Читать книгу Tagherot - Mateo Fernández Pacheco Martín - Страница 18
ОглавлениеTodas vienen de la palabra latina somnus: en francés, sommeil, sonno en italiano, sleep en inglés, schlaf en alemán; los portugueses tienen saudade y somno, y sueño los españoles y los que hablan en castellano.
Parece ser que en el Mundo Antiguo también se dormía en horizontal, aunque con menos comodidad y no sabemos si con más paz; sobre una esterilla, sobre la paja o en el duro suelo, en el fondo de la barca cuando se navegaba y en la guerra en medio del campo, con la lanza a un lado, envueltos en algún manto y con una piedra apropiada como almohada.
El sueño es importante, sobre todo el que se tiene en el primer tercio de la noche: son los dioses los que nos están contando algo. Dicen que las liebres nunca duermen o lo hacen con un sueño tan ligero como un velo. En cambio, Adán durmió tan profundamente, tan inconscientemente que no se dio cuenta de que de una costilla suya surgía su deleite y su tormento. Dormir no es lo mismo que acostarse, sobre todo con alguien; en la Biblia figuraba la palabra sâkab, dormir, pero más bien es semejante a vâda, conocer, y yuâgar, acercar.
Un gran intérprete de sueños es José, el hijo de Jacob, que en la cárcel descifró los sueños del copero del faraón y de otro funcionario. Tuvieron que llamarlo porque el soberano soñaba con vacas gordas y con vacas flacas. Esto sucedió en el año 1700 antes de Cristo. José había sido vendido como esclavo por sus propios hermanos por veinte monedas de plata, así es la vida.
Las personas dormidas, generalmente, están indefensas. Para protegerse se creó el albergue, para hallar resguardo, amparo. No es una palabra de origen árabe, sino germana, herbergen, albergar, acoger. Los lusitanos se echaban a la siesta antes de guerrear con los romanos, y los indígenas americanos preferían mejor estar sentados que en pie y tumbados mejor que sentados.
También les diré cómo se acostaban y se acuestan, a lo largo de la historia, en algunos pueblos y en otros: se puede dormir acurrucado para evitar los ataques y escapar de la intemperie, junto a los demás individuos para darse calor, incluso sobre las cenizas del hogar, como al parecer se hacía en Castilla la Vieja o en León y entre los egipcios, los alemanes y los eslavos. No nos importa nada que las personas estén separadas por sexos.
Aunque se duerma en el suelo, se puede utilizar un banquillo para la cabeza. Debajo del cuerpo podemos usar cortezas de árbol, pieles, petates, o bien dormir con el balanceo de la hamaca. Tiras de palma o de algodón prensado sirven para no hacerse tanto daño. Uno de los lechos más antiguos es el catre, en el que se dormía por la noche al este de los Andes. Además, están la hamaca, la tarima baja, la plataforma de barro con almohadones, el diván, el banco de madera, las esteras de bambú.
En países en los que hace mucho frío en invierno, se puede colocar una tarima sobre la estufa; en las novelas rusas, los campesinos ateridos duermen junto a la chimenea. En Hungría y en los Balcanes se dormía detrás del fogón, los pastores en el pajar, y en Francia, en Auvernia y en Limousin, en un armario de dos alturas.
Una vez dormidos, si soñamos con la muerte, no tenemos que asustarnos, alguien se va a casar en la familia; los pliegues de la almohada no deben estar hacia arriba, así no se duerme tranquilo. Para dormir bien se pone bajo la almohada una pequeña bolsa con lirios del valle y hojas de violeta; también es bueno dar tres golpes con el dedo gordo del pie sobre la cama antes de acostarse. Si conoce usted a alguien que habla en sueños, lo mejor es darle un golpe en la boca con el mango de un peine. Se ha comprobado que los sonámbulos suben por las paredes y cruzan por los alambres; lo mejor es que pueden leer las cartas sin abrir el sobre y saben el dinero que hay sin contarlo en cajas cerradas con llave.
En la Toscana, las muchachas debían rezar a san Agustín, y en sueños veían a tres jóvenes a los pies de la cama; no, ese no, ese tampoco, el que está en el centro será tu marido.
En todo sueño, según Freud, hay un contenido manifiesto y unas ideas latentes, alusiones, símbolos que crea la psiquis inconsciente.
El dios del sueño es Hipnos, el hermano de la muerte. Es un joven que está de pie con los ojos cerrados y la cabeza inclinada y porta una antorcha vuelta hacia abajo.