Читать книгу Tagherot - Mateo Fernández Pacheco Martín - Страница 11
ОглавлениеA Pepe Madero y a su mujer les pasó algo grave al poco de casarse. En mi casa siempre sobrevoló un secreto, que conocían mis padres; ni ahora hemos podido mi hermana y yo, después de interrogarles de muchas formas y maneras, enterarnos de la cuestión. Pepe y Jacinta son una pareja alegre y bromista; alguna sombra oscurece en pocas ocasiones la expresión de ambos. Es necesario conocerlos de toda la vida para poder apreciarlo. Mi madre, en esas ocasiones, me mira desde el otro lado del salón o de la cocina y sabe lo que estoy pensando o notando y me advierte sin palabras. He dicho me mira, pero tal vez ni siquiera eso. En esos momentos se suele romper un vaso o derramar el vino, siempre después. Una vez, el tapón de la botella de cava que abría mi padre derribó uno de los números puestos sobre la tarta de chocolate de mi cumpleaños y, en vez de diecisiete, quedó un uno solo y triste.
Mi hermana vio un domingo por la tarde a Pepe Madero hablando solo y tal vez llorando en la Rosaleda; él no la vio, desde luego. Según ella, parecía otra persona, un extraño. El domingo siguiente fueron todos a comer a nuestra casa, y Madero estuvo haciéndonos reír a todos con las imitaciones de sus vecinos y de su portera y con un viaje que hizo en autobús a Bilbao. Creo que es el hombre más gracioso que he conocido.