Читать книгу La marca del ángel - Perry S. W. - Страница 17

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En un establo vacío que todavía apesta a sus antiguos ocupantes, Elise se refugia de la lluvia e intenta no recordar, pero, ahora que Ralph no está con ella, la memoria es su única compañía. Y esta puede aferrarse con más fuerza de lo que lo hicieron alguna vez los deditos de Ralph.

En su mente, es el comienzo del verano una vez más. Han pasado cinco días en la casa del ángel. Elise piensa que está lo más cerca del cielo que se puede sin estar muerto.

De la nada, el ángel viene con la noticia de que ella y el pequeño Ralph se irán.

—Por favor, a Bankside no —le ruega Elise, mientras Ralph hunde sus dedos en ella del mismo modo en el que había visto que el mono de la feria de Bermondsey se había aferrado a su entrenador—. Si no podemos quedarnos aquí, solo queremos ir a Cuddington, a la gran casa de la que mi madre siempre me hablaba, la de la cama con plumas de ganso y cordero para comer todos los días. De lo contrario, preferiríamos morir.

—Si Cuddington es el lugar donde serán felices, entonces allí es adonde iremos —responde el ángel con amabilidad.

“¿Por qué no tomé a Ralphie y hui de nuevo antes de que fuera demasiado tarde?”, se pregunta Elise, mientras las lágrimas de culpa corren por su mejilla y el viento silba a través de las rendijas en las paredes del establo. Ahora sabe la respuesta: el ángel estaba obrando su magia en ella, para hacerla obediente, para doblegar a Elise a su voluntad. Y esa noche debió haber usado una magia especialmente potente porque, después de la cena, Elise se sentía tan confundida que, si el ángel le hubiera dicho que fuera a Greenwich, donde la reina la había citado personalmente, se lo habría creído y habría ido obediente como un cordero.

El nuevo lugar había resultado ser tan oscuro y ruidoso como el burdel del que había huido, pero, para entonces, de algún modo había perdido toda capacidad de pensar y actuar por sí misma. Tenía sueños extraños y vívidos, incluso a plena luz del día. A menudo no sabía cuándo estaba soñando y cuándo estaba despierta. Ahora sabe que era obra de la magia del ángel.

Pero había habido una pizca de esperanza antes del descenso al terror: Elise había descubierto que ella y Ralph no estaban solos. Había otros allí en el nuevo lugar, otros a los que el ángel había rescatado.

Otras víctimas atrapadas en la jaula del ángel.

La marca del ángel

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