Читать книгу La vida me debe una vida contigo - MJ Brown - Страница 10
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—Yo os declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia —dice mi hermana Vega que está ejerciendo de cura mientras Vicky me mira con sus enormes ojos azules y me sonríe. Está preciosa con esa falda, esa camiseta y ese pañuelo que lleva puesto en la cabeza a modo de velo. Es la niña más bonita que nunca he visto. Es la niña más bonita que jamás veré.
—Pero si todavía no nos hemos puesto los anillos —me quejo.
—Yo qué sé. Es la primera vez que hago de cura —protesta mi hermana mientras a Vicky se le escapa una risita nerviosa.
Busco en el bolsillo de mi bañador las dos anillas de las latas de refrescos que le he pedido a Manu, el dueño del chiringuito de la playa donde veraneamos cada año. Es lo que voy a usar como anillo para mi boda con Vicky. Cuando sea mayor le regalaré uno de verdad, pero ahora solo tengo diez años y no tengo mucho dinero. El poco que tenía lo gasté ayer para comprar unas moras negras en la tienda de chuches y regalárselas.
Sujeto la mano de Vicky con una de las mías y con la otra le pongo la anilla en uno de sus pequeños dedos.
—Me queda grande y la perderé —me dice entornando los ojos y haciendo pucheros.
—Luego arreglamos eso —la tranquilizo.
—Ahora tú tienes que poner esta en mi dedo —le digo y le doy la otra anilla para que ella haga lo mismo que yo.
—¿Ya puedo decir lo que he dicho antes? —pregunta Vega, impaciente.
—Sí. Ya puedes decirlo.
—Vale. Pues eso. Que yo os declaro marido y mujer y que ya puedes besar a la novia.
Vega termina de decir esto quitándose la sábana que se ha puesto a modo de sotana, mientras yo enmarco la cara de Vicky con mis manos y acerco mis labios hasta los suyos.
Ella ha cerrado los ojos hace rato y tiene los labios fruncidos, supongo que está esperando ese beso. Yo también cierro los ojos y acerco mis labios hasta los suyos para unirlos en un beso. Nuestro primer beso. Un beso como el de los mayores. Un beso como los que se dan mis padres y, también, Héctor y Gloria.
—¡Puaj! ¡Qué asco! —grita mi hermana al tiempo que se limpia su boca con una mano, como si fuera ella la que está recibiendo y dando el beso en los labios.
Vicky y yo nos separamos sobresaltados y abrimos los ojos para mirarla. Vega sigue haciendo gestos con la cara en señal de desaprobación.
—No pienso casarme nunca —dice antes de salir corriendo hasta la orilla del mar, donde están sentados mis padres junto a los de Vicky.
Todos estamos de vacaciones de verano y es casi una tradición pasarlas juntos.
Yo prefiero quedarme a solas con Vicky. Con mi Vicky. Con mi chica.
Ella se sienta en la arena y yo lo hago a su lado. Paso un brazo por encima de sus hombros y la atraigo hacia mí.
—¿Te ha gustado el beso? —pregunto nervioso. Ella mueve su cabeza en señal de afirmación.
—¿Y a ti? —me pregunta con apenas un hilo de voz.
—Mucho —Vicky me sonríe y yo también lo hago, mientras pienso que nunca podré olvidar ese beso. Nunca olvidaré nuestro primer beso. Un beso con sabor dulce. Un beso con sabor a gominolas. Un beso con sabor a moras negras. A eso sabe Vicky, a gominolas. A eso sabe mi chica, a moras negras.
El sol empieza a esconderse detrás del faro. Mi padre siempre dice que desde aquí se ve la puesta de sol más bonita del mundo y yo, a pesar de que solo soy un niño, soy consciente de que así es. Pero hoy es mucho más bella que ningún otro día. Hoy es más hermosa que nunca porque ella está a mi lado.
Aprieto a Vicky un poco más contra mí y le digo que apoye su cabeza en mi hombro. Mientras lo hace y el sol tiñe el cielo de color naranja, beso su coronilla y canto para mí un trocito de canción. No es una canción cualquiera, es esa que quiero que se convierta en nuestra para siempre.
Los primeros acordes de My girl comienzar a sonar en mi cabeza mientras yo empiezo a cantarla bajito, muy bajito. Tan bajito que solo ella y yo podemos escucharla.
I´ve got sunshine on a cloud day.
When it´s cold outside I´ve got the month of May.
I guess you´d say
What can make me feel this way?
My girl (my girl, my girl)