernos con instituciones democráticas débiles.

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