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CUESTIÓN TERCERA

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[B] De por qué de los sitios el llamado consular obtuvo honor

Conversan los mismos que en cuest. II

Después de esto, recayó la investigación sobre los sitios en el banquete. Efectivamente, distintos son los sitios estimados en los distintos pueblos: para los persas, el más céntrico, sobre el que se recuesta el rey; para los griegos, a su vez, el primero 74; para los romanos, en cambio, el último del lecho central, al que denominan consular 75, y para algunos griegos de los alrededores del Ponto, como los heracleotas, al contrario, el primero del central. Sin embargo, sobre el llamado consular es sobre el que más titubeábamos, pues en nuestra época éste era el que gozaba de [C] mayor preferencia, pero ya no se conocía la razón de ella como en el caso del primero, o del central, y de lo que le es pertinente, unas características no eran propias de éste solo y otras no parecían dignas de estudio alguno. Desde luego, solamente tres de la explicaciones dichas las considerábamos de interés: la primera, porque los cónsules, cuando derribaron a los reyes y transformaron todo en algo más democrático 76, cediendo, desde el lugar central y regio se retiraron abajo, para que ni siquiera este privilegio de su mando y autoridad fuese molesto a sus acompañantes; la segunda, porque al estar reservados dos lechos a los invitados, el tercero y, especialmente, el primer sitio de éste, es del que da el banquete 77. Ya que aquí, como un [D] auriga o timonel, atiende adecuadamente a la supervisión del servicio y no se le priva de mostrar sus atenciones y conversar con los asistentes. Pues bien, de los sitios muy próximos, el que está debajo de él, es el de su mujer o el de sus hijos 78, y el que está por encima de él naturalmente se otorga al más honrado de los invitados, para que esté cerca del que da el banquete. Y la tercera, este sitio parecía tener particularmente algo adecuado para la actividad, dado que no es el cónsul entre los romanos como Arquias 79, el polemarco de los tebanos, de suerte que, si le llegaban mientras cenaba cartas o noticias dignas de [E] consideración, diciendo a voces «para mañana los problemas». hiciera caso omiso del mensaje y tomase la tericlea 80, «sino muy fogoso» 81 y circunspecto en tales oportunidades. Pues no sólo «dolores pare la noche al timonel prudente», según Esquilo 82, sino que también cualquier hora de bebida y sosiego es asunto digno de atención para un general y jefe. Pues bien, para que pueda oír, ordenar y responder por escrito lo que debe, tiene este sitio escogido, en el cual, como el segundo lecho se ajusta al tercero, el ángulo, al hacer un hueco, permite por su curvatura al [F] escriba, al servidor, al guardaespaldas y al mensajero de los del campamento, acercarse, dialogar, recibir instrucciones, sin que nadie le moleste ni ningún comensal sea molestado, y a él, a su vez, tener la mano y las palabras prestas y no impedidas.

Obras morales y de costumbres (Moralia) IV

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